No me gusta ocuparme con frecuencia del tabasqueño, porque hay mucha gente, fans digamos, incluidos algunos muy estimados amigos, que inmediatamente lo acusan a uno de parcial e inequitativo. ¿Por qué no criticas por igual a Enrique Peña Nieto, o al presidente del PRI, o a la mafia del poder en su conjunto? ¡Híjoles, híjoles, hiiíjoles! Quienes han seguido mis escritos, se habrán dado cuenta que soy poco afecto a hablar de los políticos y sí, por el contrario, me gusta contar historias, hechos y circunstancias.

Y si me ocupo de vez en cuando de Andrés Manuel, cosa que estoy consciente que hiere susceptibilidades, es porque el tabasqueño, en su cerrazón no se ha dado cuenta que muchos posibles o virtuales triunfos, teniéndolos a tiro de pichón, se le han escurrido de entre los dedos precisamente por esa actitud terca y carente de tantita, nada más tantita humildad. Miren el último caso, por ejemplo, el del estado de México, en donde el dedo de Andrés se inclinó por la maestra Delfina Gómez Álvarez, una mujer buena a simple vista, pero con una trayectoria turbia, metida en negocios de descuentos ilegales a los empleados municipales del ayuntamiento cuando fue alcaldesa de Texcoco, dinero que iba a parar a una cuenta particular de un hermano del cacique Higinio Martínez, para fines poco claros.

Pero no nada más eso, gracias a su cerrazón y a su negativa a coaligarse estratégicamente con el PRD, partido e integrantes a los que no se ha cansado de humillar y censurándolos por, según él, formar parte de lo que identifica como la “mafia del poder”, bueno pues gracias a eso perdió Morena en el estado de México, porque no obstante ese maltrato grosero y humillante de Andrés al perredismo en su conjunto, hubo algunos miembros de ese partido, incluida la presidenta Alejandra Barrales, que le abrieron la puerta a una posible coalición con los morenos para que fueran juntos por el gobierno del estado, hasta que los del sol azteca no aguantaron más humillaciones y lanzaron un candidato por su propia cuenta.

En cambio Andrés Manuel sí convino la alianza con el PT, la cacareó como si fuera la gran cosa, cuando en los hechos esa coalición poco le aportó a la candidatura de Delfina. Esto era muy previsible porque normalmente la suma de cero siempre da cero. Y ahora los morenos con Andrés Manuel como virtual candidato van en pos de la presidencia de la República, y nuevamente lo harán en compañía del PT, partido que siendo honestos poco le va a aportar a la coalición, sobre todo porque está muy desprestigiado a raíz de recientes escándalos en los que se ha visto metida la esposa del sempiterno líder, en donde andan bailando por manejos turbios algunos cientos de millones de pesos. O sea, de todos modos Juan te llamas.

Y la última adquisición de Andrés Manuel no deja lugar a dudas acerca de su persistencia a ir por ahí recogiendo a cuanta basura se le atraviesa en el camino. La última incorporación de AMLO es de antología, equivale a algo así como haber perdido la razón. En el estado de Guerrero sumó a la causa morenista a un tipo de bajísima estopa como lo es Félix Salgado Macedonio, el ex alcalde perredista de Acapulco, controvertido, borrachín, tipo corriente que desprestigia a la política, que resta más que sumar. Inexplicable, cosa que no hace más que confirmar que Andrés Manuel es lo contrario de una visión de vanguardia de la política. Penosamente, su posición refleja pre modernismo, aldeanismo puro y una posición poco seria y caprichosa de la cosa pública.

Andrés da como un hecho y como una cuestión de meses para que se dé su arribo a Los Pinos. Yo no estaría tan confiado. Creo que a pesar de los estudios de opinión que lo sitúan adelante en los sondeos, lo más seguro es que no hay nada para nadie, lo único seguro, además de la muerte, es que no hay nada seguro.

Serenidad y paciencia recomiendan los que saben.

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@marcogonzalezga