«La Semana Santa nos coloca ante el espejo de la vida con sus creencias, fe y retos; nos muestra los sacrificios que hay que hacer para merecer una vida mejor, que no debemos renunciar a nuestras convicciones a pesar de la adversidades. Es un momento mágico, profundamente humano y fraterno que nos permite la introspección para vernos en esencia y saber si estamos bien con nosotros mismos, los seres queridos y nuestros prójimos». Es parte de lo que escribe Uriel Flores Aguayo este día.