Como comenté en la columna anterior, historia y geografía, en la forma en la que se hacía la grilla no hace mucho tiempo, eran dos condiciones indispensables para el logro de un objetivo (político) determinado, de acuerdo a una serie de circunstancias que se daban en un contexto político determinado. Esas dos condiciones, en su momento dieron buenos resultados, claro, combinadas con otros factores que también ya mencioné –dinero, por ejemplo-. Pero el político que era ducho en esas cuestiones era capaz de sobrevivir cualquier tipo de tormenta. El fin siempre justificaba los medios.
Pero hoy en día la política, por la propia competencia electoral, los mismos órganos electorales autónomos que salieron de la esfera de control de los gobiernos, más el dinero público que a través de las prerrogativas electorales gozan los partidos políticos, ha equilibrado las contiendas a tal grado que las otrora indispensables historia y geografía, ya no son aquellas herramientas que hacían ganar batallas a los políticos. Ya no. Hoy en día la política electoral ha alcanzado niveles de sofisticación y profesionalismo que aquel político que entienda esto y esté mejor preparado tendrá mayor probabilidad de triunfar.
Así es como han surgido nuevas ciencias, digamos que electorales, que ahora resultan esas sí indispensables para ganar elecciones en ambientes extremadamente competidos. Esa nueva realidad ha abierto paso a la logística, la arquitectura, se entiende que electoral; la prospectiva y la aritmética. Sin el dominio de estas ciencias técnicas hoy en día es imposible ganar elecciones, veamos.
Logística.- Se hace necesaria montar un entramado (harto) complejo que en los hechos es un sistema logístico en base a objetivos, planeación, organización y control de gestión de un sistema operativo en donde no puede fallar ninguna fase. De fallar alguna de éstas se corre el riesgo de que todo el sistema falle –dominó en caída- y no se alcance el producto final u objetivo planteado al inicio del proceso. Por supuesto que aquí intervienen otras herramientas como las comunicaciones, conocimiento geográfico electoral, estructura electoral (representación), acopio de actas electorales, vaciado en base de datos y el transporte, elementos indispensables para llevar a buen término una elección.
Arquitectura (electoral).- Llanamente, es el arte y la técnica de diseñar, proyectar y construir edificios y espacios públicos, aquí, referido al tema electoral, lo que se tiene que proyectar y construir es la campaña electoral. El objetivo básico es que la militancia, sus estructuras y sus cuadros conozcan las herramientas y la metodología que permita diseñar una campaña política exitosa. Hay que preguntarse antes qué quiere el candidato (s) y hacia allá apuntar el trabajo, con estructura, organización, visión transversal, coordinación e inducción electoral.
Prospectiva.- La prospectiva no es adivinar el futuro que nos espera, en cambio sí es visualizar potenciales escenarios que se desarrollarán en un futuro mediato o inmediato. Dicha anticipación nos va a permitir realizar una planificación que haga posible actuar en sincronía con aquello que, en teoría, queremos que ocurra. Hoy podemos visualizar un escenario posible si con anticipación hacemos lo necesario para que ocurra ese escenario proyectado. En materia electoral nada se puede dejar para lo último, el día de la elección. Hay que trabajar día con día durante la campaña para que el día de la elección las cosas se den tal como se habían anticipado prospectivamente.
Aritmética (electoral).- Esta se refiere al manejo del padrón electoral y de la lista electoral y de la cartografía electoral. Es decir, se necesita saber cuántos electores están inscritos, conocer la tasa de participación de cuando menos las últimas tres elecciones, por decir, 60% promedio, cuántos electores serían, por decir algo 54 millones, y con cuántos votos gana un candidato, en este caso presidencial, cuánto le gusta, el ¿35% de la votación total emitida?, es decir, poco más de18 millones de votos. Esa es la cifra que tenemos que proyectar aritméticamente para ganar la elección, de lo cual se desprende un cálculo de cuántos votantes simpatizantes del partido se necesita que sufraguen a su favor, en promedio, por casilla electoral.
Espero haber sido claro. Lo que quiero decir finalmente, es que una elección no es para improvisados ni para principiantes. Es algo muy serio que requiere de una maquinaria perfectamente aceitada en cada una de sus partes y engranes, funcionando en un tiempo y espacio.
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