*¿Quién guardará a los guardianes? Camelot.
CINES DEL PUEBLO
Machaco mucho sobre la carencia de un pueblo sin mar, que todas las mañanas, tardes y noches vive bajo la calor de pueblo incendiado. Tierra Blanca. Una vez de hace unos 50 años tuvo tres cines: Margo, Sección 25 de los ferrocarrileros y el Tierra Blanca. Eran los tiempos aquellos que había matinés y que por lo regular exhibían dos películas por el mismo precio, a veces hasta tres con sus respectivos intermedios. Uno de ellos estaba tan jodido y le pululaban las ratas, que a la entrada te daban un palo con clavos, por si se te aparecía una. Si la cazabas, entrada gratis a la próxima. Recuerdo que al cine Margo terrablanquense, cierta vez los dueños le compraron unos aires que lanzaban el viento y salía una brisa fresca, que a veces los paisanitos decían que era viento de agua. Y que llovería. Eran aparatos que se le ponía un poco de agua para refrescar. Se podía fumar y los vendedores pasaban ofreciéndote todo: cacahuates, papitas, refrescos. Como en relato de Macondo, cuando llovía fuerte había que cabecear las goteras, era como aquel monólogo de Isabel viendo llover en Macondo: “La lluvia en Macondo se encarga de que Isabel vive en su propio mundo, uno de la irrealidad, solamente conectado con el mundo exterior por las nociones/ rumores que nadie le entrega, no sabe de quién provienen las noticias. Después de unos días la noción de tiempo y espacio desaparece, que causa que Isabel ya no sepa qué día es, o que es la realidad”. He insistido que los alcaldes terrablanquenses han tenido mucha culpa de que en ese pueblo no haya unas salas de cine. Y he escrito que la autoridad debía de dotar de un terreno a nuevos inversionistas, para que arriesguen su lana y se pongan a invertir e instalen unas tres salas. Me cuentan ahora que Chedraui cuesta menos, al parecer ya piensa en eso, con una asociación de una placita comercial no muy grande y con los famosos Cinepolis, de los hermanos Ramírez.
LA HISTORIA DE NETFLIX
El cine lo es todo, aunque ahora Netflix cubre nuestras necesidades. La historia de Netflix, apenas la leí, es una historia maravillosa. Netflix nace como nació apenas hace una veintena de años Amazon, que hoy tiene a su dueño arriba de los billetes de Slim y Bill Gates, es decir, los superó en ese esquema de vender todo por Internet y enviar paquetería al mundo, casi al instante, hay pedidos que se generan y al otro día están en casa, con un bajo costo de flete. Amazon es la compañía número uno del mundo, en billones de dólares y su dueño mas rico que Slim. A Reed Hasting, creador de Netflix, se le ocurrió mirar otra forma de rentar películas, apenado porque un día se le perdió la película de Apolo 13 y llegó a Blockbuster y pagó 40 dólares de recargo, por pérdida.¡ Madres!, se dijo a sí mismo, debe haber otro esquema para que no te obliguen a eso. Creó Netflix de su imaginación y en México por 150 pesos con derecho a dos o tres televisores, tienes el mundo a tus pies. Las miles y miles de películas que te faltarían cinco vidas para mirarlas todas. La historia parece cierta. De hecho, desde la propia cuenta de Twitter de Netflix festejaron los 20 años con un guiño sobre este hecho el 20 julio, aniversario de la llegada del hombre a la Luna. “¡Feliz día del alunizaje! La multa por demora (en la devolución de) Apolo 13 hizo que comenzara todo para el fundador de Netflix founder, Reed Hastings. ¡Alquílala hoy!”. Su grandeza comenzó cuando el calenturiento y hoy defenestrado, Kevin Spacey, filmó House of cards, y se fueron a la luna con suscripciones. Andan ya en más de 100 millones de suscriptores, pero su meta es llegar a mil, como Facebook y Youtuber, jugar en ese campo de los grandes. En América Latina México es el campeón, superamos a Brasil. El 72% de usuarios en Internet tiene una cuenta mexicana en Netflix. Ándale.
LA FILA DE ELEKTRA
Suelo caminar en las mañanas la orizabeña calle Madero. Llamó mi atención una fila de mujeres, en su mayoría, indígenas, uno que otro hombre. Las filas suelen ser en los bancos, aquí era en Elektra, la de los abonos chiquitos y su Banco Azteca. Le hice al Mitofsky que todos llevamos dentro y me paré a preguntar por qué de esa larga fila. Las mujeres indígenas escondían la cara, pero doña Arely Ortiz me dijo que era un apoyo del gobernador Yunes y del programa ‘Veracruz comienza con las mujeres’, de la secretaría de Desarrollo Social de Veracruz. Y doña Arely también me dijo (creo que me vio cara de funcionario de Sedesol), que si podía le diera las gracias al gobernador Yunes, porque a muchas mujeres apenas les llegó la semana pasada y ya están en la fila cobrando. Me dio gusto que el dinero así se empleé, apoyando a quienes menos tienen. A los pobres. No supe de cuánto es el apoyo, pero al rato pregunto, y gracias Miguel Ángel Yunes Linares, esas filas son de dicha y felicidad. La comunidad indígena y las madres solteras y la gente de la Tercera Edad, deben estar agradecidas contigo, gobernador.
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