«Las libertades están bajo el asedio de sí mismas. Las libertades políticas conspiran contra las económicas y éstas contra las sociales. Dicha circunstancia es la que ha puesto en jaque el edificio de la democracia liberal y ha servido de impulso y argumento para que un populismo «renovado» cobre impulso bajo diferentes presentaciones: nacionalismo y racismo en las naciones poderosas; caudillismo y rencor social (justificado) en las naciones como México. Su común denominador es el desprecio que muestra hacia las instituciones, la intolerancia hacia el otro y el desprecio por los valores y principios de la democracia. Lo escribe Liébano Sáenz en «MIlenio»