«Doña Frígida, ya se sabe es la mujer más fría del planeta. Una noche, su esposo don Frustacio, le pidió que lo recibiera en su lecho. -Oye, la última vez quue lo hicimos fue apenas el año pasado, ¿Y ya quieres de nuevo», bufó doña Frígida. Después de varias instanciaa de ruego durante varios días, la señora cedió al fin. Sin embargo, en el curso del acto conyugal, ella se puso a leer una revista del corazón. Llegó a la última página en el preciso instante en que su esposo alcanzaba el clímax de la unión. ¿Ya ves? le dijo doña Frígida: -«terminamos los dos al mismo tiempo. ¡Y dices que no tenemos compatibilidad sexual!». Lo escribe «Catón» en «Reforma».