El autor aborda el contexto de la Alemania de inicio del siglo XVI y la vida del hombre de fe, del monje agustino, del teólogo, del maestro de teología y del reformador que se enfrenta al papado y al cristianismo de cuño medieval.

Rafael Lazcano

Editorial San Pablo

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Madrid, 2017

Pp. 270

El 31 de octubre de 2017 se cumplieron 500 años de la carta que Lutero envió a su arzobispo con las 95 tesis sobre las indulgencias. El autor, dice la traducción popular, clavó el texto en las puertas de la iglesia del castillo de Wittenberg, la ciudad donde vivía. La historia señala que esto nunca ocurrió.

Para conmemorar esta fecha, que es el inicio de la Reforma Luterana, se han publicado muchos trabajos de investigación y divulgación sobre Lutero y su obra en los países de religión luterana y también católica. El libro que ahora comento se inscribe en el marco de esas celebraciones.

Es una semblanza biográfica de Lutero, que se propone ser objetiva. Es un texto de divulgación que es útil, a manera de introducción, para quien se acerque a la vida del reformador por primera vez.

El autor aborda el contexto de la Alemania del inicio del siglo XVI y la vida del hombre de fe, del monje agustino, del teólogo, del maestro de teología y del reformador que se enfrenta al papado y al cristianismo de cuño medieval.

La obra se basa en la revisión de una amplia bibliografía sobre el personaje y su obra. Se subrayan hechos particularmente relevantes de su vida que ayudan a conocerlo y da claves para comprender su posterior elaboración teológica.

El autor, para entender el pensamiento de Lutero, el monje agustino, caracteriza al personaje atormentado que está siempre seguro de vivir en pecado y de no agradar a Dios a quien ve como un ser superior que juzga y castiga.

Lutero, después de terminar sus estudios en la recién creada Universidad Wittenberg, a cargo de los agustinos, es nombrado profesor de Sagrada Escritura. A partir del estudio de las escrituras y de la enseñanza de las mismas llega a la elaboración de la Teología de la Cruz.

Plantea que Jesús con su muerte redime y salva a todos. Los hombres por su propia cuenta son incapaces de la salvación. Así llega a la idea, su primera propuesta teológica, que la salvación sólo se hace realidad por la fe. La salvación no se gana por las obras. El cristiano se salva solo por creer.

Su propuesta despierta entusiasmo en algunos, sus alumnos y seguidores, y dudas y rechazo en otros. Luego viene su crítica a las indulgencias que otorga el papa por las que ofrece la salvación eterna a cambio de donativos cuantiosos. La fe y las obras quedan de lado.

La crítica da esa práctica da lugar a las famosas 95 tesis contra las indulgencias que da inicio al proceso de ruptura con la Iglesia católica. En las tesis hay afirmaciones del todo válidas y otras que merecen la discusión. Las autoridades eclesiásticas se niegan a escucharlo y él radicaliza su posición.

En su proceso personal llega a la conclusión de que las Sagradas Escrituras son la única fuente por la que los cristianos reciben la palabra de Dios. Niega al magisterio y la tradición por lejana que sea. Solo acepta lo que literalmente registra el texto bíblico.

Cae en contradicción porque él mismo establece su propio magisterio. En los hechos sólo el suyo es válido. La obra registra la crítica radical al papado a lo largo de su historia, a los sacramentos, a la vida religiosa, al sacerdocio y a la interpretación de la escritura hecha por los propios padres de la Iglesia.

Lutero en su lucha y elaboración teológica parte de su radical fe en un Dios que salva y justifica a los suyos. El texto registra sus intervenciones en las Dietas del Imperio, su encuentro con el emperador Carlos V, el apoyo de los príncipes alemanes y el conflicto final con la Iglesia que se sella con la bula de excomunión del papa León X.

El pensamiento del reformador en buena medida anima el levantamiento campesino en Alemania, pero una vez que estalla la revuelta se pone al lado de los príncipes, denota al movimiento popular y justifica la represión brutal contra el levantamiento.

Una vez separado de la Iglesia sigue dando clases de Sagradas Escrituras, en particular enseña algunas de las cartas de san Pablo, y escribe múltiples textos en contra del papa, el Anticristo, y la Iglesia católica.

Su matrimonio con Catalina de Bora y el nacimiento de sus hijos. Su vida en Wittenberg dedicada a la enseñanza, la escritura y el púlpito. Siempre confía en su relación cercana con Dios del que se siente enviado. Es su nuevo profeta.

Hay una aproximación a la concepción que Lutero tiene de la nueva Iglesia y del acuerdo al que llega con los príncipes alemanes, para que sean ellos la cabeza de la misma.

Para el autor la aportación esencial de Lutero, el reformador, es que el buen cristiano debe vivir la fe dentro de sí mismo y no aferrarse a la práctica de ritos y devociones. Esas desvían de la verdadera fe.

En el texto queda claro que el Lutero, personaje complejo y fascinante, fue un verdadero y gran reformador religioso en una época convulsa y una Iglesia católica donde la vida de los jerarcas contradecía de manera radical lo que debían vivir.

El libro registra la vida de un hombre de vida intensa llena de luces y sombras como la de todos los seres humanos. En versión del autor “el objetivo de Lutero fue liberar al cristianismo de las ataduras eclesiásticas del medievo, con el fin de recuperar la dimensión espiritual del cristiano…”.

De Pedro Langa Aguilar es el Prólogo. Afirma que ahora “el ecumenismo lleva, por fortuna, camino de resituar la compleja personalidad de Martín Lutero dentro de juicios más objetivos” y recuerda que años atrás el cardenal Congar sostenía que desde el catolicismo nada serio se podía hacer en relación al protestantismo si no se entendía bien la figura del reformador alemán.

@RubenAguilar