NADIE, ningún gobierno estatal, incluyendo a los más recientes, han logrado el propósito de regularizar el transporte publico de pasajeros, el cual, sigue siendo, de los más atrasados, de los más obsoletos, de los más deficientes, de los menos controlados y menos vigilados por las autoridades que tienen esta responsabilidad frente a los usuarios de todos los días y en general, con el compromiso contraído de resolver, para beneficio de la sociedad, las graves carencias que se tienen en esta materia.

Los grandes transportistas de todo el Estado, principalmente, en esta capital veracruzana, han acaparado la prestación de estos servicios indispensables para la movilidad cotidiana de miles de personas que por diversas razones, tienen la necesidad de trasladarse de un lugar a otro.

En las calles, se pueden ver circular a vehículos que prestan este servicio de transporte, en las mínimas condiciones de seguridad, así como maltratadas unidades que no responden, por ningún motivo, a los requerimientos de la población.

Xalapa, por ejemplo, es una ciudad en crecimiento constante, con creación permanente de centros de población, colonias y nuevos fraccionamientos que se han extendido, en poco tiempo, hacia territorios que ya no son del propio municipio local, pero que los dueños del pulpo camionero, han recibido concesiones de todo tipo para poder entrar en dichas jurisdicciones, sin ningún control y creando, a la vez, innumerables congestionamientos vehiculares, porque no se han adaptado unidades a las propias condiciones de las rutas que se han trazado.

Xalapa, ya es un caos vehicular permanente, porque no se han atendido las necesidades básicas que permitan un transporte más ágil, más ordenado y con posibilidades de evitar los contantes nudos viales que son generados, en la mayoría de los casos, por las dimensiones que tienen estos vehículos y por la cantidad de los mismos que circulan en el mismo sentido, un tanto por la necesidad de los usuarios y otro más por la multiplicación de concesiones que se han expedido y que están provocando serios problemas viales por la competencia a la que se ha dado lugar.

¿Pero, que tal si en lugar de usar un autobús del transporte público, decide el usuario, utilizar los servicios del taxi?.

Entonces nos encontraremos, con personal más educado, pésimas unidades por la falta de limpieza, malas condiciones mecánicas y muchos de estos automóviles, sin la regulación necesaria, pues la mayoría circula con permisos vencidos y sin que sean molestados por agentes de tránsito, los cuales, por cierto, ya han desaparecido de la mayoría de las calles donde hacen falta, sin duda, aún cuando la ciudad ha crecido considerablemente y en lugar de retirarlos, se debiera incrementar su número para resolver los problemas viales que ya son permanentes en esta capital.

En fin, el transporte público no ha sido regulado y se ha convertido, para las diversas autoridades que deben intervenir, en un serio problema cotidiano que no tiene, por el momento, algún indicio de que quiera resolverse.

¿Pero, cuál es la causa de todo este complicado asunto del transporte público en Veracruz?

No hay que ir muy lejos para darse cuenta que la corrupción es uno de los principales males que se tienen, históricamente, en esta área de la administración pública estatal.

Funcionarios de todos los niveles se han enriquecido, dejando hacer, dejando pasar, como una practica común que les reporta buenos dividendos.

Y esto, de ninguna manera, es algo nuevo, pues bien se sabe de las cuotas que muchas veces son impuestas a los propios concesionarios para dejarlos trabajar, es el pan de todos los días, por lo que no se ha logrado permitir el avance en la modernización del transporte público, la cual, solo se ha quedado en buenos deseos y compromisos no cumplidos, porque como siempre habrá manera de impedir que los poseedores de las concesiones, renueven unidades, las pongan en condiciones mecánicas que garanticen la seguridad de los usuarios, así como de la limpieza y confort a que tienen derecho quienes se transportan por toda la ciudad.

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Y EN LA PRECAMPAÑA política, todos se defienden de los catorrazos que suelen aparecer en estas actividades proselitistas. Así vemos que candidatos hay que todavía utilizan las descalificaciones como prácticas políticas de convencimiento político y de atracción ciudadana.

Por eso, en Veracruz, la diferencia la impone Pepe Yunes, en Veracruz, quien, como lo sabe todo mundo, es de los pocos políticos que han sabido conducirse con civilidad política y respeto permanente para todos sus adversarios, aunque, eso sí, de vez en cuando, tiene que salir a defenderse sin que esto quiera decir, que se suba al ring.

Y es ejemplo, desde luego, no tan solo para sus adversarios en el Estado, sino también para aquellos que buscan la propia Presidencia de la República.

Ya nadie cree en aquellos políticos que llegan despotricando en contra de sus enemigos políticos, porque los mismos ciudadanos consideran que esta no es la forma de hacer campaña y menos de allegarse preferencias electorales, pues al contrario, pueden ser motivos suficientes para que a la hora de depositar el voto lo hagan a favor de quien respete sus derechos como ciudadanos, de no escuchar constantemente las famosas descalificaciones que ponen, muchas veces, en serios aprietos para quienes las expresan y difunden a través de los medios de comunicación.

Esto es lo que puede echar abajo la confianza que algunos le tienen a López Obrador, quien busca la Presidencia de la República, atacando a los demás, evitando, con ello, que lo lleven al tema de proyectos y programas que pueda tener para gobernar un país como el nuestro, o bien al propio Ricardo Anaya, del PAN, que todo parece indicar que esta basando su campaña, precisamente, en los aspectos que hemos comentado y que ya no son propios para lograr una victoria política de las dimensiones que se tienen en la actualidad.

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EL LIDERAZGO, NO ES ALGO NUEVO que tenga que enfrentar el nuevo dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional, Américo Zúñiga Martínez, pues en su carrera política, ha tenido que ejercer el mando y sobre todo, la organización administrativa y política de dependencias gubernamentales, como la propia Secretaría del Trabajo y más recientemente, el Ayuntamiento de Xalapa, de donde salió con grandes resultados.

Sin embargo, su llegada al PRI, lo pone en otro escenario más difícil, más complicado, sobre todo, por el ejercicio político a realizar, no tan solo en una ciudad, sino en toda la entidad veracruzana.

Pero, acostumbrado al trabajo, a la responsabilidad y a las presiones de todo tipo, su papel esta garantizando, desde ahora, un buen resultado en la conducción del Revolucionario Institucional, que no es cosa cualquiera, menos en estos tiempos de grandes carencias, donde se incluye, desde la unidad política, hasta la cuestión económica.

Américo, fue llamado para cumplir una meta y seguramente que la estará cumpliendo, sobre todo, por la responsabilidad de ganar, junto a Pepe Yunes, la gubernatura del Estado, independientemente, del compromiso que tiene para apoyar la elección presidencial a favor del candidato tricolor.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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