*Muchos son los llamados. Pocos los elegidos. Camelot.

EL DESTAPE

(O LO QUE ES LO MISMO. NO TE MUEVAS MEADE, QUE TE VOY A RETRATAR)

A José Antonio Meade Kuribreña (27 de febrero de 1969, 48 años, Ciudad de México) le picaron las abejas pero se comió el panal, como aquel Balajú se fue a la guerra y no me quiso llevar. La tarde-noche del domingo, después de bostezar y ver aburrido al América y Cruz Azul, que nada podrá hacer contra los dos equipos norteños, comenzó a circular la noticia de que Peña Nieto destapaba a su candidato consentido.

Los deslindes comenzaban. En el war room de Osorio Chong, rendían la plaza. Sus colaboradores, aseguraban los tuiters, habían recibido la noticia de que el chinito no iba.

Pensó aquello que señaló Carpócrates, cuando lo vencieron: “Dejaron hecho esto un desierto y le llamaron paz”. Hombre disciplinado, sabedor de que la baraja está en manos del presidente y es el único que reparte las cartas, se disciplinó. Como aquella destrucción de Cártago, en el año 146 antes de Cristo, los soldados romanos labraron la tierra con sal para que jamás volviese a florecer vida en aquella ciudad del norte de África.

Así le habrán hecho los de Hacienda a Gobernación. No te me muevas, Osorio.

Quizá el presidente, cuando le llamó, para, con cortesía anunciarle que no iba, le dijo aquellas palabras celebres: “Paciencia, prudencia, verbal contingencia”.

LO DE VERACRUZ

Volteábamos a Veracruz. López Dóriga anunciaba la reunión dominical en Los Pinos, Meade y José Antonio González Anaya, producto orgullosamente veracruzano, iba a cubrir la vacante de Hacienda, y cuyo sueño, dijo un día, era ser secretario de Finanzas de su amigo Pepe Yunes Zorrilla, cuando fuera gobernador, o alcalde de su pueblo, Coatzacoalcos, donde a diario suenan los cañonazos. Ya le vino un primer sueño. Cuidador del dinero del país, de la Hacienda de todos. Y el Cura de Perote por la mañana de hoy, tañó las campanas porque el hijo pródigo de ese pueblo, Pepe Yunes Zorrilla, se convertiría de la mano de su amigo y compañero, Meade, en el candidato de Veracruz que peleará otra guerra de Kramer vs Kramer, o sea, Yunes contra Yunes. Y el que se le ocurra al Peje.

Los tuiteros le daban rienda suelta a sus pasiones, algunos decían que para qué tanto alboroto, si quedaría en tercer lugar. Otro, no me interrumpan que estoy viendo el Miss Universo, y tengo las manos ocupadas. De todo, como en botica.

Quien esto escribe, tuiteó: “Pepe mid y Pepe yu”.

El screwball que tiró Luis Videgaray, como los tiraba el gordo de Etchohuaquila, Fernando Valenzuela, en los legendarios Dodgers, quedó en el anecdotario. O fue consensado o se les chisporroteó, como dice Chespirito.

10.00 AM PEGADO AL TELEVISOR.

Alas 11:08 el presidente Peña apareció. En ForoTV anunció los cambios, la crónica de unos relevos muy anunciados. Sin novedad. José Antonio Meade (Mid) a la campaña. El otro Pepe, José Antonio González Anaya, a Hacienda. Y un tal Carlos Treviño a perseguir a los huachicoleros, en PEMEX. Era la crónica de esa mañana, cuando desde una noche antes la chimenea del Vaticano llamada Los Pinos, sacó humo blanco, similar a la Capilla Sixtina donde, a diferencia de aquí, que es decisión de un solo hombre, en las santas paredes los Cardenales, que no son de Cincinnati, son del Papa, grillan y grillan y no dejan de grillar, como los peces en el rio, que beben y beben y no dejan de beber, hasta sacar la mayoría para elegir Papa, hasta que la muerte o la abdicación se lo lleve y venga el que sigue. Así lo han hecho por dos mil años sin problemas, bueno, solo una vez se atoraron, en el Concilio de Viterbo, siglo XIII, no se ponían de acuerdo y la población, ya enojada, les tapió la casa donde estaban reunidos, hasta que se pusieran de acuerdo, palmaron tres papas y 34 días después, hambrientos, flacos, ojerosos, cansados y sin ilusiones, sacaron al elegido, como Meade con Peña.

AQUEL DESTAPE

Ahora el presidente no necesitó de los tres sectores del PRI, el popular, obreros y campesinos: (CTM, CNC-CNOP). Se fue solo por la banda. Fijó su hoja de ruta y no necesitó de otras alas, como aquella anécdota cuando Carlos Salinas de Gortari llamó a los sectores y les destapó -pidiéndoles antes el EMP dejaran sus teléfonos a la entrada-, a Luis Donaldo Colosio. El viejo socarrón, Fidel Velázquez, le dijo con singular alegría: “Nos leyó usted el pensamiento, presidente”.

Y se fueron a cantar loas al ungido.

LOS PRINCIPES YA NO SE CASAN CON PRINCESAS

Si alguno de ustedes ha visto en Netflix la serie Suits, han de reconocer a una abogada guapa, sensual, correteable y encamable, que encarna a la muchacha de la serie. Pues ella, que se llama Meghan Markle, 36 años, divorciada y mestiza, le ha robado el corazón al desmadroso Príncipe Enrique, de Inglaterra, el mismo que se ha disfrazado de Nazi y cada que agarra por su cuenta las parrandas, como la Paloma Negra, a la gente le encanta que se quite lo engominado de esa Monarquía británica. La madre, Lady Di, asegura el diario El País de España, estaría orgullosa de ese hijo. Este muchacho no va a reinar nunca, tiene arriba de la sucesión al hermano y al padre (67 años), el golfo viudo de Diana de Inglaterra, la Princesa del Pueblo, como la llamó Tony Blair en momentos de su tragedia, y, además, la anciana que gobierna, Isabel II (91 años), se ve que no colgará los tenis nunca, o sea, le falta el padre y el hermano, por eso mejor optó por casarse con una civil californiana porque, cuando el amor llega así, de esa manera, uno no tiene la culpa. Tan, tan.

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