NO ES, de ninguna manera, la primera ocasión en que se habla de una estrategia política, generada por los dos partidos políticos más importantes de México, es decir, el PAN y el PRI, para ponerle una barda de contención a Andrés Manuel López Obrador. El tema ha estado presente desde que se iniciaron, propiamente, los movimientos políticos del proceso electoral que nos ocupa, pues desde entonces, López Obrador, ya venía encabezando las preferencias electorales y se había convertido, primero, para los partidos políticos, en un fuerte dolor de cabeza que no se les quitaba ni con aspirinas, pero lo más importante es que dentro de la ciudadanía, se venía reflejando una especie de desconfianza política al analizar cada acto y expresiones del ahora candidato a la Presidencia de la República, por lo que se llegó a pensar en que verdaderamente se había convertido en un peligro para México.

Con el paso del tiempo, la posibilidad de un acuerdo entre las dos organizaciones políticas más poderosas en el campo electoral, aunque digan ahora que las cosas han cambiado y que el partido más fuerte del país, lo es Morena, se vino fortaleciendo, de tal manera, que en su momento fue comentado ampliamente y en razón una de las formas para detener el avance del famoso Peje, aunque, todavía, falta por analizar, primero, que las encuestas que han señalado como puntero a López Obrador, sean ciertas, que tengan suficiente sustento, porque si bien son muchas de estas mediciones que han coincidido, también es cierto, que ninguna de ellas refleja la verdad, toda vez, que tales mediciones podrían esta plagadas de errores que no se han contemplado y el principal motivo para desconfiar de ellas es que normalmente son trabajos pagados con anticipación y sin rastro alguno.

Pues bien, aparte de lo que ya se ha comentado, no deja de ser una buena estrategia el hecho de que tanto el PRI, como el PAN, se unan en este propósito y que de lograr su cometido hacer un gobierno de coalición, lo que, de ninguna manera pasaría por el tamiz del INE, sino que como mucho se ha dicho, sería un acuerdo de facto, es decir, en lo oscurito como parte de la guerra electoral, donde se dice, que hasta cierto punto, todo se vale.

Estos rumores, porque en realidad, solo son eso, rumores de un acuerdo entre la cúpula del poder político y los partidos adversarios a Morena, y su candidato Andrés Manuel López Obrador, se difundieron mucho en los recientes días, aunque, de hecho, los propios candidatos de estos partidos, lo han negado, ya que cada uno de ellos insiste en seguirse atacando, mientras que López Obrador, feliz, ve que todo esto le suma votos.

Y aunque se trate de rumores, negados, como ya se ha dicho, no les cae mal la idea y hasta han dejado, los propios candidatos del panismo y del priismo, dejar que esto avance y se concrete en pocos días, aunque el tiempo se va como agua y puede suceder que por esperar les salga el tiro por la culata. La negación de este acuerdo ha sido pública y evidente, porque así tiene que ser, ya que se trata de una estrategia fina que tiene que tejerse sin el conocimiento general.

Este acuerdo pudo tomarse desde hace tiempo y sería la hora en que las cosas ya fueran cambiando, si Ricardo Anaya, no se hubiera puesto sus propios moños, con el pretexto de que una coalición que le acompaña le exigiría cumplir con los acuerdos entre ambos, continuando con el proyecto político que con tiempo y forma armaron para esta contienda electoral.

Pero, como nada es para siempre, en los días que restan de la campaña política, podría adoptarse este acuerdo y darle fuerza política para que López Obrador, no se les cuele en la jugada, pues de alguna manera, ya tienen antecedentes de esta posibilidad en su contra, luego de repetir en varias ocasiones que ni juntos, el PAN y el PRI, lo podría derrotar.

Son momentos de pensarle mucho y de buscar una solución al grave problema del avance político de López Obrador, aunque bien lo hemos comentado en otras ocasiones, que difícilmente alcanzará la victoria, en virtud de los muchos intereses que en determinado momento tocaría y que no conviene a muchos sectores del poder en el país, sobre todo, en el económico, donde López Obrador, podría hacer daño con sus propuestas que ha venido manejando ante el pueblo mexicano.

López Obrador, perderá nuevamente, porque aparte del posible acuerdo estratégico entre el PRI y el PAN, hay de por medio el temor de que el país llegue a convertirse en un modelo político como el que se ha aplicado en otros países de Latinoamérica, aunque haya investigadores y analistas políticos, que rechazan esta posibilidad porque México, no tiene las condiciones que se requieren para este tipo de gobierno.

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DE LOS ARREPENTIDOS quiere Dios, y aunque un poquito tarde, algunos de los integrantes de Vía Veracruzana, que en verdad, son destacados políticos, ya se han echado para atrás en el acuerdo de su organización política de apoyar al candidato de la coalición PAN-PRD-MC, y han decidido sumarse a la candidatura de Pepe Yunes, a quien le han dicho que su propósito es trabajar para que gane.

Todo, de alguna manera, esta bien, pero en esta decisión de algunos ex integrantes de Vía Veracruzana, no se ve con mucha confianza, porque tuvieron mucho tiempo de pensar para tomar este acuerdo, sabiendo de antemano que muchos calificarían este hecho como oportunismo y no como un consciente y verdadero apoyo a quien, desde el principio, es decir, al mismo tiempo en que la dirigencia de Vía Veracruzana, anunciara su adhesión a la coalición política mencionada, ellos, los arrepentidos, debieron haber dicho que no estaban de acuerdo y que se sumaban al PRI, partido político en el cual siempre han militado.

Sin embargo, no fue así, y dejaron pasar los días, como si esta decisión tuviera que tener mucho tiempo para adoptarla, cuando en realidad, sabían que siendo priistas, tenían que estar con su partido y esto desde el primer momento en que la organización política cambiaba de bando.

Es por eso, que ahora, califican a esta supuesta desbandada de Vía Veracruzana, como una posible estrategia política, que podría caber precisamente, en un moderno caballo de Troya.

Así es que no esta de más que los priistas y todos aquellos que forman parte del equipo de trabajo de Pepe Yunes, tomaran las precauciones necesarias y establecer una discreta vigilancia de estos personajes que ahora se sienten arrepentidos.

Digo, por aquello de las dudas.

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CON CIERTA RESERVA del caso, y concediendo el beneficio de la duda, de que Andrés Manuel López Obrador, en verdad, tenga un avance significativo en la aceptación popular, no quiere decir, que su sombra sea definitiva para que en Veracruz, gane Cuitláhuac García, pues ya se vio en las pasadas elecciones donde quedó en tercer lugar y eso que el PRI, había sido vapuleado constantemente por culpa de un hombre que encabezó un gobierno, con un séquito de colaboradores que se dedicó a saquear las arcas del Estado de Veracruz.

Hoy, Javier Duarte de Ochoa, ese Gobernador de que se habla constantemente, ya se encuentra en la cárcel, como bien lo dijo Pepe Yunes, en su discurso de inicio de su campaña política, lo que ya no será pretexto para quien se encargó de esta difusión, para seguir insistiendo en el tema y por lo tanto, existe la posibilidd de que en estas elecciones, el PRI, ocupará el primer lugar y la coalición PAN-PRD-MC, el segundo, quedando, Morena, otra vez, en el tercer lugar.

Esto es lo que se dice públicamente y que Cuitláhuac, si quiere ganar por sí solo tendrá que trabajar incansablemente, primero, para conocer el Estado de Veracruz, pues es evidente que en ese caso es Pepe Yunes, el único que lo conoce, porque se dedicó a recorrerlo, llevando los beneficios de su gestión a todos los rincones de la entidad.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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