*Los dioses no tienen piedad, por eso son dioses. Camelot.
LLEGAN LOS REYES
Escribo de un pisa y corre, la mañana que antecede a la llegada de los Reyes Magos, que vienen del Oriente pelando los dientes, Orizaba amanece casi en frio congelante, aunque 9 grados no es nada y febril la mirada, el frío cala y entume hasta a aquellito. Nueva York a 9 grados menos y Veracruz Puerto a 17. Para allá voy, al puerto bello, por la mugre y cara y mala autopista de Capufe, que el secretario incómodo del socavón, según anuncia la revista Proceso del maestro Julio Scherer, parece que ya se va y le buscan una candidatura a diputado federal, como si se la mereciera, para que desde allá, desde el Congreso, tenga fuero y siga haciendo sus burradas, que es a lo que se dedica ese hombre, Gerardo Ruiz Esparza, al que todo mundo le pedía su renuncia, y Peña Nieto lo protegió como uno de sus consentidos. En fin, después de este breviario carretero voy a lo mío.
EL CLARIN
Muere un periódico más en el mundo. Si El País, señero diario de España, anunció hace poco el cierre de sus prensas, porque los costos son altos y altos y no dejan de crecer, como los peces en el rio, ahora en Argentina, según una nota que envía una amiga periodista, el diario La Razón, después de 112 años de historia cierra sus puertas. La embestida del Internet y los celulares y los móviles y el WhatsApp y las noticias en todos lados, computadoras, lap tops, por todos lados uno se informa al segundo, estés donde estés, solo se necesita señal y a conectarse con el mundo. Este diario era gratis, quiere decir que ni gratis ya circulaba, me imagino vivía de sus anunciantes. El dueño era el Grupo Clarín, poderoso grupo editorial. En aquel tiempo del ataque a las Torres Gemelas llegó a tirar 300 mil ejemplares. Hay luto en el periodismo. Cuando un periódico cierra, se cierra parte de la vida de muchos de los reporteros, de los prensistas, de todos los que allí laboran. Los costos y el ahorro es la clave. Por ejemplo, aquí en nuestra zona un periódico vale 10 pesos, pero eso mismo vale un pasaje de camión para la gente que trabaja, y si la gente que trabaja utiliza dos camiones, pues ya no le quedó para comprar el periódico. Supe hace tiempo de algunos que en la colonia donde vivían, fieles lectores, se cooperaban entre tres y lo compraban, uno lo leía en la mañana, se lo pasaba al otro a mediodía y este al último por la tarde-noche, ese se quejaba porque decía que le llegaba todo maltratado, pero en fin, cosas de las sociedades. Allí mismo también, en Buenos Aires, donde la gente lee mucho y lee bien (ler, dice Nuño), cerró otro en edición en inglés, El Buenos Aires Herald, después de 140 años y despido de 100 trabajadores, que se van a la calle por la modernidad.
LA ETERNA LUCHA
En el mundo se da la eterna lucha entre el poder y la prensa, o los medios. Sucede que al poderoso pero locochón, Donald Trump, se le apareció un libro y el presidente quiere quemarlo como cuando la Inquisición lo hacía en fogatas públicas. Cuando un gobernante riñe con un medio, las cosas no andan bien, y no es por el pleito de Yunes gobernador con el Universal, ando más arriba, es Donald que le envió hoy felicitaciones al nuevo editor del diario New York Times A.G. Sulzberger, a la vez que también le remitió una advertencia vía Twitter: “Ésta es la última oportunidad del ‘fracasado’ diario de cumplir la visión de su fundador, Adolph Ochs. Las noticias deben ser dadas «imparcialmente, sin temor ni favor, independientemente de partidos, sectas o intereses involucrados”. Trump escribió además que el diario debe desistir de todas sus «fuentes falsas o no existentes» y tratar «justamente» al presidente de Estados Unidos. Arthur Gregg Sulzberger, de 37 años, asumió apenas su puesto. El diario, muy crítico hacia Trump, está teniendo gran éxito. Durante su presidencia aumentó considerablemente el número de abonados del «New York Times». El jefe de Estado suele criticar al periódico, pero una y otra vez concede entrevistas a sus reporteros. Una más, Steve Bannon, un ex colaborador despedido, soltó como Garganta Profunda datos del presidente y de su yerno al que llama traidor, por aliarse con los rusos, y este enloqueció. Les mandó a decir a él y a sus abogados que no sacaran ese libro llamado ‘Fire & Fury’, que no es otra cosa más que lo que demuestra el presidente: Fuego y Furia. El editor es Amazon, y esa empresa, que es la número uno del mundo y su dueño es el número uno en Forbes, lo mandó a freír espárragos, como cuando la editora del Washington Post, Katherine Graham, le mandó a decir al presidente Nixon que se fuera por un tubo. Y Nixon cayó de la presidencia. Es famoso aquel escrito de Raúl del Pozo: “La lavadora de ropa sucia y el enjabonamiento es para mí una analogía del periodismo, tal vez desde que el ex fiscal y jefe de la campaña de Nixon amenazó al Washington Post diciendo: «Si publicas toda esa mierda, Katie Graham se va a pillar las tetas en la máquina de escurrir ropa». La que se pilló las tetas fue la Administración Nixon mientras Katie, la gran dama de la libertad de expresión, llevaba colgada alrededor del cuello una escurridera de ropa en miniatura que le regaló un dentista y en todo momento estuvo dispuesta a ir a la cárcel antes de revelar las fuentes de sus periodistas”. Trump perderá este combate, como ha perdido otros. La libertad de expresión aparece en la Primera Enmienda de ese país, que por algo es lo que es, por su libertad de prensa y su libertad de escribir y publicar lo que se les pegue la gana.
EL DURAZO DEL PEJE
Alfonso Durazo Moreno (11 julio de 1954), que un día fue secretario de Luis Donaldo Colosio y a su muerte quedó en el desamparo, de los llamados ‘viudas de Colosio’, luego Fox lo acogió en su presidencia, pero salió por piernas al poco tiempo, lo ha nombrado el Peje Andrés Manuel, secretario de Seguridad nacional, si gana la elección. Lo tuvo anoche Ciro Gómez Leyva y andan enredados con la amnistía a delincuentes. Ciro lo apretó un poco, no mucho. Durazo presumía ser más listo e inteligente que muchos que ahí están en cosas de Seguridad, que aunque no era su ramo, su ramo era la gobernabilidad, donde tiene maestría y doctorado. Presumió ser más brillante que el expresidente Felipe Calderón, quien le había asestado un twiter durísimo. A los delincuentes, le decía Ciro, se deben combatir con armas y fuego, no con amnistías. Quien ya le brincó y reclamó a Andrés Manuel, fue el poeta Javier Sicilia, de quien todos sabemos perdió un hijo por los delincuentes, al estar en el momento y sitio equivocado. Le dijo: “¿Quién eres para pedirnos olvidar?”. Y remató diciendo que no se puede pedir amnistía a criminales sin antes hacer justicia a las víctimas de la violencia. Asunto enredado para los dos, Durazo y AMLO.
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