«Al caer la tarde del 1 de diciembre de 1936, cerca de Jalapa, Veracruz, viajando S.E. Josephus Daniels en un tranvía, venía un tren muy grande en la misma dirección. Todos los que iban en el tranvía, mirando el peligro, salieron inmediatamente, sólo el señor Daniels y otro que ahí se hicieron amigos, quedaron dentro, no pasó ningún serio accidente, por lo que se debe el milagro a San Cristóbal. Y a él se le dan las gracias. Al retablo le di un lugar en la embajada, y ahora luce en mi cuarto, como emblema de mi buena suerte en Veracruz». Es parte de lo que escribió en sus memorias el ex-Embajador Daniels, y que sube Manolo Fernández Avila a su cuenta de Facebook.