Tengo muchos amigos, algunos con los que compartí aulas en la primaria, otros simplemente con los que compartí inter generacionalmente escuela en esa primera etapa de nuestra vida educativa, con los que he platicado aunque sea brevemente sobre el fallido proceso independentista catalán, sin dejar de preguntarnos sobre cuál hubiera sido la actitud de nuestros maestros republicanos. Lo anterior, ya lo he platicado aquí en este espacio, como se sabe, la escuela en donde cursamos la educación primaria fue un plantel educativo que el exilio español fundó en el año de 1940 en mi ciudad natal.

Tres profesores que fueron piezas fundamentales de esa pequeña camada de educadores republicanos que se afincaron en Córdoba para fundar el Grupo Escolar Cervantes –así se llamaba el colegio- cuando fueron obligados al destierro por Franco, tres de ellos, repito, nacieron en Cataluña. Luisa (Lluísa), la mayor, que nació a finales del siglo XIX (30/03/1897) en Barcelona, de ahí siguió Antonio (Antoni), que nació también en Barcelona (18/12/1901) y José (Josep) al que le tocó nacer por motivos de trabajo de su padre en Gerona (Girona) un 11 de diciembre de 1907. Los tres, por investigaciones que he realizado, fueron maestros orgullosos de su estirpe catalana, es decir, eran catalanistas y republicanos forjados como educadores a la luz de una educación Normal cimentada sobre las bases reformistas de la educación democrática y popular impulsada durante la Segunda República Española.

La verdad es que sería muy aventurado lanzar una hipótesis de trabajo acerca de lo que los profesores Bargés hubieran pensado si vivieran del fallido proceso independentista catalán, porque si bien los tres eran unos catalanistas de cepa, al menos y hasta donde yo recuerdo, nunca renegaron de España, siempre se ostentaron como españoles, de hecho José, el único que formó familia en México, hubo un tiempo en el que perteneció al Casino Español de Córdoba, que era y es el centro social de reunión de las familias de origen hispano en mi tierra. Debo decir que nunca dejaron de hablar catalán entre ellos, sin embargo he revisado laguna correspondencia del maestro Antonio y ésta en su mayoría fue escrita en castellano, por supuesto que también me he encontrado con algunas cartas escritas íntegramente en idioma catalán.
Total, que ahí quedará la incógnita para la posteridad, tal vez el hijo del maestro Pepe, Juan Antonio, pudiera tener una idea más a fondo de cómo pudieron haber actuado su padre y tíos ante este acontecimiento. Pero bueno, lo verdaderamente importante aquí es ver en qué desembocó este largo proceso al que algunos estudiosos han calificado como una aventura y otros como una quimera. Debo decir que en lo personal siempre vi con mucho recelo esta intentona del presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, de fracturar a España por la vía de una declaratoria unilateral de independencia. Esto porque aparte de no estar considerada esta vía como una opción constitucional para que Cataluña fuera declarada unilateralmente como una república independiente de España, su “legitimización” la iban a lograr los independentistas mediante un referéndum para consultar al pueblo catalán sobre si otorgaba el aval a la secesión.

La consulta planteaba desde ya un problema deslegitimador, porque teniendo Cataluña poco más de 7 millones de habitantes, la gran pregunta era cuál era la cifra de sufragantes necesaria para declarar válido el referéndum: ¿La mitad más uno? ¿Una mayoría calificada? ¿Una votación unánime? Siempre en procedimientos así que se pretende sean vinculantes, lo que tampoco está permitido por el Marco Constitucional español, siempre va a haber los que estén a favor en contra, procesos así no hacen más que fracturar el tejido social y debilitar la convivencia entre iguales, es decir, provocan polarización.

Los independentistas argumentaban un sinfín de agravios, desde que “España” les robaba a los catalanes, que los humillaba, que los trataba mal, que sin España ellos se iban a convertir en un país rico porque actualmente sufragan el costo de otras autonomías y regiones más pobres de España, y por supuesto también alegaron los supuestos agravios históricos que viene acarreando, según ellos, una relación tortuosa desde cuando menos el siglo XVIII, pero la verdad es que por encima de todo esto, real o supuesto, se encuentra un nacionalismo exacerbado de una parte de la población catalana que empezaban a ver por encima del hombro y hasta con desprecio al resto de los españoles, y que jugaron impunemente con las emociones de muchos catalanes induciéndolos a tomar actitudes revanchistas.

El intento separatista no fraguó y hoy están al borde de la cárcel muchos de los responsables de alentar la sedición y el rompimiento con el resto de España. Sé que esto no le va a gustar a muchos, pero separar a Cataluña de España no tiene ninguna viabilidad legal a menos de que los catalanes nacionalistas se hagan del control mayoritario de los poderes legislativos españoles, para que de esa forma puedan impulsar reformas al marco legal que hagan viable la posibilidad del separatismo que tanto anhelan unos cuantos catalanes.

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@marcogonzalezga