“El ser humano no tiene mayor enemigo que él mismo”. Camelot

RAFAEL GIL (FUNDACION CADA NIÑO UNA SONRISA)

Los Niños de Casa Hogar La Concordia de Orizaba, 16 de ellos que cursan la mayoría primaria y algunos van a secundaria, reciben el mes decembrino con júbilo, apegados a la religión, con sus rezos cada que prueban alimentos, y con las idas a misa como Dios manda, todos los domingos. Han llegado apoyos de empresas, como Grupo Modelo, que los ayudó a pintar una barda donde aportaron pintura y mano de obra con voluntarios, y luego llegó atrás Pepsico, les dotó de cosas para el aseo y alimentos. Pero hay una gente que se ha sumado a ellos en forma generosa, el veracruzano Rafael Gil, de la Fundación Cada Niño una Sonrisa, que en cuanto puede aporta una lana para lo que haga falta. Pues les cuento que con el dinero que envió Rafa hace unos días, se les mandaron a hacer dos buenas porterías, ya de fierro, las otras se rompieron, y con ese mismo dinero el sábado estrenarán zapatos tenis todos ellos, igual el apoyo de Pepe Aranda, hotelero y orizabeño-madrileño, con quien paseábamos por las noches en Madrid, pedazo de la España en que NO nací, y juntos con mi nieto Chicharito, y con su hermana y sobrina, que fueron excelentes anfitriones en esa Madrid, nos fuimos al Santiago Bernabéu a ver al Real Madrid. Pues Pepe también aportó otro dinero y así completamos los pagos de porterías y 16 pares de tenis. Se les agradece a ambos. Dios les mira y los bendice. Los Niños de Casa Hogar son niños que tienen padres y madres, algunos solo o padre o madre, por las circunstancias de la pobreza los padres no tienen como darles alimento y escuela y calzado y ropa, aquí se les da. Los vienen a ver esos padres cada domingo o cada que pueden. Cuidados bajo la mirada y atención de la presidenta, Ana Elena Cubillas, y el matrimonio que les atiende y quieren: doña Mary y Cristian. Viven felices, pero estas fechas si quieren aportar para ellos pueden hacerlo en esa Casa Hogar, frente al Parque y la Iglesia La Concordia, se llega fácil. A cualquier hora. Gracias.

UNA FOTO SUELE HABLAR

Hay fotos que a veces dicen más que mil palabras, diría un clásico. Hace unos días el góber Yunes Linares cumplió 65 años, en su Facebook subió la foto con sus dos hijos, Miguel y Fernando corriendo en el malecón veracruzano, le puse al compartirla como título los Kennedy Veracruzanos, porque no hay en la historia del país, ni en el momento, ni quizá en tiempo pasado, un papá que sea gobernador y dos hijos que sean alcaldes, uno que se va y otro que entra, pero no alcaldes de cualquier pueblo o aldea, alcaldes de dos de las mejores ciudades del estado: Veracruz y Boca del Río. Trotaban como el jamaicano Usain Bolt, aunque no a la velocidad que ese hombre le metía, que parecía volar.

LA OTRA FOTO

La otra foto es de José Antonio Meade Kuribreña. Ya ven ustedes que ahora los comentarios y las alianzas se hacen en fotos. Mid se ha reunido con todos los que aspiraban y suspiraban, a quienes Peña Nieto dejó a la orilla de lago. Con Osorio Chong, con Enrique de la Madrid, con el viejito José Narro, que solo él pensaba podría ser candidato donde, no creo ganaría ni su casilla, y por último con el nene guapo que ya sabe ‘ler’, el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer (Si es Mayer es bueno), con este al parecer se irá de coordinador de la campaña, en momentos que arrecia el Caso Odebrechet y Ciro Gómez Leyva lleva tres días alborotando el panal, para que la verdad salga a la vista. En momento de ocio mío, mandé un twiter al candidato Meade. Le puse: “Candidato, yo votaría por usted si me garantiza que ninguno de los de Capufe repetirán en el cargo, incluido el compadre del presidente Peña, tienen las autopistas de la refregada, la de Veracruz-Córdoba, venga y recórrala”. Fin del twiter.

Y lo sigo insistiendo porque ayer mismo, en el descenso de la autopista Puebla-Orizaba, en la madrugada, cuando la neblina no deja ver nada, un tráiler sin frenos embistió a seis automóviles y le causó la muerte a un conductor. Es una criminalidad de Capufe y del secretario del socavón, que permite que tráileres doble caja y viejos y sin frenos transiten con peligro por las carreteras de la muerte. Si hubiera justicia, Gerardo Ruiz Esparza debía ser enjuiciado. Hasta el cansancio peleo de que, al bajar en estos meses fríos de neblina, no se ve más allá de las narices, pues están sin luces reflejantes al piso, hay un video que me hicieron llegar donde por alcance los conductores bajan de sus vehículos y auto tras auto que llega se impactan con los ya impactados. Ojalá José Antonio Mead, cuando venga en campaña por esta zona, lo haga por esa autopista y, además, que él maneje como se ve en la foto como chófer de Uber, cuando acompaña a Aurelio Nuño Mayer, pero que esta vez se traiga de copiloto al inútil Gerardo Ruiz Esparza. Son crímenes eso, no son accidentes. ¿Y las cámaras empresariales? Bien, y a gusto.

LOS 50 AÑOS DE LA SEÑORA ROBINSON

Leo en los diarios y portales que El Graduado, la excelente cinta donde Dustin Hoffman es intentado seducirle la afamada Señora Robinson (Anne Bancroft) cumple 50 años y eso hace ver que uno se hace más viejo. Esa cinta solo ganó un Oscar, como mejor director (Mike Nichols), pero ha quedado en los films hollywoodenses como una de las grandes, que siguen viéndose en las filmotecas y en el Netflix, que como Liverpool, es parte de mi vida. En 1967 metió a la taquilla 100 millones de dólares, que era una buena lana. La frase del jovencito Dustin fue genial: “Señora Robinson ¡Usted está tratando de seducirme! ¿No es verdad?”. Tuvo, además, de complemento dos grandes temas, aquella que se convirtió en inmortal, Los sonidos del silencio, de Simón y Garfunkel, un clásico de esa cinta: “En sueños caminaba yo / entre la niebla y la ciudad / por calles frías desoladas / cuando una luz blanca y helada / hirió mis ojos / y también hirió la oscuridad. La vi brillar / la veo en el silencio / en la desnuda luz miré / vi mil personas tal vez mas / gente que hablaba sin poder hablar / gente que oía sin poder oír / y un sonido que los envolvía sin piedad / lo puedo oír”. Fin de la historia.

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