Hace más de un año, cuando seguramente estaba en proceso de edición cinematográfica, comentamos en este portal –dimos la primicia- sobre ‘Coco’, el gran homenaje que en dibujos animados hizo Disney (Pixar) a nuestro país a propósito de la bella tradición del día de muertos (fieles difuntos). Comentamos los adelantos que en ese entonces se sabían de la cinta y pusimos a disposición de los lectores el link para acceder al tráiler de la película.
En ese entonces, nunca imaginamos el tremendo éxito que tendría en nuestro país esta producción del gigante californiano líder mundial en la industria del entretenimiento, rompiendo todos los récords en lo que a taquilla se refiere, las salas de cine en donde se está exhibiendo la cinta no se están dando abasto ante el flujo masivo de cine espectadores, las taquillas están agotadas, hecho que se ha combinado con los días de asueto por la celebración de los fieles difuntos en nuestro país.
No se las voy a platicar, pero lo primero que destacaría de ‘Coco’ es que es una gran producción de los Estudios Disney que no desmerece en nada el tamaño de otras grandes producciones de animación computarizada de la casa fundada por el inmenso Walt Disney. Está a la altura de la que me diga, desde ‘Toy Story’, cualquiera de la saga es comparable con esta cinta. En segundo lugar destacaría el homenaje de la industria cinematográfica norteamericana a esta tradición cultural mexicana tan nuestra, en ninguna otra parte del mundo se celebran y se recuerdan a los muertos como aquí, con todo el colorido y la parafernalia multicolor llena de imágenes, del papel picado, de los dibujos y de toda la iconografía que acompañan a este gran ritual recordatorio.
En tercer lugar pondría a las referencias a figuras icónicas del arte y la cultura como Frida Kahlo, Pedro Infante y de Jorge Negrete, a las que trata sin trivializar, sin ridiculizar, su música es un retrato a nuestras fiestas y a nuestra forma de sentir y recordar a nuestros difuntos. En cuarto lugar porque es una reinterpretación actual de un ritual muy mexicano y porque trasciende la idea de que los muertos mueren sólo cuando se les olvida, con todo y esa cosmovisión que solo los mexicanos tenemos de que los difuntos regresan al mundo de los vivos para reencontrarse con sus gustos y antojos, y algo de lo que he hablado muchas veces en este espacio, es decir, de que nuestras familias están construidas sobre la cimiente del matriarcado.
Enseguida destacaría la trascendencia que tiene en el seno familiar los mandatos de nuestros abuelos, padres y tíos, y ese respeto que se les guarda como figuras morales y guías de sus descendientes. El peso que tienen nuestros ancestros en el seno de nuestras casas es algo definitivo, siempre estamos reviviendo dichos y modos de nuestros padres y abuelos. Esa es una herencia invaluable, que aquilatamos y llevamos grabada como si fuera un tatuaje en la memoria, en el alma y en el corazón, y yo diría que en la razón misma porque los recuerdos de nuestros seres queridos también son parte de la razón de nuestro ser consciente.
Finalmente, ‘Coco’ recupera para la emoción de todos y todas esas historias tan típicas en nuestras familias de la bondad que había en los abuelos y abuelas y de su gran sabiduría producto de los años vividos y exalta el diálogo siempre deseable entre los infantes y los mayores. Yo mismo empiezo a vivir esa historia al haberme convertido muy recientemente en abuelo de una adorable e inteligente nieta, para la que aspiro ser un gran apoyo, un consejero fiel, pero sobre todo su mejor amigo.
Para terminar diría que nuestros vecinos han caído rendidos y subyugados ante el hermoso colorido de las flores de cempasúchil, del ‘moco de pavo’, de nuestro papel picado, de nuestras calaveras y de toda esa enorme riqueza cultural mexicana, única en el universo.
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@marcogonzalezga