Por Ramón Durón Ruíz (†)
La Navidad es una de las festividades más importantes dentro del calendario católico, la palabra deriva del latín nativita que significa nacimiento, es la celebración del nacimiento de Jesús.
Navidad es una fecha que hace de diciembre un mes especial, época en la que la mayoría de las personas nos damos permiso para abrazarnos, sonreír y ser felices, animándonos a soñar, nos permitimos perdonar –que es la mejor manera para que nuestro espíritu levante vuelo–, olvidar los problemas y reflexionar.
Navidad es celebración, oportunidad para el encuentro reconciliado, para caminar de la mano de Dios hacia el pesebre, experimentar el bienestar generado por la paz interna, en medio de un mundo convulsionado por las guerras fratricidas y el odio.
Navidad es oportunidad para llenar el mundo de luz, dar gracias a Jesús por permitirnos celebrar con Él la navidad, al invitar a Jesús a nuestro corazón, Él quiere que hagamos de nuestra vida una eterna navidad, donde la paz, el amor, la fe, la abundancia de bienes y la convicción de un mundo en armonía, llenen nuestro espíritu no por un mes, sino por el resto de nuestros días.
Navidad es para las mujeres y hombres de buena voluntad, fecha en la que olvidándose los rencores se acrecienta el amor, donde anida la nostalgia por los seres amados que ya partieron, por aquellos que están lejos del hogar.
Navidad es época de espíritu festivo, celebramos la gran posibilidad de entrar a la historia de Dios, para construir la nuestra, según su camino, un camino entre lo sencillo, lo humilde… lo humano. Si Dios ha querido estar con nosotros, nos corresponde a nosotros querer estar con Él.
En esta Navidad vive tu vida con la plenitud del sol, conéctate con tu naturaleza interior, has que brote un nuevo nivel de conciencia, que te lleve a entender que hay un forma superior de gozar la vida, si trabajas en el dominio de tu energía y tus pensamientos.
Vivamos estos días de navidad con Jesús, que no sea un extraño invitado en nuestras reuniones, sino el verdadero protagonista de nuestras vidas.
Navidad nos recuerda que los grandes milagros de la vida son gratuitos, que lo único que falta para que vibremos en armonía con el universo y alcancemos nuestra felicidad no son las grandes sumas de dinero, ni un exagerado poder político o social, sino un espíritu que se regocije en el milagro de la paz interior. Navidad es oportunidad para dar las gracias al Señor por 365 días de bendiciones.
Gracias por todo lo recibido, por la alegría y el dolor, por la felicidad y la nostalgia, por lo que fue posible y por lo que no pudo ser, por darnos el privilegio de caminar con salud, de beber con sed, de comer con hambre, de cantar con entusiasmo, de dormir con paz espiritual y despertar sin miedos.
Navidad es para las mujeres y hombres de buena voluntad, fecha en la que olvidándose los rencores, se acrecienta el amor, tiempo donde anida la nostalgia por los seres amados que ya partieron o por aquellos que están lejos del hogar.
HOY es fecha para que invites a Jesús a tu mesa, él te corresponderá llenándola de bendiciones, te apoyará para edificar una excepcional navidad donde la paz, la esperanza, el amor, la luz y la certeza de un 2018 pleno de abundancia de bienes y prosperidad, colmarán tu hogar para siempre.
HOY, en tu abundancia o escasez, en la salud o sin ésta, en la soledad o el acompañamiento, en el dolor o la alegría, los deseos de este viejo y ajetreado filósofo se convierten en un haz de voluntades: ¡Que Dios dé rumbo a tu camino, ilumine tu morada, llene tu vida y la de tu familia, de trabajo, salud, bendiciones y felicidad, que tus sueños se hagan realidad en el año que está por nacer!…
Recuerda que la Navidad es alegría, por eso el viejo Filósofo dice:
“‘Abrón es el que repite plato… pero más ‘abrón es el que pide pa’ llevar”
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