«Impactante el contraste entre las reformas econòmicas de las ùltimas dècadas y las de naturaleza polìtico-electoral. Las primeras han seguido una lògica impecable y se caracterizan por la claridad de propòsitos. Las segundas han sido todas reactivas, chiquitas y de brùjula cambiante. Uno puede estar en acuerdo o en desacuerdo con unas o las otras, pero es indiscutible que se trata de dos «animales» distintos.. De las reformas poíìticas importantes se recuerda la de 1977 (JRH), que procuraba incorporar a las izquierdas en el espacio de plena legitimidad polìtica, y la de 1996 que creò una autoridad electoral independiente.. Gane quien gane, Mèxico requiere de un nuevo sistnma político, con pesos y contrapesos, sin facultades arbitrarias del gobernante». Es parte de lo que escribe Luis Rubio en «Reforma».