Ayer me encontraba en un verdadero dilema, no sabía si escribir sobre los primeros 400 años de mi ciudad natal, Córdoba, que los cumplió el jueves 26 de abril, y sobre los 78 años de vida de uno de mis actores favoritos –me compongo la plana, ¡es mi actor favorito!-, Alfredo James Pacino.
Ya sé que van a decir que no hay punto de comparación entre los dos temas, ¡en donde por supuesto mi tierra está primero!, pero Pacino es Pacino, además, por definición tendría que ser un texto más ligero, digamos que con menos rigor teórico como el que sí requeriría el tema de la fundación de Córdoba. Al fin y al cabo no todos los días se cumplen 400 años. Finalmente me decidí escribir sobre Pacino, lo que no deja de ser placentero.
Alfredo James Pacino nació un 25 de abril de 1940 en Nueva York, en el seno de una familia de ascendencia siciliana. Sus abuelos eran originarios de Corleone, Sicilia. Estamos hablando de un actor que muy joven tomó la decisión de lo que quería ser en la vida, a los 17 años años ya tenía claro que quería ser actor, su otra opción era ser beisbolista. Muy joven, siendo apenas un adolescente, se inscribió en academias actorales, entre ellas la muy prestigiada Actors Studio, en donde recibió clases de parte del mismo Lee Strasberg, circunstancia que representó un punto de inflexión en su carrera.
Es decir, cuando hablamos de Pacino hablamos de un actor clásico formado a la luz de los más altos estándares de las mejores escuelas de actuación del mundo. Un actor preparado para interpretar cualquier papel de teatro de cine, a Shakespeare o a Tennessee Williams. Y no había que ser un crítico de cine para ver en Pacino a un actor de excepcionales condiciones. Al correr de los años, no recuerdo con precisión cuál fue la primera cinta que vi del neoyorkino. Podía haber sido ‘Serpico’ (1973), ‘Tarde de perros’ (The day dog afternon, 1975) o ‘El espantapájaros’ (Scarecrow, 1973), pero no, el primer film que vi de este actor fue ‘El padrino’ (The Goodfather, 1972), su tercera cinta en su breve cinematografía.
‘El padrino’ reveló a un actor maduro, muy hecho en su técnica actoral, que opacó incluso a monstruos sagrados como el mismo Marlon Brando, al ya consolidado James Caan y a un todavía joven Robert Duval. Fue esa magistral interpretación la que lo elevó a niveles estelares. En su papel de Michael Corleone, como el universitario hijo del mafioso al que el capo tenía predestinado otros horizontes, los de la política eran los más seguros, pero que las circunstancias en permanente conflicto del mundo de las familias de la mafia neoyorquina, lo obligan a asumir el mando de la familia de los Corleone, actuación que nos ha dejado algunas de las escenas más memorables de la historia del cine, encumbrando a Pacino a niveles de dios en la escena cinematográfica mundial.
Después vendrían otros filmes igualmente recordados: los ya mencionados ‘Tarde de perros’, con un estupendo John Cazale como pareja actoral, que ýa antes se había dado en la película de Coppola, o ‘Serpico’, en donde interpretaría a un policía incorruptible. Después vendrían ‘Justicia para todos’ (1979), ‘Cruising’ (1980), ‘Caracortada’ (1983), ‘Dick Tracy’ (1990), ‘El padrino II’ (1974) y III (1990), ‘Perfume de mujer’ (1992), ‘Carlito’s Way’ (1993), ‘Fuego contra fuego’ (Heat, 1995) y una casi inacabable y larga lista de cintas hasta 2017, en que protagonizó ‘Hangman’, un thriller policiaco. Por ‘Perfume de mujer’ se haría merecedor al Oscar al Mejor Actor, actuación muy sobrada en donde interpreta a un invidente.
Pacino ha ganado todos los premios habidos y por haber tanto del cine, teatro y televisión, tanto de los Estados Unidos como de Gran Bretaña, Francia e Italia, estamos hablando del Oscar, Bafta, Emmy, Globo de Oro, León de Oro, Donatello y Tony. Me cuesta trabajo encontrar un actor que en la actualidad rivalice con la trayectoria de Pacino. No sé, tal vez Tom Hanks, porque ni siquiera el otro monstruo sagrado Robert DeNiro me parece que le rivaliza, está un escaloncito más abajo.
Dios salude los bien ganados 78 años de Pacino.
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