Esto lo escribí hace exactamente un año, para ser más precisos el 22 de diciembre del 2016. Me refiero del problema de la inseguridad no resuelto que azota a nuestro país de manera descarnada desde hace aproximadamente 10 años. Es una de las facturas pendientes del actual gobierno. El escrito recobra actualidad ahora que ha trascendido que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, está a horas de dejar el ministerio, hecho que cobra relevancia ya que fue él, precisamente, el responsable en esta administración de conducir la fallida política de seguridad pública. Se va entonces, con más pena que gloria.
Enumero los párrafos de la columna para una mejor lectura.
1. Soy un convencido –y así lo he expresado en ocasiones anteriores-, de que no había otra alternativa para combatir al crimen organizado, más que el Estado le entrara con todos los recursos que tenía a su alcance, incluidos por supuesto el Ejército y la Marina. Aquello de que dicen algunos, incluido Andrés Manuel, de que Calderón lo único que hizo fue espantar el avispero provocando que las avispas se diseminaran, con todo respeto, me parece una simpleza que no explica en el fondo el grave problema, ni conlleva una propuesta de solución para enfrentar el grave problema de la delincuencia organizada y sus desastrosos impactos.
2. Me parece que Calderón no tenía otra alternativa, regiones enteras del país pedían a gritos la intervención del Gobierno Federal, ya no podían contener la violencia que se había desatado y apoderado de estados como Michoacán, Guerrero, Tamaulipas y Sinaloa, por lo menos. Las mismas autoridades locales solicitaron el auxilio de la federación como fue el caso de Lázaro Cárdenas Batel, en ese entonces gobernador de Michoacán, entidad que tenían bajo su control grupos delictivos como la familia michoacana y los caballeros templarios. Estas bandas eran las que en realidad mandaban en Michoacán, entre otros puntos nodales tenían bajo control el puerto de Lázaro Cárdenas (Las Truchas), su presencia asfixiaba ya a la población civil.
3. Se alega que estuvo mal el diagnóstico del gobierno del panista, que Calderón nunca midió las gravísimas consecuencias de haberle declarado la guerra al crimen. Que, según esto, había otras alternativas, aunque nunca se han dicho con claridad cuáles eran esas otras alternativas, según sus críticos.
4. No pretendo hacer una defensa del ex presidente panista, para empezar yo no voté por él y tampoco tengo simpatía por el PAN, pero aquellos que alegan que había otros caminos para enfrentar a la delincuencia que digan cuáles eran esos otros caminos, es decir, el cómo, con qué y cuándo. No me quedan claras otras alternativas más que hacerle frente a la delincuencia con la fuerza de la ley y de las armas.
5. ¿Los críticos hubieran empezado por legalizar las drogas para consumo recreativo? ¿Dar libertad de acción al crimen organizado? ¿Establecer estancos o cotos de poder en donde los delincuentes pudieran actuar a su libre albedrío?, y ¿Desconocer el marco de colaboración para combate al crimen que el país tiene signados con otros países, sobre todo con los EUA para el combate al tráfico de estupefacientes (Iniciativa Mérida)?
6. No me quedan claras cuáles pudieran ser esas otras opciones o alternativas, ni tampoco cómo substituir la presencia del Ejército y la Marina en esta lucha si las policías estatales y municipales no están preparadas para hacerle frente a una delincuencia que las supera en capacidad armamentística y organizativa. ¿El Ejército y la Marina entonces deberán permanecer en las ciudades en apoyo a los gobiernos estatales y municipales? Si no quieren a las FA en las calles que les pregunten a los gobernadores y a los presidentes municipales que qué es lo que van a hacer si estas fuerzas de apoyo se regresan a sus cuarteles y a sus zonas navales.
7. No hay mucho qué hacer más que preparar a las fuerzas policiacas locales. Hay que dotarlas del armamento y equipo adecuado para empatar su capacidad de respuesta ante una delincuencia que ahora está mejor armada y equipada. Hay que darle a la actuación de las fuerzas armadas seguridad mediante un marco legal regule su actuar de manera extraordinaria en tareas que evidentemente no le corresponden.
8. Creo que parte del fracaso que significa el no tener a estas alturas (2016) con fuerzas policiacas capaces después de 10 años de lucha continua contra el crimen, pasa por el hecho de que el gobierno federal desapareció a la Secretaría de Seguridad Pública Federal, que debió haberse convertido en todos estos años, entre otras tareas encomendadas, en la instancia coordinadora de todas las fuerzas policiacas en el país y en el semillero de los presentes y futuros cuerpos policiales del país.
Hasta aquí la columna, un año después saque usted sus propias conclusiones.
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@marcogonzalezga