*Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo: incluso aquel que no tiene otra cosa cuenta con eso. Camelot
YUNES EN ORIZABA (REUNION SEMANAL)
Mañana de un domingo de mediados de marzo. Llegaba a Orizaba el equipo de Seguridad del gobierno de Veracruz. A la evaluación semanal de esas cosas feas, la inseguridad que vive todo el país y que en Veracruz se redoblan esfuerzos por aquietarla y combatirla. El gobernador Yunes Linares iniciaba gira de dos días, un día antes en Soledad Atzompa, con el secretario de Salud, Arturo Irán Suarez Villa, inauguró un gran centro de salud en esa zona indígena, rumbo de Zongolica. Un centro médico muy necesitado por esa comunidad. Instalaciones excelentes, equipo de primera y gente capacitada, un reclamo de años se hace realidad. Muy temprano contacté al gobernador vía WhatsApp: “Voy a tu bella tierra”, me dijo. Orizaba recibía al mando alto de gobierno, con las policías federales, Marina y Ejército, con el secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán, Jaime Téllez Marie, de Seguridad, el implacable fiscal, Jorge Winckler. Llegaban todos a esa sala de cabildos orizabeña, en memoria del Benemérito, al bello edificio que un día, cuando Dante Delgado Rannauro, el abuelito político del niño Colosio, era gobernador del cuatrienio, aquí llegó el poderoso presidente, Carlos Salinas de Gortari, tiempo del alcalde Isaías Álvaro Rodríguez Vivas (QEPD). Salinas se mostró admirado por lo bello del edificio, y le dijo al presidente municipal que era el más bello que había visto en todo el país. Allí estaba el gobernador Yunes metiéndose una reunión de las 9 de la mañana a las 2 de la tarde. Cinco horas, donde se encierran como los Cardenales cuando eligen un papa en la Capilla Sixtina, a piedra y lodo, aunque aquí no eligen a nadie, buscan en el mapa de la maldad cómo combatirlos y no darles tregua. Es tan cerrada y privada esa reunión, que ni los alcaldes entran. No se filtra nada a nadie, solo ellos, el gobierno estatal implementando esquemas de protección a la comunidad. Winckler me había mensajeado que venía volando y llegaba. Y llegó.
EL BELLO PALACIO ORIZABEÑO
Afuera de ese palacio municipal de la orizabeña calle Colón, aguardaban una veintena de reporteros de medios locales y estatales. Elías Assad, de Comunicación Social, los pastoreaba. No tardan, les decía y les pronosticaba que a las dos de la tarde les atendería el gobernador. Así fue. A esa hora bajaron por la escalera privada y se sometió a las preguntas y respuestas. Era la 63 reunión dominical que celebran cada domingo de la semana, llueva o truene, haya o no haya carnaval, la seguridad es primero. Con los militares al lado y el secretario de Gobierno, Miguel Ángel dio los pormenores. Habíamos comentado por la mañana que los índices van a la baja y pronosticó que en el informe lo daría a conocer. Son números exactos, hacen cada semana un barrido de las zonas de conflicto. Un mapa con sus respectivos ADN de seguridad. Su hoja de ruta. Cuando tocó el tema de Orizaba, echó las grandes porras a esta ciudad, que tiene una policía de primera y que, decía, cuando vemos el mapa Orizaba parece una isla, no pasa nada, pasa en municipios como Rio Blanco y en Ixtaczoquitlán (que en la administración pasada hasta revolotearon en el patio de la policía, pues se sospechaba que ahí tenían enterrado cuerpos. Para Ripley). Allí atentos los funcionarios orizabeños encabezados por su alcalde, Igor Rojí López, al que el gobernador entregó y donó 50 cámaras de las 6 mil y pico que se instalarán en Veracruz y agradeció la hospitalidad. Veían: José Manuel Barquet Agís, de contraloría, el tesorero, Javier López García, que guarda la lana como las llaves de San Pedro en el Vaticano. Raymundo Reinoso Limón, de Comercio, viejo colaborador en Canaco en aquellos gloriosos tiempos, Román Rodríguez, Comunicación; el secretario del Ayuntamiento, Alfredo Hernández Olivares Ávila, y Ramón Herebia, Gobernación, que cuando el gobernador alababa y reconocía a la policía municipal, se le inflaban los cachetes de gusto. Cinco o seis preguntas, todas respondidas. Un día antes un hecho lamentable ensombreció esta zona. En Rio Blanco dos jovencitas habían sido abatidas, junto a otro joven de Tuxtepec, las dos jovencitas, orizabeñas. Un dolor y una pena. Han caído 14 presuntos delincuentes aquí. Y la hoja de ruta de Rio Blanco está caliente. Alertó el gobernador que en las redes sociales ahora han tomado ese esquema para delinquir, simulan alguna compra venta y los matan, para robarles lo que lleven, sugirió y recomendó que no acepten amigos en los Facebooks y redes, a menos que los conozcan. Un caso reciente estremeció ese ardid de maldad. Terminó el evento, partiría a unas cuatro cuadras al campo ADO, donde lo esperaba el helicóptero, un mosquito chiquito al que no me subiría ni con seguro, pero los funcionarios así van, en tierra y en aire gobernando. Lo saludé y me presentó a los Militares, que siempre es un honor estrechar la mano de uno de ellos, posamos para las fotos con ese grupo y con Winckler, y como era domingo familiar había que ir a comer con la familia. Una buena reunión orizabeña. Un sitio bello, apacible y que el gobernador Yunes reconoce ‘como una isla’, donde no hay delincuencia. Nos hace sentir más tranquilos a los que aquí vivimos, aunque siempre se vive con temor y hay que andar a las vivas, diría Minga.
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