*Puede ser que tengas el reloj, pero nosotros tenemos el tiempo. Camelot.

EL GOL DE SU VIDA/CRISTIANO

La vida siempre ha marcado a los futbolistas, cuando tienen su segundo de gloria, cuando les llega la oportunidad en entrar a esa historia que regenta la FIFA. Muchas veces esos momentos son plasmados o en fotos de murales o en estatuas, como la que le tienen a Hugo Sánchez en Boca del Río. De chilena. Maradona es recordado por su Mano de Dios, y por llevarse a todos los ingleses, en México 86. Hugo Sánchez, por aquel gol hace 30 años al Logroñés (Señorgol, invertido) que, al ejecutarlo al Angulo, de espaldas al marco, como dicen los clásicos narradores, lo metió en donde las arañas hacen su nido, diría Ángel Fernández. Los diarios españoles le recuerdan ahora, a nuestro mexicano, lo mencionan como el más grande al ejecutar chilenas, un elogio. Hugo comentó anoche en ESPN, que de esos goles así, había hecho 23, dos al portero bocón de Lavolpe, cuando lo retó que no le haría otro igual. Llegó un día y le clavó el otro. Hugo era la perfección en las chilenas. ¿Quién sabe dónde las aprendió? Ayer, el Narciso mas grande de la humanidad, el chulo y bello Cristiano Ronaldo, 33 años (paréntesis: Narciso viene de aquella leyenda cuando un joven llamado Narciso, de especial hermosura, se veía reflejado en el agua y se enamoraba de él mismo, hasta que resbaló y se ahogó, por guapo y por güey. Ovidio lo cuenta en sus memorias), ejecutó un gol de antología. De esos que se plasmarán en alguna estatua o en un poster. Cuando el juego iba encaminado a ser ganado por el Real Madrid, le vino una bola del área derecha, la cazó, la midió con telemetro, fue hacia ella y elevó la punta del pie a 2.34 metros y se la clavó al mejor portero del mundo, Gianluigi Buffon. La hinchada de Turín se puso de pie, loa al dios del estadio, reverencia a un grande, aplaudieron con reconocimiento a un inmortal, a ese que con Messi disputa la supremacía. “El aplauso del estadio fue increíble, jamás viví algo así”, dice CR. Él, Narciso Ronaldo, agradeció esas muestras de reconocimiento y se puso la mano al corazón, inclinó la cabeza como en ceremonial litúrgico religioso. Esa Chilena lo aupó a los altares de la Champions. La Chilena, como se sabe, no la inventó ni la ejecutó ningún chileno, fue un español, el vasco Ramón Unzaga, en un juego Chile-Argentina, donde se había nacionalizado chileno. Las portadas de los diarios se rindieron ante el dios del Real Madrid. El portero Buffon, al término del juego lo buscó, se guardó su ultimo abrazo y le pidió su camiseta, que seguro en años andará en las casas de subastas por quién pujarán por muchos euros. Dijo que Cristiano era comparable a Maradona, Messi o Pelé, y nadie lo duda. Ese elogio, viniendo de Buffon, es sublime, ha sido nombrado el mejor portero de la historia cinco veces, superando al ruso Lev Yassin. Los porteros son los futbolistas que viven con más supersticiones en el terreno de juego. La soledad bajo los palos a menudo les llena de tics y de manías. Se sienten más observados que sus compañeros. Pasan de la gloria al fango en solo unos segundos, los que determinan un acierto o un fallo, escribió Rosa Montero. Este gol hacia Buffon era imparable, solo lo vio pasar y se inclinó ante la maestría. Bien lo decía el flaco Mennoti: ‘El futbol son tres cosas: tiempo, espacio y engaño’. Bienvenido a la historia ese gol en Turín, ahí queda en la inmortalidad. En Portugal, las campanas de las iglesias tañeron fuerte, el hijo pródigo pasaba a esa historia imborrable, pues la historia es una gata que siempre cae de pie, diría el poeta Eliseo Alberto.

PAPÁ TRUMP O AHÍ VIENE EL COCO

Papá Trump tronó los deditos y todos nos espantamos. La verdad, es una gente a la que hay que tener miedo y cuidado. En una de sus mariguanadas o jaladas, capaz nos invade, claro tendría un problema mayor, tendría que mantenernos y sacar de la pobreza a la mitad de nuestra población. Le mandó decir al gobierno, vía su tuiter, o parábamos a esos migrantes hondureños que cruzaban por tierras mexicas, o ponía militares en la frontera. Poner militares en tiempos de paz en cualquier frontera, suena a guerra. Y una guerra con ellos, nanai, nosotros solo tenemos charpes y ellos aviones F-35, y bombarderos y portaaviones. No es tarea menor, cuando sus presidentes se alocan, como ahora pelos de elote, nos han invadido. James Polk lo hizo una vez. Ese tiempo vinieron de compra de garaje y se quedaron con Texas y California y Nuevo México, otra vez entraron por Pancho Villa (Oye tú, Francisco Villa ¿Qué dice tu corazón?), por atacar Columbus, en aquella afamada Expedición Punitiva, donde venía el famoso general Pershing y un soldado apellidado Patton. Villa los cuenteó. Jamás lo encontraron, les enterraba cabezas de ganado con una leyenda: “Aquí yace Pancho Villa”, cuando lo desenterraban, solo le decían: Cabrón, eso sí, en inglés. Otra invasión la lanzó el presidente Taft, entraron por Veracruz y aún no había ninguna Parroquia donde tomaran un lechero. El problema es, si nos invade Donald Trump, qué va a hacer con Andrés Manuel, Meade, Anaya y Margarita. A quién pondrá de interino. Ni idea. Mejor ahí déjenlo, los migrantes se diluyen porque el gobierno le hizo caso a esa amenaza trumpista. No solo eso, el presidente americano se jactó y burló de qué le habían obedecido. Gacho. Raúl del pozo: “La palabra emigrante es incorrecta; emigran las aves, los seres humanos huyen; en este caso salen por pies después de la tremenda equivocación de la clase dirigente. No salen como los pájaros en forma de V, se van avergonzados con su máster y su título universitario sabiendo que terminarán limpiando cuadras de caballos”.

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