Las alternancias llegaron para quedarse en Veracruz, al menos tendremos seis años para confirmar su consolidación a nivel local. Ahora estuvimos ante una elección inédita, seguramente irrepetible en cincuenta años, que hizo girar de rumbo a la alternancia. La disyuntiva estaba entre continuidad a la primera alternancia o elección de una nueva. El resultado deja un par de fuerzas políticas en condiciones de implantación real y competitiva, aunque con un enorme desnivel en la integración de los poderes Ejecutivo y Legislativo. No se ve como el otrora poderoso partido Tricolor pueda recuperarse y jugar algún papel de relevancia en la política veracruzana; su situación es bastante precaria. Claramente se configura un bipartidismo para los próximos años entre Morena y el PAN, con alguna presencia municipal de las otras fuerzas políticas. Al ser una elección múltiple la que acabamos de vivir es de obviedad que las tendencias federales impactan a las locales, lo cual hace que la integración de los poderes no necesariamente sea representativa de las inquietudes y propuestas locales. Ya hay un resultado y autoridades electas, debe asumirse con realismo y procesar la conducta futura de los actores políticos.
Decía Labastida, que el poder sirva a la gente; tiene razón. Es la esencia del ejercicio de Gobierno. En mucho la irritación social que generó este movimiento electoral tiene mucho que ver con el alejamiento de los políticos respecto de los intereses y preocupaciones de la ciudadanía. Ganar elecciones supone asumir responsabilidades, ganar abrumadoramente implica mucho mas deberes, cancela margen para las justificaciones y genera expectativas que pueden ser desproporcionadas. Al nuevo Gobierno de Veracruz, mucho le va a ayudar estar en sintonía y colaboración con el Gobierno federal. Una vez en funciones ya no tendrá espacios para las ocurrencias y omisiones, será exigido al máximo principalmente por sus votantes. El Gobierno de Morena en Veracruz, tendrá que tomar decisiones estratégicas y vitales para la marcha normal y renovada de sus obligaciones. Esto es, apostará al partidismo, lo que eso sea, o hará una convocatoria plural e incluyente; ejercerá como partido de Gobierno o tendrá la voluntad de separar ambos ámbitos de responsabilidades.
La moneda está en el aire para saber sobre capacidades y viabilidad de Gobierno. Somos un Estado grande en población, asentamientos humanos e historia; quien gobierne tiene que estar a la altura de esos factores. No parece sencillo Gobernar bien, es todo un reto para el nuevo grupo gobernante. Tendrán que preparase sólidamente, integrar equipos leales pero con ciertas cuestiones específicas y asumir en plenitud las responsabilidades. Nos va algo de futuro a los veracruzanos en el cumplimiento de las líneas básicas de lo ofrecido para obtener los votos. Es muy importante que el Gobernador electo y los diputados electos compartan la visión de las responsabilidades que les han sido conferidas. Estamos ante un mandato categórico. Contra las versiones color rosa debe haber algo de realismo sobre los grandes o gigantes retos veracruzanos. Ya se verá.
Recadito: la vida sigue, Veracruz sigue; cada quien a lo suyo.
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