Sin ser necesariamente prosélito del Frente Amplio Opositor –también se adjetiva como Ciudadano-, debo confesar que, como simple observador del fenómeno político, el ‘experimento’ de juntar el agua (PAN) con el aceite (PRD), y de paso asimilar a un partido político (Movimiento Ciudadano) que no es ni lo uno ni lo otro –sino todo lo contrario-, llamaba poderosamente mi atención porque soy un convencido de que las fronteras político-ideológicas que antes diferenciaban radicalmente a los partidos políticos se han ido desdibujando.
Y sí, para empezar soy de los que piensan que lo que antes conocíamos como las izquierdas (ideológicamente hablando), se han ido diluyendo ante la ausencia de una filosofía estatutaria que se perdió ante la desmistificación que representó el derrumbe de la teoría marxista y del materialismo histórico y dialéctico que buscaba la sociedad sin clases. Tengo amigos muy queridos que todavía se autonombran de izquierda –yo mismo me asumo un socialdemócrata-, y ésta sola idea les parece una insolencia.
Hoy, ser de izquierda, centro o derecha se ha vuelto algo muy relativo, sin embargo no dejo de reconocer que en la derecha están latentes aún las ideas rancias del conservadurismo, de la reacción, de la falta de apertura mental, del abolengo y la tradición, de la impronta clerical y de la negación de corrientes de pensamiento que ven –vemos- como algo normal el matrimonio entre iguales y al aborto como una alternativa quirúrgica que depende de la voluntad y de la objeción de conciencia única y exclusivamente de las mujeres. Pero más allá de esas diferencias, cuando la “derecha” hace suyas reivindicaciones sociales de vanguardia, cosa que suele suceder a veces, las fronteras entre uno y otro bando se pierden.
Del otro actor de este triunvirato, Movimiento Ciudadano, al que muchos identifican simplemente como una franquicia partidista regenteada por Dante Delgado, pues poco se puede decir. Es una fuerza política que prometía en sus inicios cuando se llamó Convergencia por la Democracia, y ha tenido en ese vaivén que suelen ser los altibajos, más los segundos que los primeros. Total, que a las dos fuerzas que representan el PAN y el PRD, Dante Delgado se sumó muy convenientemente porque está visto que tiene más que ganar que perder.
Pero parece que el Frente como que entró en una especie como de impasse, que traducido al guadalupano quiere decir que como que se ‘enclochó’. No encuentran la forma de resolver sus diferencias los tres partidos. Lo lógico hubiera sido que, siendo una conformación impar, las decisiones se tomaran de acuerdo a lo que decidiera la mayoría o, en su caso, llevara mano en el reparto de candidaturas el partido de mayor peso y así sucesivamente, en un acuerdo, por supuesto, de dos caballeros con una dama.
Se han trabado en la designación del candidato a la grande. Yo tenía confianza en que iban a buscar a un auténtico ciudadano representativo de las mejores causas de los tres partidos. Pero no, parece ser que la quiere Anaya y también la desea Mancera, el problema es que el PRD quiere quedarse con la grande y también con la de la Ciudad de México, pos así va a estar difícil que se pongan de acuerdo.
Ya veremos qué pasa, por lo pronto en los de enfrente ya hubo humo blanco, necesitan estos tres apurarse.
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@marcogonzalezga