El tema que voy a tratar, requiere de parte del lector, lectora, mucha apertura en cuanto a que lo que voy a tratar para nada sugiere, insinúa o entraña una connotación racista, xenofóbica, segregacionista o despectiva de parte de quien esto escribe, para nada.

Por el contrario, es como el reconocimiento tácito de las capacidades y aptitudes (físicas e intelectuales) orientadas al desempeño de un determinado grupo social para un tipo de trabajo en específico, que, según mi opinión, deberían acentuarse y acrecentarse en las sociedades modernas, máxime cuando el deporte profesional por ejemplo, tan valorado y tan bien pagado como es hoy en día, es un generador de una riqueza económica desmesurada para muchos deportistas de color, repito, que son exageradamente aptos física y atléticamente para determinados deportes, entre los cuales se encuentra el fútbol, el béisbol, el fútbol americano, el basquetbol, el boxeo, la lucha de espectáculo y el atletismo en general, de pista y campo, etc.

Y esta reflexión se me viene a la cabeza a partir la obtención del Campeonato del Mundo de fútbol por parte de la selección francesa. ¿Hubiera sido lo mismo si no hubiera contado entre sus filas a tanto jugador de origen africano como ya lo comentamos aquí también? La verdad no lo descarto a priori, pero lo dudo. Como dudo que el deporte estadounidense hubiera sido tan exitoso y dominante como lo ha sido en las competiciones olímpicas en disciplinas atléticas como el basquetbol, el boxeo, el atletismo de velocidad y de fondo, las pruebas de salto de altura y triple, inclusive últimamente en gimnasia olímpica con Simone Biles, que ganó cuatro medallas de oro en Río de Janeiro hace dos años.

Y el caso de Biles se venía repitiendo ya en boxeo olímpico, en donde los Estados Unidos dominaron el medallero de pesos pesados hasta que apareció el cubano Teófilo Stevenson, también de color, que ganó la medalla olímpica de la división en Múnich (1972), Montreal (1976) y en Moscú (1980), y ojo, pudo haber ganado una cuarta medalla sino se da el boicot de Cuba a los Juegos Olímpicos de Los Angeles en 1984. Y como Cuba, la historia se repite con Brasil en fútbol, son pentacampeones, en la República Dominicana (béisbol, lucha y levantamiento de pesas), Jamaica y, en general, todos los países del Caribe, incluyendo a Panamá, Venezuela y Colombia. Y lo mismo pasa con el maratón, en donde los atletas dominantes a nivel mundial son los keniatas y etíopes

Y aquí va el comentario peliagudo, a los negros no les pidamos que hagan ciencia o que escriban sobre conceptos sociales, filosóficos o económicos, tampoco les pidamos que hagan arte como la pintura –las artes escénicas-, no, no les pidamos eso porque eso no es lo suyo. Perdón por si este comentario molesta a alguien, pero el que escribe estas líneas hubiera querido tener las condiciones físico-atléticas para haberse dedicado a hacer deporte profesional en lugar de andar escribiendo estas reflexiones.

Qué hubiera sido de este mundo sin la gracia con la que flotaba sobre el ring como una mariposa y picaba como una abeja Muhammad Alí, o el fútbol sin ‘O Rei’ Edson Arantes do Nascimento, o el béisbol sin Hank Aaron, ¡y el baloncesto sin el vuelo infinito de Michael Jordan o los aguijonazos mortales de Kareem Abdul Jabbar!; y qué me dicen de la prueba de los 100 metros planos sin el jamaicano Usain Bolt o el golf sin Tiger Woods. Caray, nada más de béisbol podría hablar de 100 peloteros importantes y no terminaría de describir su monumentalidad con el guante y con el bate.

Por eso y por muchas otras cosas más que viva la raza negra, de la ciencia y de otras cosas menos trascendentales De esas cosas que se ocupen otros, ¡hombre!

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@marcogonzalezga