Para decirlo como se diría en el argot taurino: ¡Prometía el chaval, prometía!, pero se quedó en eso, nada más, en una promesa.
Lástima, su posición como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México le habría bastado para adquirir el sello de presidenciable. ¿Qué le pasó? Penosamente creo que le quedó grande la administración de la gran ciudad. Los casi cuatro años de preparación que, entre comillas, tuvo cuando fungió como Procurador General de Justicia durante la gestión de Marcelo Ebrard, creo que no le fueron suficientes para aquilatar en toda su magnitud la enorme tarea que implicaba ser Jefe de Gobierno de la gran Ciudad de México.
Qué pena en verdad que el cargo le haya quedado guango. En lo personal me gustó su desempeño como Procurador. Y su estilo para hacer política también me gustaba. Sin grandilocuencias, serio, mesurado, medido en sus declaraciones, ecuánime y poco festivo –no le ganaba la euforia-.
Formó parte de un gobierno, el de Marcelo Ebrard Casaubón que fue bien calificado al menos en materia de seguridad pública. El binomio que logró conjuntar Ebrard teniendo a Mancera en la PGJ y al doctor Mondragón y Kalb en la Secretaría de Seguridad Pública, les trajo muy buenos resultados a los habitantes del ex Distrito Federal. Fue considerada una de las grandes urbes del mundo más seguras.
¿Qué fue lo que le pasó a Mancera que le hizo perder presencia rumbo al 2018? Creo que en un tema tan sensible como el de la seguridad pública le faltó aplicarse más. Tan sólo en 2017, 23,400 asaltos de todo tipo fueron denunciados (aparte de los miles de no denunciados), un promedio de 260 nuevos robos a diario. Esta tasa de robos en la CdMx duplica a la tasa nacional.
A lo mejor es la percepción de la gente, pero los asaltos en el Metro se han hecho cosa de todos los días. Son típicos los asaltos por bandas de malandrines que asaltan vagones enteros, quitan celulares, dinero y agreden sexualmente a las mujeres, y lo mismo pasa con los asaltos en bancos, calles, cruceros vehiculares, rutas de transporte colectivo, paradores del Metro, etc.
Antes el que esto escribe cuando viajaba a la CdMx se sentía como en una especie de oasis en el desierto, ahora ya no, la paranoia ha hecho presa de mí y en coche o caminando ya no me siento seguro. Dirán que el miedo no anda en burro, pero en mis épocas estudiantiles fui presa de tres asaltos, uno de ellos puso en riesgo mi vida, salí vivo como de milagro.
Mancera ha dicho, como lavándose las manos, cosa que me parece decepcionante porque es como querer buscarle tres pies al gato, que el incremento de la inseguridad en la Capital se debe que el nuevo sistema penal acusatorio ha dejado libres a cientos de delincuentes que salen a eso: a delinquir. Puede, pero no hay que evadir responsabilidades. A este grave problema hay que agregar el del abasto del agua, el del transporte colectivo, el incremento en el costo del boleto del Metro jamás se vio reflejado en una mejora efectiva del servicio.
Y ya para finalizar y como para acabarla de amolar, los sismos de septiembre del año pasado lo exhibieron como un mandatario inseguro, medroso, miedoso, poco confiable. Le faltó liderazgo y visión de lo que se tenía que hacer ante el tamaño de la tragedia.
Qué pena en verdad, al principio de su administración debo reconocer que en lo personal le veía a Mancera tamaños como para más. Lástima, se quedó en una promesa nada más.
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