La insondable estupidez humana
Y que nadie se me sienta ofendido, y quien se sienta aludido, de antemano le pido disculpas, no quiero agraviar a nadie. Pero cuando el río suena agua lleva. Le atribuyen a Albert Einstein una frase que es como para pensarse, muy punzante, hiriente diría yo, pero cierta: “Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy tan seguro”. Yo comparto los dichos del extinto científico judeo alemán.
Los Estados Unidos de América están siendo desgobernados por un tipo que va más allá de la estupidez humana, lo que creo que también es como hacerle un favor, Donald Trump es indefinible. Este tipejo, además de ser estúpido e imbécil, y lo que sigue, es un criminal, es un neo fascista, supremacista, xenófobo, irracional, iracundo… y lo que sigue. Hace mucho años, que la figura de Adolfo Hitler producía en el que esto escribe una insana curiosidad, que no admiración, aclaro, leí un artículo del historiador estadounidense Timothy W. Ryback (“Los libros que dieron forma a su vida”, Nueva York 2010. Se entiende por supuesto del criminal alemán), en el cual se adentra sobre las lecturas que dieron forma al carácter ideológico y político del Tercer Reich, y en ese artículo encontré el siguiente fragmento de algo atribuido a Dietrich Eckart, que era algo así como el mentor intelectual del dictador:
“Necesitamos que nuestro caudillo sea alguien acostumbrado al ruido de una ametralladora, alguien capaz de hacer que la gente se cague de miedo —se cuenta que había dicho tres años antes, tomando unas copas en el Café Nettle de Múnich—. No necesito a un dirigente. La gente corriente ya no siente respeto por esa clase de personas. Lo mejor sería un obrero que supiese hablar. No es preciso que sepa mucho. La política es la profesión más estúpida del mundo (…) Dadme un mono vanidoso que sea capaz de tratar a los rojos como se merecen y que no salga corriendo cuando alguien lo amenace con la pata de una silla —dijo—. Lo prefiero a él (Hitler) antes que a una docena de profesores que mojen sus pantalones y se queden ahí sentados, temblando, con toda su ciencia”.
Carajo, qué miedo y repugnancia me producen estas ideas, que moldearon la fanática personalidad del criminal de guerra nazi, pero que bien pudieran ser parte del ideario que forjó a un tipo iletrado como Trump, pero también a muchos populistas que conozco. Eckart, que de alguna manera vio el “talento” de Hitler como un poderoso imán para manipular a las masas obreras y campesinas desposeídas de la Alemania derrotada y humillada de la posguerra primera, al conocer al creador del nacional socialismo a un hombre con una “pobrísima formación académica, política y literaria, pero con un talento natural en su oratoria (incendiaria), además, veía en él la virtud de ser un hombre común y corriente y de hablar en los términos en que habla alguien común y corriente. No quisiera pecar de estigmatizador, pero casi como hablan algunos que se asumen como salvadores de la patria.
Por recomendación de un amigo de la prepa leí ‘Mi lucha’ (Mein kampf), el libro a través del cual Hitler descarga todos sus afanes propagandísticos y el ideario que dio sustento al más deplorable episodio de la historia de la humanidad, al menos de la era moderna. Esa lectura, que además fue dinámica, fue una auténtica perdedera de tiempo y me arrepiento de haber leído semejante dizque libro. En descargo propio diré que eran de esas cosas que de repente leía uno por recomendación de algún desorientado amigo. Esos títulos abundaban en las librerías de aquellos años, “El judío errante” fue otra de esas espantosidades que leí aun siendo un adolescente. Auténticas pavadas.
Yo no me acabo de explicar todavía el cómo una sociedad occidental tan avanzada como la estadounidense fue capaz de elegir como su presidente a este ladino como Donald Trump. Hasta donde ha sido capaz de llevar su política migratoria para detener el flujo de migrantes a su país venidos del otro lado de su frontera sur, que aclaro que no todos son mexicanos, en verdad que me parece algo que nos debe avergonzar a todos como especie humana. No quiero reproducir lo que hizo en este espacio, ustedes lo saben mejor que yo. Y luego también esa política de aislar a los EUA de todo el mundo y de dinamitar las relaciones internacionales que su país mantiene con el exterior, fustigando a los principales líderes del planeta, lo que le ha dicho a Justin Trudeau no tiene nombre, o esa inexplicable guerra de aranceles con China, Europa y con México y Canadá, caray, no sé hasta dónde podría llegar. Estoy en un estado de estupefacción del que no puedo salir.
Caray, ojalá el próximo día 1 de julio los mexicanos no nos equivoquemos a la hora de elegir a nuestro próximo gobernante, auguro un diálogo de sordos y mudos, y que me perdonen las personas con estas discapacidades.
gama_300@nullhotmail.com @gonzalezga