*Ya lo dicen los célebres, bellísimos versos de Macbeth: “La vida es una sombra que pasa, un mal actor que se agita y pavonea en sus minutos sobre el escenario y que luego desaparece; es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que nada significa”. Camelot.
HACE UN AÑO EN WASHINGTON
Hace un año fui a Washington. A la elección de Hillary y Trump. Remoro ese día de la elección.
“De Ciudad de México a Washington. Descendemos en el aeropuerto Dulles. Cuatro horas después tocamos pista. Comenta alguien que todos los vuelos a Washington vienen llenos. La elección lo es todo. La capital está de buen tiempo, 18 grados, no hará frio hasta por la noche. Pasamos Migración, lo de siempre, cuántos días vienes, cuánto billete traes, a qué hotel vas. Pues llegamos al Omni Shoreman, del 2500 de Calvert Strett, un hotel bueno y de buen precio, de los 40s pero muy remodelado, presumen que aquí se hospedaron desde Sinatra hasta los Reyes de algunos países, incluido el Sha de Irán, lo demuestran con fotografías, en una un rey y el presidente Johnson. El taxista nos trajo como Hamilton en el Gran Premio de México, echo la mocha, está retirado del centro, unos 40 kilómetros, mediante unos 80 dólares llegamos al hotel. A hospedarnos y a caminar. Al poco rato partimos a Georgetown a cenar en un bar donde en 1994 aquí estuvimos, cuando México jugó contra Irlanda en el Mundial y Luis García los traía en aprietos, la Taberna de Billy Martin, un pub irlandés, especialistas en carnes y cangrejos y langostas. Y cervezas irlandesas, encontramos a una bella hostes, era del DF y tenía 16 años viviendo aquí y laborando a todo pulmón. Una carne prime rib y un plato del día de mariscos y unas chelas y a pagar la cuenta y caminar hacia esa afamada Maine de Georgetown, un barrio del Distrito de Columbia, pegado al rio Potomac, fundado en 1751, que tiene una afamada Universidad y aquí mismo, cuando el presidente JFK fue abatido, Jackie Kennedy se fue a vivir cuando le dejó la Casa Blanca a un vaquero peor que Fox, LBJ. Georgetown fue fundada antes que la ciudad de Washington y la caminé ya noche, con un frio que pegaba de seco en el rostro. Era domingo y había movimiento, bellos locales con diseños arquitectónicos únicos, había un concierto de jazz y blues en un sitio y la cola de la gente presagiaba que era bueno, pura gente de color. La calle M y la avenida Wisconsin, las dos principales, lucían con paseantes y compradores, aun para ser domingo y en la noche.
DIA ANTES DE ELECCION
Es lunes, un día antes del Supermartes de elección. Víspera del proceso que tiene cautivado y asombrado al mundo. Muchos corresponsales extranjeros. Por doquier se les ve. Escribo esta cuando faltan 18 horas para la elección. Es un día de otoño con viento fresco. Por doquier anduvimos, hoy tocó al Mall National, donde se une el Capitolio, el Monumento a Jefferson y El Obelisco, Monumento a Washington. Y remata en el Monumento a Lincoln, un viaje que tenía pendiente a ese sitio donde las cuatro veces que he venido, no llegaba. Impresionante el Monumento. El presidente sentado, con sus largas manos de leñador ve hacia al frente, sabedor de que dio su vida para que este país no se dividiera y hoy son lo que son, el Imperio más grande del mundo que haya conocido el ser humano, superior al de Roma. Y al Imperio japonés, muestra al presidente de forma pensativa, mirando al este hacia la Piscina Reflectante y al Monumento a Washington. Una de sus manos está cerrada, mientras que la otra está abierta. Debajo de ellas, las fasces romanas, símbolos de la autoridad de la República, están esculpidas en el relieve del asiento. La estatua se levanta a 6 metros de altura y tiene 6 metros de anchura. Fue moldeada por los hermanos Piccirilli de Nueva York en su estudio del Bronx a partir de 28 bloques de mármol. Llegan miles al Monumento. Allí dentro están dos discursos señeros de Lincoln, y aquí mismo Martin Luther King soltó lo de: ‘Yo tuve un sueño”.
AL CAPITOLIO
Brincamos al Capitolio y llegamos a la Casa Blanca. Que la han cerrado por completo y solo de a lejitos se logra ver. Vigilancia extrema del Servicio Secreto. Hay que rodearla para tomarse las fotos por los dos lados, sus dos frontispicios, donde se avizora el Salón Oval y la parte principal. Allí mismo brincamos al hotel Hay-Adams, donde los corresponsales del mundo alquilan la azotea, porque de allí se ve la Casa Blanca en toda su dimensión. Allí quedamos con el abogado Jorge Reyes Peralta y su señora esposa, de ir a cenar. Nos llevó como buen guía Washingtoniano a uno extraordinario, La Taberna del Alabardero, en el 1776 de Eye Street. Hicimos un enlace desde La Casa Blanca, a Crónica y XEJF Radio Max, como si fuéramos Loret o Joaquín.
LA DERROTA (DIA D)
Por la mañana una tour por los sitios donde se votaba. Cuando a las 8 de la noche, hora que habían cerrado casillas en el Distrito de Columbia, donde escribo estas líneas desde el hotel Omni, pegado a las teles, CNN y Univisión, que siguieron minuto a minuto los resultados que eran sorpresivos. Trump vencía voto por voto, casilla por casilla a quien era la gran favorita, y a esa hora comenzaron las bolsas del mundo a derrumbarse, las que ya estaban abiertas, y a nosotros el peso comenzaba a pujar. Fue una Noche terrible, fea, todos los latinos hablan de su miedo, del Muro fronterizo que este hombre quiere hacer, deportar a la gente y revisar el Tratado de Libre Comercio, aunque Peña lo haya apapachado, viene a darle una zurra. Al estar cerca de la Casa Blanca, pretendía ir por la noche a la celebración, pero imposible, el ánimo se fue al suelo. Hay protestas por doquier. Ganó y ganó. Y hay varias hipótesis, los expertos de los paneles televisivos decían que el gandalla del FBI la había hecho bajar puntos, cuando hace días dijo que aún la investigaban (Tiempo después se supo de la conjura Rusa). Van Jons, comentarista de CNN envió un mensaje que se volvió viral, tras saber que ganaba Trump. Lo tituló; “¿Ahora cómo le explico esto a mis hijos?”. Eso mismo nos dijo un taxista musulmán, al otro día en que tomamos taxi rumbo a la terminal de Unión Station para ir a Filadelfia y Nueva York, que un hijo suyo en la escuela le hacían bully y se burlaban diciéndole que, llegando Trump, se largaban del país”.
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