«Lo suyo es la plaza, los ríos de gente frente a los templetes, las mujeres que lloran de emoción cuando alcanzan a tocarlo, los niños y los ancianos escuchando y aplaudiendo esa cauda inagotable de promesas entre gritos de «¡Obrador-Obrador-Obrador!». Ahí es cuando el candidato López Obrador, de MORENA, se mueve en su mejor elemento, la plaza, la arenga, la promesa fácil aclamada por la multitud. Ayer, un panadero de Córdoba le entregó un pastel de AMLO con la banda presidencial, hecho de fondant. Otros le regalan poemas bordados, fotografías, muñecos, peluches, rosarios. El les dice: «Yo no les voy a fallar, no voy a traicionar a México». Y pidió un no al voto cruzado. En Orizaba, estuvo una hora tomándose fotos con los asistentes en la Alameda». La reseña es de Ernesto Núñez para «Reforma». Foto de Oscar Mireles.