Gran expectación causó el debate entre los aspirantes a la presidencia de la república… Sin duda, la inmensa mayoría de los mexicanos estuvimos atentos para escuchar y ver; sí, ver las posturas y las reacciones de los candidatos, ante los problemas nacionales, particularmente, ante los cuestionamientos de los conductores y de sus mismos colegas.

Interesante el cambio de formato, sin embargo se notaron algunos detalles técnicos que se deben de atender, porque en dos o tres ocasiones, López Obrador no alcanzó a contestar en las réplicas porque se le acababa el tiempo…igual le paso a Meade y creo que también, a Ricardo Anaya.

En cuanto a los conductores, bien en lo general, pero pareciera que deberían ser más flexibles o permisivos, especialmente cuando el candidato cuestionado no alcanzaba a responder o cuando el que cuestionaba, estaba replanteando la contrarréplica a quien no contestaba, por lo demás, si hubo avance y mucho, que permitió ver más aspectos del candidato… especialmente, en su forma de reaccionar ante los cuestionamientos directos…ahí, en donde AMLO, “nomás” no puede o, mejor dicho, no quiere, se cierra y no contesta, evade y siempre recurre a los mismos términos de siempre: la mafia del poder, soy honesto y bla bla bla…. Nunca dio respuesta a los cuestionamientos sobre cómo vive y sobre sus aliados como Romo, Gómez Urrutia, Bartlett, los familiares de Elba Esther y demás ex priistas y panistas que ahora enarbolan las mismas banderas a su lado…. Creo que los mexicanos merecemos más respuestas y, sobre todo más explicaciones.

Anaya se vio como un buen dominador de los debates, seguro, incisivo, con argumentos y con pruebas… pudiera ser el que mejor impresión causa con su forma personal de desenvolverse, sin embargo, debió de presentar los documentos que alude tener para sostener que no es responsable de lo que se cuestiona y posiblemente, debiera de restarse a sí mismo, un poco de soberbia y auto sobrevaloración… por lo demás, su juventud y su escolaridad le pueden ser de gran utilidad.

Margarita, fue algo nuevo, la presencia femenina en el gran debate de los asuntos nacionales… De entrada, se notó nerviosa y falta de recursos argumentativos, aunque sí fue clara y contundente en algunos planteamientos como en lo del Observatorio Ciudadano, que no pudo explicar a detalle, por la misma razón, el tiempo.

El Bronco, en su papel, quizás por ser del norte, fue más directo, practico y cuestionó de manera personal a AMLO, que nunca pudo responder a sus interrogantes… Se vio muy mal con su planteamiento de cortar la mano a quien robe, por lo que, de inmediato, en las redes sociales lo compararon con el “mocha orejas”.

Meade, con propuestas, todas ellas viables, se vio, al principio, un poco acartonado, falto de oficio, situación que conforme avanzó el debate, fue superando…le faltó aclarar que el PRI, fue el único partido que de inmediato entregó sus aportaciones para los damnificados…quizás no lo hizo en el entendido de que no es priista, pero, afortunada o desafortunadamente, representa a ese partido y debió dejarlo en claro, como lo hizo Anaya y como intentó hacerlo AMLO, enredándose diciendo primero que habían dado 130 millones, después 70 y volvió a decir que 130 y que informa en las redes sociales, como si las autoridades no existieran.

Por cierto, el caso Obedrecht quedó sin respuestas, porque se consumió el tiempo.

Para quien esto escribe, el debate fue bueno, pero que sin duda, pudiera mejorar, con un formato aún más flexible, que nos permita ver más a la persona hecha candidato y al candidato respondiendo como una persona en el ejercicio de un derecho ciudadano.

Por lo demás, sin duda, vienen los días del análisis del debate y lo que les quedó a los candidatos como una resaca, que deben de superar.

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