Este libro cuenta la relación amorosa de la escritora con el guerrillero Francisco de Asís Guerrero Gutiérrez, la del Frente Sandinista de Liberación Nacional en los meses previos a la victoria el 19 de julio de 1979, y la de la ciudad de Diriamba.

Memoria de amor, lodo y sangre

Nadine Lacayo Renner

Editorial Hispemer

Nicaragua, 2017

pp. 319

Estas memorias íntimas se articulan a partir de tres historias entrelazadas. La relación amorosa de la escritora con Francisco de Asís Guerrero Gutiérrez (1952- 1979) a quien todos conocían como Piquín. La del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en los meses previos a la victoria el 19 de julio de 1979. La de la ciudad de Diriamba que era la de Joaquín, el seudónimo que tenía Piquín en la guerrilla.

La primera historia cobija la de la autora y la de su novio asesinado por la guardia somocista, la de la familia Guerrero Gutiérrez, que es la de Piquín, en la que tienen un lugar central María Auxiliadora y Enrique, sus padres. La de sus hermanos y los amigos. Esa historia da cuenta de la vida de una familia provinciana en la Nicaragua de los años sesenta y setenta, pero también lo que ocurrió con ellas después de la Revolución. Esa historia familiar pude ser la de otras muchas a lo largo y ancho del país.

En la historia de la Revolución, la autora recuerda hechos y nombres de amigos y familiares que todavía muy jóvenes perdieron la vida en esta gesta. A partir de su experiencia y la de Piquín trasmite el idealismo y el compromiso de su generación en la lucha por un mundo más justo y digno. Su incorporación al FSLN desde el trabajo campesino que impulsan los jesuitas. El contacto con la gente. La disciplina del partido.

Las casas clandestinas, los colaboradores y simpatizantes que los cobijan en las comunidades. El cuidado y el apoyo de unos y otros. Las tareas previas a la insurrección y por fin el levantamiento. El triunfo de la Revolución y la tristeza y el dolor por los que no pudieron llegar a ese día. En particular Piquín caído cinco semanas antes de que esto sucediera. Los primeros años del gobierno revolucionario con sus luces y sombras. La referencia tangencial, pero no menos crítica, en lo que ésta acabó.

Después de casi cuatro décadas, la autora, en compañía de la madre de Piquín, recorre Diriamba donde ella sigue viviendo. Las dos hablan de la historia de la ciudad en su visita por los sitios históricos y emblemáticos: la torre del reloj, la catedral, el pedagógico, el Teatro González y la iglesia de san Caralampio. Los edificios son testimonio mudo de los años de la prosperidad ligados a las buenas cosechas de café que se prolongaron por décadas.

La decisión del gobierno sandinista a través de la Comisión Nacional de Renovación de Cafetales (Conarca) de destruir todos los cafetales de la región, para combatir la roya. A partir de ese momento la actividad de económica de la ciudad decae y pierde su brillo. Los edificios emblemáticos se deterioran y algunos quedan abandonados. Los mejores tiempos se han ido, pero la ciudad sigue siendo bella.

En la memoria de la autora está muy viva la cultura de los años sesenta y setenta, que recorre todo el texto, y que se refleja en los libros que entonces se leían, los autores que se discutían, las modas en el vestir, pero sobre todo en la música que entonces se escuchaba. El título del libro es la canción Dust in the wind que cantaba el grupo Kansas.

La autora a lo largo del texto habla de sus recuerdos de manera directa con Piquín. Él es su interlocutor en las tres historias. Después es 37 años, le platica como si estuviera junto a ella. Le habla de su amor, de cómo fue su muerte, de su entierro, del dolor terrible y paralizante que ella vivió al perderlo, de su recuerdo vivo en las comunidades campesinas donde trabajó, de que ha sido de la Revolución y de lo que ella tuvo que hacer para seguir adelante.

Esta es una “historia de amor en tiempos de guerra”, como dice el escritor Sergio Ramírez, que siendo memorias íntimas se leen como una novela histórica. El texto de Nadine Lacayo no es uno más de los valiosos testimonios de la guerra. Es algo distinto y todavía más profundo. Es una lectura intensa y apasionada de su vida y de su amor. Una lectura que trasciende su vida y se convierte en la lectura, a partir de la historia personal, de un país, de la Nicaragua de ayer y de hoy.

Sergio Ramírez lo dice muy bien: “La Historia nos deja hechos, batallas, heroísmos, nombres, en un tejido tantas veces indescifrable. Pero cuando se va a la historia propia, y se nos cuenta entera, como hace Nadine en su libro, todo se nos revela en sus relieves cabales, y entendemos que la Historia no es más que la suma de las historias individuales, y que solo ganan su propio resplandor cuando entramos en ellas para contarlas desde adentro”.

Una clave no menor para entender estas memorias es lo que la autora comenta a la periodista Irene Selser en una entrevista: “No escribo “sobre el pasado” como pasado, sino sobre distintos presentes ubicándome en ellos de nuevo; presentes que también fueron futuro, y ahora se han convertido en pasado. Y también hablo de este presente- presente, quizás de lo que más hablo es del “hoy” que va teniendo su propio pasado”.

Nadine Lacayo Renner (Granada, Nicaragua, 1956). Socióloga. Maestría en Planificación y Desarrollo Social por la Universidad de Morelos, México. Desde muy joven, durante la Revolución Sandinista desempeñó diferentes cargos en estructuras del FSLN y del gobierno, luego fue consultora de organismos internacionales en desarrollo rural. Es creadora y miembro de la Junta Directiva de la Fundación para el Desarrollo Económico Social Rural. Integrante de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE). En su blog ECOS DE LOBA promueve la literatura escrita por mujeres. Revistas y periódicos han publicado sus artículos, narrativas y cuentos, el libro: Flores y Gatos, subtitulado Para caminar por la vida solo con el peso de una pluma en la espalda; A cielo Abierto, Ella ya es toda una señorita, La Conferencia, entre otros.

@RubenAguilar