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Siempre es lo mismo, todos son iguales, votaremos por el menos peor… Es lo que nos repetimos una y otra vez, constantemente señalamos fallas de los candidatos, o nos enfocamos solo en justificar al que consideramos el mejor, pero al final es cierto que detrás de cada uno siempre hay un historial turbio. Hemos llegado a un punto de odio entre los ciudadanos, donde los simpatizantes de algunos lanzan amenazas a otros y en medio de los gritos, improperios y disparates sale ganando la intolerancia.
El 1° de julio se acerca, es probable que los pronósticos anunciados por distintas encuestadoras se cumplan, pero también es probable que más de uno se sorprenda con triunfos inesperados, las decisiones de la mayoría de votantes no están definidas y en cada entrevista, presentación o evento los candidatos o sus representantes dan material suficiente para cambiar las percepciones de quienes los elegiremos.
Puede quedar uno u otro, pero algo es cierto, ninguno llego hasta donde está con las manos limpias, cada uno de los contendientes buscó a como diera lugar quedarse con el puesto al que aspiran, votar por un solo partido en todos los niveles contendientes jamás será una buena alternativa y llegados a este punto ya todos tuvimos tiempo de escuchar propuestas, de ver cómo se deslindaban de hechos comprobados y cómo se atacaron con calumnias con tal de disminuir el impacto que pudiera tener cada uno, quizás no existe una figura perfecta, pero estamos olvidando que ellos serán solo representantes, después de las elecciones si queremos un verdadero cambio y esperanza para México lo que tiene que cambiar es la actitud de sus ciudadanos.
México necesita gente unida que no desprecie a quienes han crecido a base de esfuerzo y trabajo, gente que comparta su conocimiento y sus mejores ideas con otros para hacerlas realidad, necesita enaltecer sus raíces y sus costumbres, valorar a su gente para ayudarle a crecer. México necesita que no diferenciemos a las personas por su raza o color, pero que sí lo hagamos de acuerdo a sus capacidades para poder apoyar a quienes más lo necesitan. México necesita paz, pero no el perdón sin castigo a quienes tanto daño han hecho, necesita justicia y erradicar la corrupción, pero para ello no basta la voluntad y la honestidad.
Hay decisiones que se toman con el corazón, con la confianza de que lo que sentimos nos hará mejores, pero el 1° de julio no podemos dejar que la decepción, el coraje y el dolor nublen nuestro juicio, votemos por aquellos que se acerquen más a los representantes que realmente deseamos, aquellos que sabemos que trabajarán arduamente y que nos defenderán nacional e internacionalmente, votemos por los que tengan capacidad para dialogar, quienes sean capaces de escuchar y de generar propuestas creativas que beneficien a todos.
Y una vez pasadas las elecciones, hagamos valer nuestro derecho ciudadano, busquemos información constantemente en múltiples fuentes, no nos dejemos manipular por titulares amañados o noticieros que favorecen un único punto de opinión. Tu voto es importante, hazlo útil y con la libertad de hacerlo por quien tú consideres el mejor. Pero si al final del día no quedó quien esperabas, confía en nuestro sistema por duro que parezca y sal a las calles para trabajar por el México que quieres, no para reclamar por un fraude inexistente, ni para atacar a tu gente. Sal para apoyarnos unos a otros, sin importar el resultado en México todos nos necesitamos, demostremos unión.