*De Emerson: “Únicamente la obediencia tiene derecho al mando”. Camelot

HACIA LA TINAJA

Fui a un rol a Veracruz. He intentado dejar de viajar mucho, porque estos caminos están para llorar. En Cuitláhuac, que también es pueblo, después de ver el atorón y de calcular que una hora y media nos esperaba aparcados ahí, intenté negociar con un poli y un empleado para que levantara una pluma y pudiera regresar al camino de vuelta, aun pagando doble, tomar la federal rumbo a la Tinaja, donde está el primer puente atirantado del país, que habrán construido Miguel Alemán o Adolfo Ruiz Cortines, en la ICA. No se pudo, pero a los metros un trailero nos dejó pasar y regresamos, tomé el atajo de ese camino que también está muy amolado y es tierra de nadie, porque el Julen Rementería, cuando era secretario de SIOP del gobernador Yunes, su jefa de prensa, que ya se le fue de ese equipo, me escribió que era terreno federal, o sea que si está en manos de aquellos olvidemos el asunto. Entre el verdor vi un árbol color de rosa, lo subí a mi Facebook y pedí a los facebookeros me dijeran si era cierto que se llama Palo de Rosa, hubo varias versiones, sí era un palo de rosa pero también es llamado roble o cocuite. Lo cierto es que en el camino llaman la atención, por su color rosa, supe allí mismo que es un árbol en peligro de extinción y que su madera es muy fina, un escritorio hecho de esa madera llega a valer mucho dinero. Viene de Japón, me sirvió caminar por ese camino para verles en todo su esplendor, porque también aseguran los que saben de estas cosas, que solo florece en este mes, no como aquella rola de los Rebeldes del Rock: cuando florecen nuestros manzanos, por una eternidad.

CON LA TIA EDELMIRA

Aunque es un caso personal y familiar, de duelo, fui a la funeraria Del Ángel en Veracruz, a despedir a una prima hermana muy querida, la Nery. Fui también a dar el pésame y abrazar a la Tía Edelmira, mujer que a sus 94 años ha sepultado a sus cuatro hijos. Ya no le queda ninguno. Muy lúcida. Ayer al abrazarla, decía entre llantos que quizá Dios la dejó ahí tanto tiempo, no solo para cuidar a los cuatro hijos, tres varones y una mujer, sino para ver por ellos y darles cristiana sepultura. Un caso muy doloroso, porque es contra natura que una madre o padre sepulten a sus hijos. Pronto estará con todos ellos, y con el tío Edgard, un tío muy querido, hermano de mi padre, que en Tierra Blanca, en esos corredores de la casa de la infancia, entre el silbar de los trenes y los trabajos en los ferrocarriles, donde allí laboraban en oficinas mi padre y mi tío, convivimos y crecimos viendo pasar el tiempo y alcanzando la juventud, para luego partir a buscar nuestros derroteros. Su caso me recordó al de aquella madre que perdió a cinco hijos en la guerra y hasta una película hicieron, en Salvando al soldado Ryan, emotiva historia que dio pie a que el presidente Abraham Lincoln, que era un gran orador y humanista, le enviara una carta personal, de puño y letra, donde le agradecía el servicio a la patria. El sufrimiento de las madres, reflejada en la Tía Edelmira. Que en paz descanse, Nery.

LA CARTA DE LINCOLN

“Casa de Gobierno. Washington, Nov. 21, 1864

A la señora Bixby, Boston Mass.

Estimada señora. Me han mostrado en los archivos del Ministerio de Guerra una declaración del ayudante del general de Massachussets expresando que usted es madre de cinco hijos que han muerto gloriosamente en el campo de batalla. Sé cuán débil e insuficiente ha de parecer cualquier palabra mía que intente distraerla de su aflicción por una pérdida tan abrumadora, pero no puedo abstenerme de ofrecerle el consuelo que quizá se encuentre en la gratitud de la República, para salvar a la cual murieron. Ruego al Padre Celestial pueda aplacar la angustia de su pérdida, y le deje sólo el afectuoso recuerdo de los seres queridos y perdidos, y el solemne orgullo que debe usted sentir al haber realizado tan costoso sacrificio en el altar de la libertad.

Muy sincera y respetuosamente suyo. A. Lincoln”.

LA COMIDA DEL GAUCHO

Después me fui a comer, hacia hambre, partí al Gaucho de Siles y allí me enteré que el Barcelona había sido eliminado de la Champions, que es como sacar a un Papa del Vaticano, sin permiso de los Cardenales, un caso para Ripley, el dios Messi humillado. Una ventaja que se pensaba inalcanzable y mordieron el polvo. En Cataluña debe haber duelo. Y todos saboreábamos un encuentro contra el Real Madrid, donde se enfrentarían los dos mejores equipos del mundo y el número uno y dos del planeta, Messi y Cristiano. Pero quiso el diablo italiano que no se diera. Me acordé de un tiempo, de un 24 noviembre de 2015, cuando al lado del Cónsul de México en Barcelona (ahora malito, rogando a Dios lo cuide y le devuelva la salud, Fidel Herrera Beltrán), nos fuimos con mi nieto Chicharito al Camp Nou a ver un duelo entre Barcelona y esta misma Roma. Con asientos de primera, zona VIP y al medio tiempo entre los directivos y picudos, la ventaja de ser diplomático, diría Minga, una gente de mi pueblo. Aquella vez de ese juego, Barcelona y Messi le dieron un baile a la Roma, de dios padre. Los traían locos, les metieron 6 goles a 1 (Dos Messi, dos Suárez, uno Piqué y Adriano, y se dio el lujo Neymar de fallar un penalti) la perrada catalana salió adorando a su dios Messi, y a Iniesta y a los demás. Es un club grande, que seguro se extrañará en las semifinales y la final. Pero el fútbol es así.

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