¿QUIENES de los demás priistas que aún quedan de la vieja guardia, propiamente dicha, del Partido Revolucionario Institucional, pueden gritar a los cuatro vientos que son priistas desde las entrañas de esta organización, como lo hizo recientemente René Juárez Cisneros, nombrado de manera provisional, dirigente nacional del tricolor, hasta en tanto se reúna el Consejo Político Nacional, para confirmarlo en el puesto o bien optar por otra designación, aunque en este caso, la idea es que el ex gobernador guerrerense, se quede de manera definitiva al frente del partido para dirigir las acciones del candidato a la Presidencia de la República, José Antonio Meade Kuribreña.
Al sustituir a Enrique Ochoa Reza, en la dirigencia nacional priista, José Antonio Meade, da su primer manotazo en firme y se desliga, con ello, del paternalismo político presidencial, pues busca, en otros grupos políticos que debieron estar desde el principio en la jugada, respaldarse en un proceso electoral de esta naturaleza, donde los golpes políticos provienen, tanto del exterior como del interior, pues basta citar los constantes rumores de que podría ser relevado de la candidatura, luego de que no se vieran acciones que lo subieran en las encuestas sobre preferencia electoral.
A la par, Meade, le dice a los priistas de todo el país, que no proviene, es cierto, de las entrañas del Partido Revolucionario Institucional, pero que ha traído a quienes sí lo son para sacar adelante el compromiso político que tiene con todo el priismo nacional y con la ciudadanía en general, sobre todo, en momentos clave y precisos de un proceso que ya ha caminado lo suficiente para dar resultados como son elevar los números en su favor.
Cuando menos en teoría, Pepe Meade, ya dio color, pues lo que sigue será concretar sus proyectos y programas de trabajo, comenzando, desde luego, con el aseguramiento de su campaña política en el sentido de penetrar lo suficiente para lograr recuperar los tiempos perdidos y acercarse al puntero de esta etapa política electoral.
Meade, como candidato presidencial, ha aceptado que la sustitución del dirigente nacional del PRI, fue su decisión, pues consideraba que era necesario hacer un cambio dentro del partido, lo que no quedará solamente en el Presidente del Partido, sino en toda la estructura política de esta organización, pues se espera que en fechas próximas continúen los cambios hacia abajo par darle mayor empuje al PRI, en esta campaña política que se tiene que ganar, puesto que en esta elección se estará jugando, sin duda, el destino del propio país, salvándolo, seguramente de manos aviesas que pudieran llevarlo al fracaso en tan solo seis años, como ya se esta previendo.
Es, propiamente, la primera vez, que José Antonio Meade, toma al toro por los cuernos y decide, personalmente, como ya lo aceptó públicamente, de que fue él, y solamente él, el responsable de estos movimientos dentro del partido político que ahora lo respalda para buscar la Presidencia de la República, y decimos lo anterior, porque no hay que olvidar que Meade, también lleva sangre azul, con la cual, ahora, compite directamente por la primera magistratura del país.
De esta manera, se da un capítulo interesante dentro del quehacer político del PRI, y las reacciones en todo el país, parecen, hasta ahora, positivas, puesto que era un hecho que se esperaba y que hacía falta para poder avanzar en el trabajo proselitista.
Veracruz, escuchó por última vez, a Enrique Ochoa Reza, en el acto de inicio de campaña de Pepe Yunes, como candidato a la gubernatura del Estado, donde se le notó profundamente ausente, tanto en sus palabras, como en su mente que no lograba reconocer conceptos propios, sino repeticiones de actos pasados, es decir, que no tenía, ya en ese momento, la fuerza de un líder que, quizá, ya sabía desde ese domingo veintinueve, que en cualquier momento podría dejar su responsabilidad como dirigente.
No es ni ha sido buen orador, pero en el acto se limitó a gritar algunas expresiones que no fueron suficientes para levantar el ánimo de los presentes, que en miles acompañaros al candidato Pepe Yunes, que al momento de hablar y expresar sus ideas y programas de trabajo, pidiendo humildemente el voto popular, comenzó a sentirse el verdadero calor político que se necesitaba en un acto de esta naturaleza.
En fin, Ochoa Reza, se fue, pero deja al PRI, en manos de quien, todo parece indicar, se las sabe de todas, todas, para lograr el objetivo político que se requiere.
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NO, DE NINGUNA MANERA, lo que esta sucediendo en el Comité Ejecutivo Nacional, repercutirá en los Estados, principalmente, en el de Veracruz, pues aquí, Pepe Yunes, decidió, desde el primer momento, que Américo Zúñiga Martínez, sería el dirigente estatal del tricolor. El ex presidente Municipal, seguramente permanecerá en su puesto, pero sí sería recomendable, en este momento, que como líder tricolor en el Estado, revisara cuidadosamente la estructura política con la cual está operando, porque en verdad, hay muchos que no están dando su trabajo al cien por ciento, ni tampoco responden a las necesidades del Partido Revolucionario Institucional, haciéndolo quedar mal, sobre todo, porque él es el único responsable de lo malo y de lo bueno que pueda suceder en una organización política de la dimensión que tiene la es de Veracruz.
Pero, si los resultados así lo exigieran, seguramente, que Pepe Yunes, también pondría las cartas sobre la mesa y exigir mayor esfuerzo o bien sustituir, en todo caso, a quienes, por lo pronto, no fueran elementos idóneos para el trabajo proselitista que se hace en Veracruz.
Américo, hasta donde se sabe, hace hasta lo imposible para corresponder a la confianza depositada, luego de que en sus manos, pusieran al partido, para coadyuvar en el rescate de la posición política más importante de la entidad veracruzana.
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