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EFE

El expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica, que visitó este viernes a Luiz Inácio Lula da Silva en la prisión en la que el exjefe de Estado de Brasil purga desde el 7 de abril una condena de 12 años de prisión por corrupción, aseguró que lo encontró preocupado con el futuro de Brasil y de Latinoamérica.

Lo encontré con muy buen ánimo y buen temperamento; con unos kilos menos; leyendo muchos libros y preocupado, como no podía ser de otra manera, por el destino futuro de Brasil y de nuestra América», aseguró el exgobernante uruguayo en declaraciones que concedió a periodistas al final de su visita de 15 minutos.

Conversamos de esas cosas, de la preocupación que tenemos con América Latina», agregó Mujica, considerado junto con Lula como uno de los principales líderes de la izquierda en América Latina.

El exjefe de Estado de Uruguay, que visitó a Lula acompañado por la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), la senadora Gleisi Hoffmann, aseguró que los países de América Latina tienen que unirse hoy más que nunca para no perder protagonismo en el mundo.

Yo no lo voy a ver, pero ante el mundo que se nos viene, necesitamos que los latinoamericanos tengamos la astucia y la grandeza de darnos cuentas de que tenemos que tener fuertes vínculos, porque, si no, no existiremos. No somos ni el 10 % de la economía del mundo», dijo.

Mujica aseguró que su visita a Lula fue «muy cordial» y que hacía tiempo no veía al expresidente brasileño pese a la amistad entre ambos y a estar eternamente agradecido con su exhomólogo.

Pertenezco a un pequeño país y cuando Lula fue presidente de este país gigantesco tuvo una actitud de mucha consideración con los países pequeños de América Latina. Mientras Lula estuvo en la Presidencia, Brasil se comportó como una especie de hermano mayor. Y se lo tengo que reconocer y se lo reconozco siempre», afirmó.

Sobre la actual situación en Brasil, con el actual líder de las encuestas de intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre preso por corrupción pese a decirse un perseguido político, el exmandatario uruguayo dijo no pensar nada y que tan sólo observa.

Lo miro y me hago preguntas y tengo incertidumbres. Lo que más me preocupa es que el pueblo brasileño pueda encauzar su futuro, sobrellevar sus contradicciones, no perder su alegría y no caer en una confrontación penosa. Lo espero. Esos son mis sentimientos», dijo.

Mujica aseguró que Uruguay, un país pequeño rodeado por dos gigantes como Brasil y Argentina, sufre las consecuencias cuando uno de sus vecinos enfrenta una crisis.

Mi deseo de que Brasil pueda superar sus problemas no es gratuito. Si Brasil anda bien, nosotros andamos bien, y si Brasil anda mal, nosotros andamos mal. Es imposible escapar de los lazos que traza la economía cada vez con más factores complementarios e interdependientes. Por eso, si bien nací en Uruguay, mi patria se llama América Latina», afirmó.

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Tras unas breves declaraciones a la prensa, Mujica le ofreció un «abrazo» al pueblo brasileño y le deseó mejorías en su fútbol, en alusión al mal debut de Brasil en el Mundial de Rusia 2018, en el que no consiguió pasar de un empate con Suiza.

Poco antes de su visita a Lula, el uruguayo hizo un encendido discurso para las decenas de militantes que mantienen desde abril un campamento próximo a la instalación en la que el expresidente está detenido en la sureña ciudad de Curitiba.

Recuerden: los hombres y las mujeres pueden tener preso el cuerpo, pero la causa por la que luchan nunca será presa, porque camina con las piernas y los brazos de los compañeros. Vale la pena dedicar una parte del milagro de estar vivo a servir a la causa de la igualdad sobre la tierra», afirmó a los militantes.

Adelante compañeros», agregó, «Lula somos todos: todos los que tienen un problema en la inmensidad de América Latina», concluyó.

Pese a que está encarcelado desde abril y a que enfrenta otros seis procesos por corrupción, el PT lanzó hace dos semanas la precandidatura de Lula a las elecciones presidenciales de octubre, para las que figura como líder en todas los sondeos.

Sin embargo, su candidatura está virtualmente anulada, pues la legislación brasileña impide que condenados en segunda instancia, como es su caso, puedan presentarse a cargos electivos.