Muy bueno, quizá el mejor desde que se inauguró este formato en la novel democracia –de a de veras- mexicana. Me atrevería a decir que los moderadores Denise Dresser, Azucena Uresti y Sergio Sarmiento, sobradamente fueron los que mejor librados salieron del debate. Concretos, seguros, firmes, estructurados, con tablas, en pocas palabras, inmejorables. En mi anterior entrega mencioné que, sin hace al adivino, tenía la ligera sospecha de que el que mejor librado de este primer debate iba a ser el frentista Ricardo Anaya. Creo que no me equivoque.
Hay que reconocerle al tipo su brillantez, sus tablas para este tipo de encuentros cara a cara, su claridad, su inteligencia, pero sobre todo, que es una gente que no deja nada a la deriva, se prepara, se conduce con soltura, articula bien sus ideas, se documenta, a leguas se ve que hacer rounds de sombra. ¿Sus sparrings?, nada raro sería que se le pusieran a las trompadas gente como Jorge G. Castañeda, el mismo Dante, Mancera o el mismo Diego Fernández de Cevallos. Como lo dije aquí, era previsible que su objetivo era claro que iba a ser el puntero en las encuestas, y así fue.
Toda la primera parte del debate, él y Meade acorralaron al caudillo, lo pusieron contra las cuerdas, en cuenta de protección, y qué pena que después se atacaran entre ellos casi hasta despedazarse, intercambiando ataques mutuos, olvidándose de AMLO, lo que le permitió a éste sobrevivir. Salió golpeado, aspirando aire desesperadamente, pero vivió para contar este primer round.
E insisto, para que no vayan a salir con que es uno parte de la mafia del poder, no es que le vaya a Anaya, pero en un análisis frío, despojado de cualquier afinidad política, ganó el debate de manera sobrada. Tal vez su mayor problema sea su conexión con el electorado. Me equivoqué con Margarita. Pensé que como no tenía nada que perder se iba a ver más suelta. Hay temas de la agenda social que le incomodan, que se ve que nomás no le entran: matrimonios igualitarios, adopciones de matrimonios homosexuales y aborto.
De Andrés Manuel era lógico que iba a tratar de nadar de a muertito. Se dirigió a su galería, no la quiere intranquilizar, y seguramente así va a continuar hasta el final, con su discurso outsider, en contra de la corrupción, el NAICM, y con su consabido discurso de dar soluciones fáciles a problemas complejos. Finalmente, creo que los debates no se le dan.
De Meade, vaticiné una media tabla y creo que no perdió, pero tampoco ganó, que era más que una obligación. Es sin duda el mejor preparado de todos. Nadie de los otros contendientes tiene nada que hacer ante su experiencia, su preparación y trayectoria. Su problema es que está conduciendo un automóvil equivocado. Es el representante de un gobierno y de un partido muy desacreditados. Son indefendibles, lo último fue el reconocimiento del propio presidente de la República de que la política de seguridad pública seguida en su gobierno había sido la equivocada. Patético, qué tarde se dio cuenta de tan craso error, de consecuencias muy costosas en vidas humanas. Necesita empezar a recuperar terreno, habría que meter a la cárcel a unos doscientos y quién sabe si le alcance para enderezar el barco.
De Jaime Rodríguez dije que solo esperaba dicharajos, y solo dicharajos nos recetó el hombre. Es un tipo poco serio y no debería estar en la contienda, nada aporta y todavía no me queda claro a quién le va a restar votos, de lo que si estoy seguro es que a AMLO no.
Finalmente, a Andrés de nada le sirvió alardear en redes que mientras sus rivales seguramente estaban en la preparación del debate, él se dedicó a pegar estampillas del álbum Panini del Mundial con su hijo Jesús. Pero no pasó de ser un desplante más del caudillo, lo pudieron haber noqueado, tuvo suerte que en la segunda parte del debate Anaya y Meade se dedicaran a intercambiar dentelladas, rasguños y jalones de pelo.
gama_300@nullhotmail.com @marcogonzalezga