Estoy que no me calienta ni el sol, el Grinch se queda corto a mi lado en una Navidad para olvidar, y ni el anuncio de que México será coorganizador del Mundial del 2026 junto a los Estados Unidos y Canadá me devuelve el ánimo perdido.
La verdad es que no me entusiasma el recién iniciado Mundial de Rusia. Le he perdido la fe al fútbol de mi país, o sea México para que no lo pierdan de vista, porque desde hace muchos años, en este país se practica un fútbol mediocre, que se ha estancado, que es incapaz de generar figuras futbolísticas de talla mundial que destaquen en algunas de las mejores franquicias de la élite mundial de clubes en países como Inglaterra, España, Italia, Alemania, Holanda y Francia. Por ahí tímidamente tenemos uno que otro garbanzo de un cuarto de libra como el Chucky Lozano o la estrella que parece que se está extinguiendo del Chicharito Hernández, de ahí en fuera media tabla y nada más, no hay material humano de calidad. Tristemente en Rusia creo que no tenemos un equipo mexicano como para pelear al tú por tú con los equipos élite del concierto mundial de naciones que son potencias futbolísticas.
Para el Mundial del 2026, que no está a la vuelta de la esquina, pues mucha agua va a correr antes por el río para que este suceda. Antes tendrá que pasar el de Qatar en 2022 y ya para ese entonces muchos de los que hoy estarán en Rusia no van a estar con aquel conjunto. Si acaso el Chucky, Laynez del América y aquellos que ahorita andan por los 20 o 22 años. Para acabarla de fregar, trasciende una imagen de Zaguinho haciendo gala de sus facultades no precisamente futbolísticas. Se dice, dice él, que fue víctima de un montaje. Vaya usted a saber, pero ese tipo de cosas luego luego se viralizan. Lo mismo pasó con la fiestecita que se aventaron los seleccionados con las treinta damas que resultó que no eran escorts, hasta primas y parientas lejanas de los futbolistas resultaron. Lo que hagan o dejen de hacer estos amigos me tiene sin cuidado. Allá ellos.
De lo que va a pasar el 1 de julio, pues ya ni hablar, parece que lo inminente ya nadie lo puede detener. Fue mucha la carga del desprestigio por escándalos de corrupción de este gobierno que, finalmente, le cobraron factura al que considero que es el mejor candidato presidencial de los cuatro que disputan el cargo.
A mis años ya no estoy para escuchar mensajes de optimismo de nadie. El panorama es muy gris, inclusive a nivel internacional. Se cierne sobre el país una época de pronóstico reservado. Difícil, muy difícil, tanto que a mí ni el Mundial es capaz de sacarme de este estado de pesimismo en el que me encuentro.
A ver qué pasa, ya falta poco para empezar a vivir lo que parece será una especie como de cambio de época y a ver cómo nos va.
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@gonzalezga