Martín Caparrós
Anagrama
Barcelona, 2016
pp. 365
Es una novela sobre la vida del poeta argentino José Esteban Echeverría (Buenos Aires, 1805 – Montevideo, 1851) figura fundamental del romanticismo argentino. El autor dice, en entrevista a La Nación, que “Echeverría encabezó un grupo de jóvenes más o menos ilustrados de Buenos Aires, que era entonces una aldea, cuya idea era armar una identidad cultural distinta. Identidad cultural que el país no tenía y que necesitaba. En la pelea sobre cómo se constituía la identidad, eso que ahora llamaríamos el relato, Echeverría pertenecía a una de las facciones en las que estaban también Alberdi, Juan María Gutiérrez, intentaba estar Sarmiento, y también Mitre, que era muy joven. Eran claramente anti-rosistas, es decir, iban contra la política hegemónica, que era la que escribía el relato en ese momento. Y les fue mal. Echeverría se constituyó como el gran poeta del Plata en esos años treinta. Escribió los primeros libros que escribió un argentino. Inventó, porque tenía esa ambición ridícula, la “literatura nacional”. El matadero funda esa literatura sin querer, porque él no quiso publicarlo. Éstas son las ironías de los escritores que escriben y no saben bien qué es lo que escriben. Pero sí, tuvo la mala suerte de morir antes de Caseros y quedarse sin ver como sus amigos se quedaban con la patria”.
Echeverría es hijo de padre español y madre criolla. A temprana edad queda huérfano de padre. Hasta 1823, tiene 18 años, asiste a la escuela que abandona, para dedicarse a trabajar en una empresa comercial. Entre 1826 y 1830 es becado por el gobierno de Rivadavia para formarse en París. Ahí tiene oportunidad de ver otra realidad y de ponerse en contacto con el movimiento romántico francés, que a principios del siglo XIX llegaba de Alemania. Las características de esta corriente: la exaltación de lo local, el estudio de la historia nacional y la búsqueda de un lenguaje propio. A Echeverría estas ideas lo influyen de manera decisiva.
A su regreso a Buenos Aires, gobierna Juan Manuel de Rosas. En 1832 publica de manera anónima Elvira o la novia del Plata, que algunos críticos consideran la primera obra romántica en la América de habla castellana y una de las primeras de la lengua. En 1834 da a conocer Los consuelos y en 1837, Rimas. Cantos de La cautiva, poema épico incluido en este último libro, fueron leídos en el Salón Literario dirigido por Marcos Sastre (1809-1887) que se organizan en la Librería Argentina, de su propiedad. Echeverría, convoca en este espacio reuniones para exponer y discutir temas políticos y literarios. Los más destacados miembros de este salón fueron Echeverría y Sastre junto con Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez.
El gobierno suspende el salón por considerarlo subversivo, pero algunos de sus integrantes se siguen reuniendo en la clandestinidad. En junio de 1838, en ese marco, se funda la Asociación de Mayo y Echeverría redacta las Palabras simbólicas, que son conocidas como el Credo de la Joven Argentina. Son quince enunciados que resumen el espíritu de la generación del poeta. En 1839 se endurece la represión del gobierno lo que obliga a los miembros del grupo a salir al exilio. Gutiérrez y Alberdi marchan a Montevideo, y Echeverría primero a Colonia y después a Montevideo, donde muere años más tarde.
El matadero lo escribe entre 1838 y 1840, pero permanece inédito hasta 1871, cuando Gutiérrez lo publica en La Revista del Río de la Plata. Es una obra que anticipa modos y formas que luego van a ser empleados por el realismo y el naturalismo europeos. En 1846, publica en Montevideo el Dogma socialista. Echeverría muere en la miseria y solo. Ya no ve la caída de Rosas en la batalla de Caseros. Los especialistas consideran que la obra del poeta resulta más relevante desde el punto de vista político que del literario, pero nadie niega su valor en la constitución de la literatura argentina.
De Echeverría, dice el autor, “es una novela basada en el poco material que encontré, y trato ser fiel a la esencia de los personajes”. En ella, a partir de Echeverría, se adentra también en la vida de los integrantes de la Generación del 1837 y en la argentina de esos años. Es una novela épica sobre una de las figuras más significativas de la historia y la literatura argentina. Para el autor, Echeverría es el primer antiperonista de la historia. Y asegura que “cuando uno lee lo que pasaba en la Argentina en esos años, como intenté hacerlo en esta novela, una de las cosas que más impresionan es volver a creer que la Argentina es un país-calesita: damos vueltas, a veces nos sacamos la sortija, pero seguimos en el mismo lugar.”
El estilo de la escritura de Caparrós es original y se caracteriza por una sintaxis única y una prosa precisa y elegante. Esos atributos están muy presentes en esta novela. Yo no conocía a Echeverría y la importancia que tuvo en el arranque de la Argentina independiente. La historia que nos ofrece Caparrós es interesante y al mismo tiempo dolorosa y trágica. Es la vida de un hombre peculiar y también la de una nación que vive sus primeros años.
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Martín Antonio Caparrós (Buenos Aires, 1957). Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires y en 1973 inicia su carrera periodística en la sección de policía en el diario Noticias, que dirigía Miguel Bonasso. Un año después es clausurado. Colabora, entonces, con la revista Goles. En 1975 abandona el país y se exilia en Europa; primero en París, donde se licenció en historia por la Universidad de París y más tarde se traslada a Madrid, donde vivió hasta 1983. Aquí colabora con El País y algunos medios franceses.
Cuando regresa la democracia a Argentina, retorna a Buenos Aires e ingresa a trabajar en la sección cultural del diario Tiempo Argentino. En 1984 comienza a colaborar en la Radio Belgrano, donde fue conductor, junto con Jorge Dorio, del exitoso Sueños de una noche de Belgrano. En 1985 y 1986 vuelve a España como corresponsal de esa radio. En 1987, de regreso a Argentina, trabaja como editor de la revista El Porteño. En ese mismo año participa en la creación de Página/12 y al año siguiente, junto con Dorio, trabaja en el programa de televisión El monitor argentino y funda la revista Babel. A partir de 1991, comienza a publicar sus relatos de viajes en la revista mensual Página/30, de la que sería jefe de redacción, bajo el título Crónicas de fin de siglo, que obtienen el Premio de Periodismo Rey de España. Por ese entonces, también dirige la revista Cuisine & Vins.
Sus novelas: Ansay o los infortunios de la gloria (1984); No velas a tus muertos (1986); El tercer cuerpo (1990); La noche anterior (1990); La Historia (1999); Un día en la vida de Dios (2001); Valfierno (2004, premio Planeta Argentina); A quien corresponda, (2008); Los Living, (2011, Premio Herralde); Comí, (2013) y Echeverría, (2016). Ha escrito crónicas de viaje, ensayos, libros de historia y traducido a Voltaire y a Shakespeare. Por su obra ha recibido premios en Argentina, España, Italia y Estados Unidos.
@RubenAguilar