*La frase del día. El ruso AMLO a Meade: “Ternurita, ternurita, apúrate porque te va a ganar Margarita”. Camelot.

CON VIA VERACRUZANA

Los diarios veracruzanos, los portales, el Internet, todos apechugaron la noticia de que la organización política Vía Veracruzana, a la que en un tiempo se le llamó Viagra Veracruzana, por estar formada por puros viejitos cascarrabias, invitó al candidato panista, Miguel Ángel Yunes Márquez, y de la alianza PRD/MC, a que se integrara a sus filas, y que desde ahí partirían juntos para caminar por el estado y lograr el triunfo a la gubernatura. El patriarca mayor, el Don Corleone de Vía Veracruzana, Felipe Amadeo Flores Espinosa, cuyos sueños siguen entre Cotaxtla y Xalapa, dio su visto bueno y se va a esa orilla de esas aguas, al otro lado del rio para lograr un triunfo contundente. He platicado con muchos priístas, muchísimos de ellos amigos de Pepe Yunes Zorrilla, el candidato del PRI a la gubernatura, han desertado porque, aseguran, el partido de Pepe va muy abajo y esos votos se van a desperdiciar y ellos, por ningún motivo quieren alguna sorpresa. Ceremonia en el mismo WTC de Boca del Rio, feudo priísta, donde antiguamente reinaba el dinosaurio y nada los despeinaba, hasta que llegó un meteorito llamado Miguel Ángel y los derrumbó por una eternidad, como dice la canción. Ahí en ese WTC, que Dante inició y remodeló Miguel Alemán y que ahora está rechinando de limpio, porque en la época del gobernador de las estrellas (1998-2004), el televiso llegó a ponerlo a la altura de la modernidad, con escaleras eléctricas, ampliación de salones y, cuando ya llevaba 800 millones de pesos gastados, su secretario de Finanzas, el último de la fila, Juan Felipe Aguilar de la Llave, apretaba aquellito y le imploraba: “Señor, ya nos pasamos del presupuesto”. “No te aflijas, querido Johny”, le decía Miguel, “si falta yo pongo de mi bolsa”. Aunque otros dicen que no ponía nada, que era tan marro que a Montano lo traía casi a pan y agua y ni invitaba los chescos, pero esas son otras historias. Su presidente, Dany de Vito, alcanzó en su spitch a decirle a Yunes Márquez que juntos van rumbo a la victoria, como cuando Patton y Eisenhower se unieron en la Segunda Guerra Mundial a liberar a los aliados. Venga, pues.

EL LIBRO DE JORGE VOLPI

Terminé de leer (ler, diría Aurelio Nuño), el libro de Leonardo Padura,’ El hombre que amaba a los perros’, uno de 700 páginas, la historia del crimen de Trotsky, en Coyoacán y parte de la vida de su criminal, Mercader, y parte también de una historia de la Guerra Civil española, aunque para leer la historia de esa guerra, nada como el libro ‘Una historia de la Guerra Civil, que no le va a gustar a nadie’, del gran Juan Eslava Galán, aquellos tres años de esa dura guerra, donde nunca se terminó de saber y entender quiénes eran los buenos y quiénes eran los malos. Voy ahora a comenzar el de Jorge Volpi, Premio Alfaguara con ‘Una novela criminal’, aquel lío de la secuestradora francesa, Florence Casez, que creó un conflicto diplomático y presidencial, cuando el mamón presidente de Francia, el tal Sarkozy, exigía y casi regañaba al presidente Calderón, por la libertad de la secuestradora, que salió libre por una argucia legal. Lo bueno es que cada que se veían los presidentes, en cualquier foro mundial, el nuestro llegaba medio happy (crudo) y no le concedía su libertad. Los secuestradores deben estar pudriéndose en la cárcel, decía Felipe, con justa razón. Calderón era el presidente que necesitábamos ante las duras embestidas del locochón Donald Trump, para aplicarle ese ‘de a poquito y de a lejitos’, diría Minga, una gente de mi pueblo.

OBITUARIO (EL GRAN KAMALUCAS)

El sábado por la madrugada, mientras su diario y casa donde laboró por años, Crónica, celebraba sus 27 años de vida periodística, murió el gran Kamalucas, un filósofo de mi pueblo, Tierra Blanca. Fui informado que en la madrugada, a sus 85 años, murió en paz, al lado de su familia. Andaba malito y se había internado hacia poco. Lo vamos a extrañar, era un personaje muy querido en el pueblo, amigo de muchísima gente que le apreciaba. Fue velado, como se acostumbra en esa Cuenca del Papaloapan, en su casa de Independencia casi esquina Iturbide, y sepultado al día siguiente. Descansa en paz, querido amigo, Juan Antonio Estrada, tus amigos de la radio (XHJF) y el periódico Crónica, y muchísimos más en el pueblo, te extrañaremos. Seguro estás alegrando al Señor con tus amenas y sabrosas pláticas y una que otra décima. Fue un trabajador ferrocarrilero, como muchos de ese pueblo, jefe del taller de soldadura y gran instructor de talleres, jubilado hace muchos años. Honró su trabajo de ferrocarriles con eficiencia. Fue y seguirá siendo un personaje de mis columnas, ahora más, que no está en vida. Había gente que me preguntaba si existía, lo creían de ficción, al igual que Minga, si existen, bueno, Kamalucas se nos fue hace rato. Fue un buen decimero y dejó para la posteridad muchas décimas, vocación tardía que descubrió hace algunos años, ya grandecito el buen Kamalucas. Recuerdo que la última vez que nos vimos fue hace como un año, junto a unos amigos, el día que comimos en casa de mi hermano Enrique. En el café del parque, y luego en la comida, hablamos de las cosas mundanas de ese pueblo y de ese feo parque que dejaron pelón y sin árboles, y ahí, como no hace calor, pues se sufre. “Para enterrar a los muertos”, escribió León Felipe, “cualquiera sirve, cualquiera, menos un sepulturero”, Kamalucas está vivo, en el recuerdo de todos aquellos que lo quisieron y celebraron su amistad. Mi sentido pésame a toda su familia, a su esposa Juanita Torres, y a sus hijos, Marco Antonio, Mónica Eugenia y Maricarmen. Ya descansa en paz.

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