La industria del cine de los Estados Unidos no deja de sorprenderme. Deslumbra su despliegue de recursos casi infinitos, lo que hace que, la historia más inesperada, resulte en éxito de cine con ingresos millonarios que superan en mucho, el costo de la cinta.
Así pasa con ‘Tres anuncios a las afueras’ (Billboards Outside Ebbing, Missouri) del director Martin McDonagh, del cual no tenía antecedentes. McDonagh plantea con un apego notable una historia que retrata muy bien los ambientes de la Norteamérica –espero que nadie le ofenda la referencia así de los EUA- rural, profunda, un ‘tanto atrasada’ y hasta cierto punto ignorante, poco culta, racista, xenófoba, supremacista y ‘kukluxclanista’.
MacDonagh, a pesar de su origen anglo irlandés, capta en imágenes magistralmente a los llamados Rednecks’ (cuellos rojos), que es el término peyorativo que se usa para denominar a los blancos sureños conservadores del medio oeste. El término alude también desprecio hacia la gente blanca rural que es percibida por los progresistas urbanos como no liberales. En suma, es el caldo de cultivo que entronizó a Trump, con lo que digo todo. Al final, la palabra ha sido reivindicada y se usa con orgullo.
Ahí el trabajo interpretativo de Woody Harrelson, de Sam Rockwell y del pequeñín de Peter Dinklage, realmente sorprende. La caracterización paleta está que ni mandada a hacer: acento rural, ademanes, costumbres, caló al hablar y la vestimenta, más que una actuación, son un retrato fiel de ese submundo que enmarca perfectamente la desventura desgraciada de una mujer que intenta reivindicar infructuosamente la violación y asesinato de su hija.
Obsesionada y frustrada por la inacción de las autoridades policiacas que no están haciendo su trabajo para dar con los criminales que acabaron con la vida de su hija, decide colocar tres anuncios espectaculares a las afueras de la ciudad, exigiendo como si se tratara de un grito desesperado, el inaplazable esclarecimiento del crimen de su hija. Esta jugada, como es de esperarse, mete presión a la policía y provoca una división de opiniones entre la población, algunos la respaldan, pero los más reprueban medida tan extrema y poco usual.
Y ya no le cuento más. Es una cinta magistralmente construida a partir de una historia que puede ser mexicana. Capítulo aparte merece la actuación de Frances MacDorman, en una palabra le diría que es portentosa, transmite el coraje, la frustración y la impotencia de una madre a la que le fue arrebatada la vida de una hija de la peor manera, una pesadilla de la cual nunca se despierta.
‘Tres anuncios a las afueras de la ciudad’ mantiene un hilo conductor con otras cintas notables como ‘Mississippi en llamas’ (1988) de Alan Parker, ‘El pasado nos condena’ (2002) de Marc Foster, que le valió el Oscar a la Mejor Actriz a Hale Berry, y ‘Amarga pesadilla’ (1972) de John Boorman, con Burt Reynolds y Jon Hurt.
Muy buen trabajo de MacDonagh, salpicado de sorna, ironía, burla y de un cierto toque de comicidad quizá involuntaria.
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