Las elecciones llegaron para quedarse en México, afirmó el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, al enfatizar que la democracia no se agotará ni terminará el 1 de julio de 2018.
“Hoy existen condiciones para que el voto cuente”, aseguró en el marco de la conferencia magistral “Cien Años de Reformismo Electoral en México: 1918-2018”, impartida por Soledad Loaeza, catedrática de El Colegio de México.
Dicha afirmación se sustenta en los resultados que la historia electoral reciente deja sobre la mesa y mencionó que estos últimos tres años es el periodo de toda la historia política del país, desde que hay elecciones, en donde ha habido más alternancia en el poder y todos los partidos importantes se han beneficiado.
“Las elecciones son un mecanismo de redistribución de poder político y si el voto no contara esa redistribución no podría ocurrir”, remarcó Córdova Vianello.
La lucha por el poder se definirá en las elecciones del 1 de julio próximo, pero en realidad esas elecciones hay que verlas más cómo un espacio de redistribución del poder político, expresó.
“Quien gane las elecciones no gana todo, quien pierda las elecciones no pierde todo, y además ni lo gana ni lo pierde de una vez y para siempre”, mencionó al comentar que la cantidad de cargos que se renovarán, más de tres mil 400, es algo nunca visto en una.
Recordó que la Presidencia de la República que se elegirá será la más breve, de cinco años 10 meses y no un sexenio, en virtud de la reforma de 2014.
En ese sentido, dijo que reivindicar la vía electoral en los tiempos que corren es importante y recordó que en 1988 un solo partido podía cambiar a voluntad absolutamente todo.
Subrayó que la transición electoral ha implicado “una pacificación de la contienda política”, porque hace 40 o 50 años no todos podrían participar, sólo algunos lo hacían y quienes lo hacían eran “tratados no con mecanismos democráticos, sino con los mecanismos propios de los sistemas autoritarios”.
También, consideró que la centralidad que ha tenido la vida electoral ha provocado una sobrerregulación, y hacer del INE un Instituto único en el mundo.
“Cumplimos funciones que difícilmente encontramos, todas juntas, en un órgano electoral, no hay en el mundo un órgano que es responsable de construir el padrón electoral, de monitorear a todos los medios de radio y televisión, de vigilar el cumplimiento de los concesionarios de radio y televisión en esta materia”, enfatizó.
Asimismo, de fiscalizar a los partidos políticos a niveles federal y local y además de hacer elecciones y conducir la educación cívica, indicó en las instalaciones del INE.
Consideró que el resultado de reforma tras reforma es una sobrecarga de atribuciones, que en términos generales “han sido cumplidas por la autoridad electoral, pero que sin lugar a dudas, lejos de generar una necesaria o en automático una fortaleza del órgano electoral” vuelve a la institución vulnerable.
En su oportunidad, Soledad Loaeza señaló que el INE es una institución que es uno de los productos más acabados del reformismo electoral y de las batallas más recientes de la democracia mexicana.
“Es más antigua entre nosotros la voluntad de vivir en democracia en un régimen de ciudadanos en el que gobierna la libertad de elegir a nuestros representantes y ellos tendrían que ser responsables ante nosotros de sus decisiones y rendir cuentas de sus acciones”, enfatizó.
La historia del voto, de la democracia y las reformas electorales en México debería incluir la historia del fraude electoral, que “nos persigue como una fatalidad”, opinó la académica.
Nuestra experiencia electoral es larga y continúa y recordó que en 2018 se cumplen cien años de leyes y reformas electorales del largo proceso llamado posrevolución.
“Un ciclo que se distingue en primer lugar por la continuidad electoral, pues en cien años no se suspendió una sola elección a nivel federal y solo por excepción, si es que acaso, alguna en ámbito estatal y municipal».
En total, mencionó, «en esos años hubo siete leyes electorales que en su mayoría fueron reformadas cada una al menos dos veces”.
De acuerdo con Soledad Loaeza, el hecho de que en México la transición haya ocurrido por la vía electoral “no es no hecho menor”, pues dada la historia podría haberse pensado que la vía sería sindical la que hubiera desencadenado el proceso de cambio.
Sin embargo y a pesar de “nuestra negra historia electoral va a ser por la vía electoral que vamos a cambiar”.