EL CLIMA político, interactuando con el frío físico que se sintió el sábado por la mañana, permitió que en las filas del Partido Revolucionario Institucional, comenzara a sentirse el calor político y el entusiasmo de una nueva era en la conducción de los destinos de esta organización política que había permanecido quieta, de momento, para dar paso a la sustitución de la dirigencia estatal.

Como se sabía, solo era esperado el momento propicio para darle el carácter oficial a la renovación que se llevó a cabo, principalmente, a favor del nuevo líder priista, en encargo de Américo Zúñiga Martínez, a quien se había anunciado en esta responsabilidad, desde antes que dejara el cargo de Presidente Municipal de Xalapa, lo que hizo, hasta el último instante de su gobierno constitucional, cumpliendo al pie de la letra con la ciudadanía y con las leyes que rigen el periodo de gobierno municipal.

Mientras todo esto sucedía, a la permanencia de Renato Alarcón Guevara, como dirigente estatal del tricolor, se le daban diversas connotaciones, tanto que se llegó a pensar, sin tomar en cuenta la conclusión de su liderazgo por razones estatutarias, que los cambios no se daban, en virtud de que todavía no había solución a la recompensa política por haber dirigido al tricolor, en condiciones, propiamente, difíciles, tanto en lo político como en lo económico, considerándose que su estancia le había dado la oportunidad de ganarse, por así decirlo, una posición político electoral, tanto por su calidad de dirigente estatal, como por su trayectoria política y más por el sacrificio de haberle confiado un partido en circunstancias deplorables.

Mucho se manejó la posibilidad de que se estuvieran dando negociaciones para dejar el cargo, aunque, esto, de ninguna manera, pudiera ser estrictamente necesario y cierto, en virtud de que las instrucciones vienen desde la cúpula del poder político priista en el altiplano, donde no vale, desde luego, que alguien quiera, en determinado momento, establecer condiciones políticas.

Pero bueno, el asunto estaba en que mucho se decía que Renato, negociaba una diputación federal o una local, pues dicha posición, se aseguraba, le correspondía por derecho y también por tradición política, que de alguna manera, compensaba los esfuerzos realizados en una tarea difícil, complicada y con grandes obstáculos.

Hay que decir, que Renato, cumplió con las expectativas y entregó un partido en vías de alcanzar su fortalecimiento y con las bases suficientes para superar los vicios políticos que estaban impidiendo que el PRI, alcanzara la unidad política que requiere en estos momentos para buscar el éxito electoral, rescatando la gubernatura del Estado, y cumpliendo, al mismo tiempo, con la cuota que le corresponde en la elección nacional, es decir, en la victoria política para mantener la Presidencia de la República.
Así, entra Américo Zúñiga Martínez, recibiendo un partido, todavía con muchas y graves complicaciones que sus tiempos políticos le han deparado al Revolucionario Institucional, por diversas razones que mucho se han explicado y que mucho le han aderezado los propios enemigos políticos que tiene en todas las demás organizaciones políticas que se encuentran actuando en el escenario político estatal.

Américo, es poseedor de una gran experiencia política, adquirida en los puestos públicos que ha tenido, pero sobre todo, porque hay de por medio, también, las enseñanzas del entrañable Maestro Guillermo Zúñiga Martínez, su padre, y a quien toda una generación de políticos, le recuerdan por su contribución a la vida policía de Veracruz, a su trabajo institucional en todos los puestos ocupados durante su vida y carisma personal que le permitió ser amigo de todos.

El Maestro Guillermo Zúñiga Martínez, fue alcalde de Xalapa, como ya lo ha sido Américo, su hijo. Fue, entre tantos puestos, dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional, donde ahora, su hijo Américo, lo es también, y seguramente, si las condiciones políticas así lo permiten en el inmediato futuro, puede ser que, también, Américo, llegue, porque no, a la Secretaría de Educación.

Por eso, Américo Zúñiga Martínez, esta profundamente comprometido con Veracruz. Por eso, Américo Zúñiga Martínez, no podrá fallar ahora que le dan la enorme oportunidad de dirigir al PRI estatal, pues si falla, seguramente que el primero que le estaría reclamando, sería precisamente, su padre, un hombre, que como ya hemos comentado, cumplió hasta el último momento de su existencia con todos los objetivos planteados en su vida. Diríamos, quizá, como el mismo Maestro, lo admitiría, al pie de la letra.

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PUES BIEN, AMERICO ZUÑIGA Martínez, ya se encuentra operando en el PRI estatal.

En su discurso, emitido desde el seno del propio partido tricolor, Américo, señaló, con plena convicción política, pero también con cierta preocupación, cuáles son los principales objetivos que se tienen que atender, pues él mismo lo sabe, lo ha sabido siempre y más desde el momento mismo en que le ofrecieron esta responsabilidad.

Así, Américo, aseguró que “hoy son tiempos de unidad, son tiempos de fortaleza, son tiempos de convencer y son tiempos de ganar”.

Como se ve, son muchos los compromisos que deberá atender en una sola dirección política, pues ninguna de estas consideraciones esta fuera del mismo contexto, ni tampoco, que se puedan separar una de las otras, porque cada una forma parte de un todo, es decir, de un resultado que finalmente, se verá reflejado, precisamente, con todos estos conceptos que animan, por ahora, al nuevo dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional.

Es cierto, primero, la unidad política en torno a su partido, después la fortaleza que debe dársele a una organización política para mantenerse incólume ante tantos ataques que se dan a diestra y siniestra, luego, también, algo que, sin duda, en una tarea de grandes dificultades, como es el logro del convencimiento, pues este elemento fundamental en la credibilidad de un partido, suena hoy más que nunca, demasiado importante para los objetivos políticos del PRI.

Y con todos estos requerimientos, pensar, precisamente, en los tiempos de ganar, porque después del algunas y señaladas derrotas, son tiempos, precisamente, de ganar, como el mismo precandidato a la gubernatura del Estado, Pepe Yunes, lo tiene bien planteado y lo comunica, de manera permanente, a toda la militancia tricolor y al mismo pueblo que conforma la base electoral de Veracruz.

Américo, pues, debe confiar ciegamente en los tres principios formulados, es decir, en la unidad, la fortaleza, y el convencimiento, como de estos tres bien apuntados objetivos, vendrá la victoria, sin duda alguna.

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Y PARA DOS MUJERES que se han comprometido con su labor y con su gente en todo el Estado de Veracruz, se acerca la hora de la verdad.

Se tiene entendido tanto Elizabeth Morales García, como Anilú Ingram Vallines, las dos delegadas federales, en Veracruz, de instituciones que muestran permanentemente bondad y servicios, se la están jugando, desde hace tiempo, por alcanzar la nominación de su partido, el Revolucionario Institucional, que les permitirá buscar colocarse en algún escaño del Senado de la República.

Pues bien, se dice, que la convocatoria esta lista y que se estará publicando ya, sino es que en estos momentos ya se publicó, para que las dos mujeres más destacas en la vida política de Veracruz, se apresten a registrarse.

Si el registro se da para las dos, entraran, pues, al verdadero escenario donde se tendrá que demostrar plenamente de que están hechas políticamente.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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