Tal parece que en estas elecciones los mexicanos sacamos lo peor de nosotros mismos. Los adversarios políticos están utilizando como nunca la mentira y la infamia para tratar de desacreditar a sus contrarios y para engañar al electorado.
Lo anterior, por sí mismo, a pesar de lo grave que significa ganar engañando, no sería tan malo si los propios mexicanos no estuviéramos haciendo eco y retransmitiendo todos esos mensajes falsos, todas esas ofensas, todas esas infamias, pues el pueblo mexicano no es esa porquería que vemos en algunas redes sociales ofendiendo en lugar de argumentar.
Todo parece que la elección se ganará fomentando el odio de los propios seguidores en contra de los seguidores de los adversarios. Odio que es bien recibido por muchos de esos seguidores para transmitirlo en sus propios mensajes.
Anónimos, publicaciones falsas, ofensas, mentiras o verdades sobre la vida privada (que debiera ser privada), engañifas, absurdos, leperadas, descalificaciones…. Eso es lo que ha caracterizada esta elección como nunca se había visto.
Sabemos que la política en México es el arte de la suciedad. Manchar al adversario, engañar al seguidor, jamás cumplir las promesas, llegar a enriquecerse en lugar de servir a la Patria o al prójimo. Eso ha sido parte de la cultura mexicana durante mucho tiempo, pero el resto de los mexicanos no hemos sido así, hasta esta elección. Ahora parece que todos nos revolcamos en el mismo pantano en el que se encuentra nuestro nivel de hacer política.
Curiosamente, los mexicanos deberíamos de impedir que la guerra de mierda y lodo nos manche. Para nosotros la elección es importante, pues escogeremos quien será quien dirija los destinos de la nación, de algunos estados, diputados, senadores y diputados locales también en algunos estados.
Si pudiéramos superar nuestra propia ceguera, deberíamos rechazar los engaños de la propaganda de cualquier partido político o candidato, e incluso mostrar el rechazo en las urnas. Lo malo es que todos han participado activamente en dichas actividades. Sin embargo, cuando menos, podríamos sancionar a esos corazones oscuros que disfrutan utilizando el período de elecciones para manchar de suciedad todo lo que tengan cerca.
En redes sociales deberíamos evitar compartir noticias sin tener la seguridad de que son ciertas. Resulta increíble como nos regodeamos demostrando al mundo ingenuos o ignorantes que somos, y lo hacemos al compartir noticias falsas. Quedamos en evidencia una y otra vez. Tan sólo nos justificamos porque otro ingenuo o ignorante, amigo, familiar, conocido, etc., nos envió la misma información falsa, porque él también fue engañado.
Lamentablemente, aquello de que tenemos el gobierno que nos merecemos es una realidad. Hoy una vez más, la competencia política se volvió una competencia deportiva de equipos. Yo le voy al azul, yo al rojo, yo al moreno… ¿acaso analizas la calidad y capacidad de cualquiera de sus candidatos? ¿ya pensaste en la posibilidad de otorgar un voto distinto para cada puesto de elección popular? ¿acaso consideras que los elegidos para ser candidatos son los mejores hombres y mujeres de tu distrito?
Nada de eso importa. Lo único que importa es echarle porras a unos colores. A un candidato y a los demás de su partido. Sin pensar, sin analizar, simplemente ganar porque le voy a un color o a un equipo. Así, la elección se vuelve banal y la convertimos en un concurso de kermesse de escuelita. Por eso nos hemos equivocado una y otra vez, y nos seguiremos equivocando.
El análisis es muy sencillo. Algunos partidos ya han gobernado. Si nos gusta como lo han hecho, deberíamos de votar por ellos. Si estamos a disgusto deberíamos de votar por otra opción. Pero ese criterio, que parecería tan obvio, ya está relegado al olvido. Nos sentimos parte de un equipo, de su porra, y votamos en consecuencia, sin la mínima selección. Ni modo, así somos los mexicanos, a pesar de saber que una vez que lleguen al poder quienes ganen, se olvidarán de que fuimos su porra, sus tontos útiles, ofendidos una vez más, porque trabajamos para ellos y ellos desde el poder no trabajan para nosotros.
Te invito a analizar a cada uno de los candidatos que los partidos escogieron para ti. Acepta y reconoce que no vivimos en una democracia, pero aún así, tienes la posibilidad de discriminar, separar lo bueno de lo malo, sin importar los colores, porque a fin de cuentas, lo que está en juego, no es que gane o pierda tu equipo favorito, sino que el futuro cercano de toda la sociedad mexicana.
Por último, te recuerdo que en los debates no estás decidiendo quièn es el mejor gallo, el que mejor habla, el que mas golpea a los demás. No es un concurso de boxeo verbal. Los debates te sirven para decidir quien tiene las mejores propuestas y quien te parece confiable para regir los destinos de tu país, estado, o simplemente que legislador te representará más dignamente. Cegarte y escoger por colores en todas las boletas sólo demuestra tu irresponsabilidad. Votar igual en todas, porque después de analizarlos consideraste que era correcto hacer lo así, es una decisión consciente. Frente a las urnas ¿Serás consciente de tu responsabilidad?
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