*La radio marca los minutos de la vida; el diario, las horas; el libro; los días. Camelot

DIA DE LA RADIO

Quien esto escribe ignoraba que en estos días fue el Día de la Radio en España. Lo explica el afamado columnista Raúl del Pozo, del Mundo de España. “Como ayer fue el Día Mundial de la Radio, hablemos de ella, que no es ruido sino termómetro, santoral, música, terremotos, guerras, relato de las grandes hazañas. Orson Welles interrumpió la orquesta para anunciar que extraños seres procedentes de Marte estaban invadiendo Jersey. Después, salieron del ataúd caoba las coplas y los partes, Ama Rosa y los goles de Zarra. Hoy seguimos atentos, más que ningún otro pueblo, al loro, como dicen los del Foro. El ágora-mentidero es gratis y engancha a 14 millones de ciudadanos. La vida en tiempo real no fue derrotada ni por la tele ni por las redes sociales. Escuchamos los programas en el sueño y en el insomnio, en la ducha y en el taxi”. La Radio en México y en el país se ha sublimado. No había televisión cuando desde una radio se oían los eventos mundiales y locales, los de los deportes, recuerdo aquella transmisión de box de Raúl ‘Ratón’ Macías, que solo por Radio se podía enterar contra Alphonse Halimi. La Radio ha cubierto la gloria aun cuando la tele la superaba, cuando el terremoto de México, el gran Jacobo Zabludovsky, desde un aparato que no era celular, aun no existían como ahora, informaba al país y al mundo por la Radio que aquello era una tragedia.

DESDE UNA CABINA

Desde que tengo uso de razón, retrato una cabina de radio, desde una cabina de radio fuimos destetados y amamantados, desde una cabina, de la XEJF Tierra Blanca, cuando la Radio era lo único. Fue mi primer trabajo y ahí cobré mi primer sueldo, cuando era estudiante de secundaria. Con aquellos pioneros locutores: Cossio, Rivas, Armando, que hacían volar la imaginación y uno solo la echaba a volar para pensar qué era aquello de lo que nos hablaban. El gran locutor Ángel Fernández, solía transmitir los juegos de béisbol desde una cabina sin estar en el estadio, con el fondo de un audio de murmullo del estadio y en un chasquido de sus dedos, aquello sonaba como cuando un jugador bateaba. La información le llegaba entrada por entrada por teletipo. Marconi la inventó, y muchísimos en el mundo aún la siguen disfrutando. Radios Musicales que había en aquellos años 60s, extraordinarias: Radio Variedades, Radio Mil, la 6.20, con la música que llegó para quedarse, muchas que en el espectro radiofónico del país dictaban una pauta a seguir, con gente muy brillante, como el gran programador Ramiro Garza, a quien tuve el honor de conocer y algo aprenderle de la vida y de la Radio. Los tiempos en la Radio de Veracruz, cuyo propietario, don Carlos Ferráez, dejó un legado de empresario radiodifusor, la camada de buenos locutores, en la XEQT (La Pantera) y XEFM, donde Enrique Haaz Diez era gerente. Con Juan ‘Josesito’ Arredondo, extraordinario, un querido compañero que ya descansa en paz y seguro desde allá vibra en un micrófono, ha llovido desde aquel entonces. Locutores como Nelson Juárez, Ortega, dirigente sindical, Arroniz, Pepe Guerrero, Juan Correa, Jaime Bado, y los grandes del deporte, Luis Weller y Ariel Barbosa. Toda una época de esa radio que, cuando llegaron a unirse las dos estaciones, en la veracruzana calle de Benjamín Franklin, allí nació Notiver como diario de información radiofónico, con Alfonso Salces Fernández. Luego, quien esto escribe partió a Orizaba con el gran Paco Girón (QEPD), viniendo a inaugurar una estación de radio, XEOV, Radio Moderna, y desde aquellos años creo que subí al Cerro del Borrego, porque, cuenta la leyenda, que quien sube no se va de la ciudad. Cuando apareció la Televisión, decían que la Radio se esfumaba. Qué va. Se complementaron y uno puede ir en el auto y hacer suyo el mensaje de aquella estación: “Entérese, sin tener la vista fija”. Cito a Eduardo Galeano: “No es necesario saber leer y escribir para escuchar la radio a transistores o mirar la televisión y recibir el cotidiano mensaje que enseña a aceptar el dominio del más fuerte y a confundir la personalidad con un automóvil, la dignidad con un cigarrillo y la felicidad con una salchicha”. Feliz Día de la Radio. Oh, qué tiempos aquellos. Those were the days, my fried.

ESA VIOLENCIA ESTUDIANTIL.

En Estados Unidos suele ocurrir muy seguido. Algún estudiante loco y medio, entra a una escuela y asesina a sus compañeros. Se lamenta, las cadenas televisivas cubren el evento sin parar, CNN, CBS, NBC, FOX, Univisión, todas. Y cuando se hacen la pregunta de los 64 mil, de qué hacer para detener esos crímenes de tanta gente inocente, entonces los gobernantes republicanos, incluido el presidente Trump, envían condolencias en sus tuiters y se hacen de la vista gorda y voltean a ver a otro lado, pues no quieren tocar ni con el pétalo de una rosa a la poderosa Asociación Nacional de Rifle (NRA), fundada en 1871 y con 5 millones de asociados, todos locos igual que los que disparan, que cubrieron su grandeza cuando el macuarro Charlton Heston (quien lo viera tan bien portadito en las películas bíblicas), fue su presidente y mayor defensor, de esa 2ª Enmienda que también se creó por aquellos años, donde al pueblo le dan libertad para tener armas. Por eso un chamaco como estos llega con una metralleta y mata a quienes se les pegue la gana. Los videos de los mismos estudiantes son aterradores. Ahora esperemos que ese asesino, Nikolas Cruz, sea un ruso y no un latino, para que Trump no nos culpe de otra desgracia de su pueblo.