Durante un conversatorio con observadores electorales, el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, sostuvo que México vive una paradoja: mientras existe una desafección democrática y desencanto social por la democracia de los ciudadanos, al mismo tiempo, con su participación en la organización electoral, se han apropiado del proceso.
Frente a esa afluencia de ciudadanos que han aceptado participar como funcionarios de casillas, partidos, candidatos y autoridades electorales deben de estar a la altura de esa actitud ciudadana.
Recordó que en 1994 ya se vivió un proceso electoral en un contexto de violencia, aunque de otro tipo “pero los ciudadanos mexicanos le dijimos no a la violencia y sí a la democracia, hoy estamos en un contexto difícil de la vida nacional, pero la mesa está puesta para que las y los ciudadanos con su voto, no solamente decidamos libremente el futuro del país, sino reivindiquemos una vez más nuestro compromiso con la puesta democrática que desde hace tres décadas iniciamos”.
En su oportunidad, Salvador Romero, Jefe de la misión de observadores de la Unión Interamericana de Organismo Electorales aseveró que la violencia en los procesos electorales en América Latina se ha ido transformando de una que estaba centra antes en un origen de corte político. “
“Hemos pasado de una violencia que era claramente política e ideológica a una violencia que está en las elecciones, pero que no necesariamente tiene una motivación ni ideológica, ni una motivación política, sino que el objetivo de esa violencia es más bien el control de determinados territorios que pueden servir para actividades que están vinculadas, en algunos casos, con el crimen organizado”.
Subrayó que esta violencia si afecta los niveles de participación ciudadana que disminuye “y también, por supuesto, afecta la competitividad cuando los candidatos o algunos de los candidatos son asesinados, o algunas listas están obligadas a retirarse o deciden retirarse ante los riesgos que implica continuar participando”.
Por su parte, el ex embajador de Estados Unidos en México, James Jones, destacó la evolución que México ha tenido en su sistema electoral y citó como ejemplo que en su país existe poco conocimiento “en cuanto a la introducción de más y más dinero en las campañas y dinero que no, las autoridades no de verdad entienden bien de dónde viene el dinero, y con cuál propósitos”
En contraste, destacó “que México ha mostrado liderazgo en este aspecto, que los Estados Unidos no ha demostrado, México también ha mostrado un gran liderazgo al colocar en sus sistema de financiamiento público un régimen regulatorio y una capacidad de auditoría para tener la evidencia sobre si el dinero se utilizó mal y esa fue una violación de la confianza pública, si la ley fue obedecida o desobedecida por los funcionarios públicos.”