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De Santa Teresa: Se derraman más lágrimas por plegarias atendidas que por las no atendidas. Camelot
CAMBIAR EL JINETE
Dice el viejo refrán, que no se debe cambiar de caballo a mitad del rio, y otro refrán futbolero asegura que equipo que gana no cambia. La incógnita se despejó, después de que sonaban varios nombres para el relevo de Clavillazo Ochoa Reza, de la manga del chaleco, como en una chistera de mago apareció un personaje del Parque Jurásico, el Negro René Juárez, de aquella camada de priístas de cuando el PRI tenía el carro completo y la sonrisa a flor de piel. Fue gobernador de Guerrero de 1999 a 2005, y de todo y sin medida. No se esperaba, pero los resultados de tener en el tercer lugar al candidato oficial, Pepe Meade, hizo que la decisión se tomara desde el más alto nivel, se dan respiración de boca a boca y se encuentran en terapia intensiva, se buscan los personajes que puedan revertir esa tendencia al parecer inalcanzable, la que lleva el Ruso AMLO. Todo está muy revuelto, ni hay plan B ni plan C. En el campamento de Meade se habla de cambiarlo, él lo niega; se habla de que renunciaría para que esos votos se le sumaran como voto útil a Ricardo Anaya, el segundo lugar. Se acuerda uno de los tiempos de Colosio, cuando lo renunciaban y Camacho Solís estaba con la carabina al hombro, término beisbolero. Y si llegó el relevo y el cambio, pero en Lomas Taurinas, después de una trágica y dolorosa muerte, en una emboscada a Luis Donaldo. Cambian al presidente del PRI y el nuevo, el Negro, llega sin grandes expectativas. Peña Nieto se va en un final de gobierno, marcado por la corrupción y la impunidad, la inseguridad, los miles de muertos y los miles de desaparecidos. Es más, se cree que algunos de su Gabinete ya quisieran que esto se terminara, como un juego de 90 minutos, sin tiempo extra ni penaltis. Ni chilenas que den el triunfo. Algunos que andaban de colados por la Ciudad de México, cuando vieron la entrada de ese Negro que viene a salvar la elección, aseguran que los puso antes a escuchar esa rola de la Ópera de Verdi: Oh, Patria mía, de Aida, en cuya letra muchos no le entendían porque la cantaban en italiano, idioma casi obligado de ópera, pero algo entendieron cuando decía “Oh, patria mía, tan hermosa y perdida”. Ese tercer lugar los trae apanicados, lo mismo en Los Pinos que en cada casucha del rincón mexicano, donde antes eran una aplanadora, antes eran los máximos y hoy son los mínimos. Otros creen que en estos días, ese Negro Juárez Cisneros, los pondrá, como una vez puso el entrenador del Barcelona, Pep Guardiola, antes de una final a escucharles el tema de Luciano Pavarotti, otra Opera, ‘Al alba, venceré’, un tema muy motivacional que, cuando Guardiola se los puso a Messi y amigos que le acompañaban, salieron como los leones en Coliseo Romano, a devorarse al enemigo. ‘Al alba, venceré. Disípate, oh noche ¡Estrellas, ocultaos! ¡Al alba venceré, venceré, venceré!’. Veremos, Negro.
EL DICHO DE NARRO
Ahora los esquemas del gobierno son, de que hay una rebelión mundial contra los gobiernos. Lo han dicho dos funcionarios, uno que lo fue, Aurelio Nuño Mayer, y el doctor José Narro, este último en Milenio TV con Carlos Marín. Decía que no hay desilusión con el gobierno de Peña, que es una tendencia mundial contra los gobiernos, y si la hay, pero la tendencia de reprobar a los gobiernos, como el de Nicaragua, es porque su presidente tiene allí más años que un dinosaurio, y no se quiere ir. Y los de Brasil, por la corrupción que generaron con Odebrecht, y que tiene al presidente Lula en la cárcel, misma que aquí se denunció y nada pasó. No. La gente en México está irritada y esa irritación social es la que ha aprovechado y tomado Andrés Manuel, para treparse al primer lugar, y ese 18 por ciento que le da la encuesta del diario Reforma, significaría aquella frase de: “Apaga y vámonos”, como cuando entraba al relevo Mariano Martínez, pitcher cerrador en los Yankees de Nueva York. El cronista decía eso, cuando lo veía calentar en el bullpen: ‘Apaga la luz y vámonos’, muy diferente a aquella de ‘esto no se acaba hasta que se acaba’, por utilizar términos beisboleros, o el último minuto también tiene sesenta segundos, del gran Fernando Marcos. Muchos opinan que este arroz ya se coció. Y que solo el candidato que va de puntero, nadaría de a muertito y a esperar el 1 de julio, para sentarse a gobernar a fin de año. A Narro le fue como en feria, los candidatos opositores, Anaya y AMLO, lo tundieron, le dijo el Ruso que el presidente Peña está en la menor aceptación que cualquier presidente de México, y eso es porque ‘ejerció un mal gobierno’. Y Anaya los tundió, también. Mal y de malas. El costo del boleto es muy alto. El PRI no puede esconder a tantos gobernadores priístas que están en la cárcel o huyendo o en procesos de extradición. Fue aquella camada que presumió Peña Nieto de la nueva generación del PRI, y salieron todos muy tentones. Ese precio lo va a pagar Pepe Meade, sin beberla ni derramarla, sin deberla ni temerla, así son las cosas, decía Walter Cronkite, cuando terminaba su afamado noticiero.
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