Por Ramón Durón Ruíz (†)

Hay personas que están tocadas por el ángel de la vida y en la tarea que desarrollan están llenos de genialidad, ahí encontramos a pintores, cantantes, políticos, actores, cirujanos, empresarios, deportistas, escritores, poetas, todos con un común denominador: se sienten plenos y realizados en lo que hacen, además de ser exitosos y felices.
Admirador de la fiesta de los toros, aquilato en todo lo que vale a los hombres que desde el difícil arte de la lidia, por la maestría que ejercen y la pasión con la que arriesgan su vida, se convierten en un mito en la fiesta de los toros.
Uno de estos hombres que casi llega a leyenda lo fue sin duda Manuel Rodríguez Sánchez a) Manolete, uno de los mejores toreros de todas los tiempos, lleno de recursos taurinos, dominio sin par y un estilo propio, siempre vertical al mismo tiempo que elegante, “citando al toro de perfil y toreando de frente.”
El destino lo citó a su encuentro aquella tarde del 28 de agosto de 1947, cuando en Linares España, al entrar a matar a “Islero”, éste le atravesó con unos de sus pitones el triángulo de scarpa en su muslo derecho, que le produjo una inacabable hemorragia, que a pesar de los esfuerzos médicos lo llevarían a fallecer al día siguiente.
A esta gloria de los ruedos, cierto día un periodista le preguntó:
–– ¿Por qué cuando el toro viene directo a ti, te quedas bien plantado y no le rehúyes, como otros toreros lo hacen?
–– Porque entonces –respondió el genio de Córdova– ¡¡No sería Manolete!!
La moraleja es formidable: “La grandeza de Manolete no estribaba en su perspectiva frente al astado… sino en su férrea actitud ante la vida.”
Guardadas las debidas proporciones, así encontramos gente en los pueblos, que sea cual sea la modesta tarea que desarrollen, desde maestros, jardineros, pintores, plomeros, panaderos, choferes, periodistas, cocineros, hasta amas de casa, en donde estén, ahí no habrá quien les haga sombra, porque sólo ellos saben prodigarse a la diaria labor con la pasión y entrega que la vida les ha enseñado.
De ellos aprendo a entregarme a mi tarea de enviarle a usted diariamente un mensaje de alegría y optimismo con el más amoroso de mis esfuerzos, sin medias tintas, sin términos medios, de manera tal que cuando la tarde languidezca, sienta en lo más íntimo de mí ser la satisfacción del deber cumplido.
Son cientos los personajes que han tratado de desentrañar los mecanismos del humor; Pirandello, Bergson, Freud y muchos más, han intentado encontrar ese extraordinario resorte que en nuestra mente dispara a veces una sonrisa, otras una carcajada, pero todos coinciden en que el condimento indispensable del humor es la sorpresa.
El humor es un instrumento de liberación; Freud mismo habla de él como fuerza liberadora, una fuerza que le permite a los individuos –al igual que a través de los sueños– escaparse de la realidad y crear un mundo propio. El hombre, dejando de lado a la hiena, es el único animal que ríe. ¿Cuáles son las razones por las que goza de la exclusividad de la risa y no del llanto? A través de la risa acensas al mundo de abundancia espiritual que la vida tiene para ti.
Lo de los toros me recuerda la corrida del siglo, Sevilla, la Maestranza ¡Vaya cartel! Curro, Romero, El Litri y Espartaco. Un espectador que deseaba entrar, intenta colarse a la plaza pero no lo logra, finalmente se sube a un poste de la luz y consigue ver la corrida desde allí. El Curro Romero empieza a torear y todos:
–– ¡¡Ooooooooooooooooooooooooole!!
–– ¡El litri! –grita desaforadamente desde lo más alto del poste el espectador.
–– ¡¡¡Ooooooooooooooooooooooooole!!! –replican todos en la plaza.
–– ¡¡El Litri!!, ¡¡El Litri!! –grita cada vez más fuerte el aficionado.
Ya cansado se levanta uno del público y le dice:
–– Pero joder macho ¿qué no ves que el que torea es Curro?
–– Que venga el litri, el litricista, ¡QUÉ ME HE QUEDA’O PEGA’O!
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