«Hay que reconocer que en Cuba existen los mejores médicos del mundo, la educación se imparte a todos los niños y hay total seguridad. Los bares están llenos de bellas jóvenes que con la mayor naturalidad acceden a acompañar al visitante que las invita, se sientan a tu mesa y te saludan con un «Hola papi», pero existe absoluto control sobre la edad. Muchos amigos se han enamorado, y pagando un moderado depósito, las han traído a las bellas isñeñas a vivir con ellos en nuestro país, pero sólo lo hacen para salir de su país, y en cuanto llegan a México los abandonan». Es parte de lo que escribe Gustavo Avila Maldonado.