Estaban dos señores conversando en una reunión: -Oye, Ramón, me enteré que ya compraste tu aparato de sordera. -Así es, amigo, es una mravilla. ¿Y es bueno? No quisiera presumir pero es de los mejores y escucho perfectamente. -Ah, qué bien Ramón, y ¿cuánto te costó? -Claro que sí, son las 12.45. Lo publican en «Auge de Vida».