Sigo con el interesante discurso que, en nombre del Gobierno de Veracruz, leyó el pasado lunes el doctor Francisco Montfort Guillén, en el marco de la celebración del aniversario 101 de nuestra Constitución Política.
Aprovechó el doctor de la Sorbona para establecer el predicamento que enfrentó y enfrenta la administración yunista, que llegó en el peor momento de la historia del Gobierno estatal:
“Dos años de gobierno. Dos años para evitar la quiebra financiera, ordenar las finanzas, construir la gobernabilidad, rehabilitar el desarrollo humano, social, económico. Y dos años para iniciar las obras materiales deseadas por los veracruzanos. Dos años de gobierno. Obras perdurables. Inicio de un proyecto”.
Con toda seriedad, Montfort establece la conducta que se debieron imponer, aunque aprovechó para hacer gala de su sentido del humor, siempre ingenioso:
“La Constitución nos exige, a ciudadanos y funcionarios, comportarnos bajo el imperio de la ley, y bajo el imperio de las conductas republicanas. Ninguno de nuestros comportamientos está regido por el desdén del absolutismo. No aceptamos, por tanto, el viejo autoritarismo del dedazo, ni el nuevo absolutismo tropical del dedito”.
Y más:
“Los mexicanos tenemos que cambiar una parte de nuestra mentalidad. Debemos decir no a la permisividad. Decir no a la indisciplina del relajo y al capricho de los perdonavidas. Debemos detener la demagogia que busca obtener votos, entre las bases delincuenciales, mediante la promoción de los perdones irresponsables”.
Como se ve, el actual régimen estatal ve un peligro en la ascensión del lopezobradorismo en el país y en el estado, por ello se aplica en que la “gran tarea de hoy es detener los populismos y su anarquía. También la promoción de la restauración de privilegios a grupos del gobierno. Hoy estamos obligados a recuperar el sentido liberal, la idea original, constitucional, de nuestra convivencia pacífica y en desarrollo, que nos garantiza ser lo que queremos ser: una sociedad de ciudadanos libres, en progreso constante, de todos y para todos”.
Liberalismo contra populismo, la gran pugna ideológica que tendrá tantas repercusiones para el futuro inmediato de los mexicanos y los veracruzanos. En este caso, la doctrina liberal defendida por uno de sus profundos estudiosos.
De ahí, Francisco recomienda que los “Poderes legalmente constituidos tienen que hacer su parte”; advierte claramente que “recordar el pasado inspirador de grandes gestas, no es añorarlo”, y atiza contra el candidato presidencial de Morena:
“Pero ya no es aceptable que nos ofrezcan el atraso de un nuevo estatismo, el país de un solo hombre, que frenará el progreso de los ciudadanos libres. No debemos volver atrás. Sí debemos recordar por qué ocurrieron los fracasos, pero sólo para tener un mejor presente y evitar que se repitan las malas acciones en el futuro”.
Bien por el ideólogo del Gobierno estatal; bien que se dé la oportunidad de la pausa para la reflexión y para poner en punto las ideas que sustentan las políticas públicas; bien que nos recuerde y recuerde al mismo equipo de gobierno los puntos fundamentales en que se deben sustentar sus acciones.
Los dejo con este párrafo que no tiene pierde:
“Hay quienes olvidan que nuestra Constitución reconoce los derechos sociales y los derechos humanos, como el de acceso a la información, protegido por la Ley de Transparencia. Y en Veracruz, gracias a las iniciativas de este gobierno, tienen reconocimiento constitucional las políticas de desarrollo social, pero ya como políticas de Estado”.
Ahí está marcada la línea… para propios y extraños.
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