Por Ramón Durón Ruíz (+)
EL buen sentido del humor del mexicano sorprende a propios y extraños, con su calidez e ingenio, con ese mágico toque de inspiración, buena fe e ingenuidad, te ayuda a trasformar los riesgos en oportunidades, encontrando la cuadratura al círculo, para resolver satisfactoriamente los problemas.
El buen sentido del humor, beneficia nuestra química orgánica, además que nos lleva a disfrutar la vida, sus resultados son alentadores, nos motiva a trabajar con empeño, a continuar con un proceso de innovación permanente, es una red de conectividad con el universo.
El buen sentido del humor, sintetiza cada experiencia, dejándote una enseñanza llena de sabiduría, que enriquece tus sentidos y los consciente en tu santuario de amor, alegría, paz interior y tranquilidad, que te llevan a adoptar una nueva forma de vivir y gozar la vida.
Para el viejo Filósofo de Güémez, en el viaje en este breve espacio en la terrenalidad, resulta imprescindible gozar del buen sentido del humor, que en una sociedad como la nuestra, es una crítica profunda a la superficialidad y a la banalidad de los partidos políticos.
Este Filósofo, es un personaje que deambula entre el mito y la leyenda, entre el genio y la locura, cada mañana, me rio de los problemas, al hacerlo dignifico mi vida y me sensibilizo, sabiendo que todas las cosas bellas del universo, se pueden ver y tocar, pero en el fondo el secreto es redescubrir el universo sintiéndolas.
La lección que Cristo nos dejó: “Amad los unos a los otros”, no la hemos experimentado, hemos olvidado en el misterio de la vida, aprender a vivir juntos, como hermanos, –estamos hechos por las mismas manos y el mismo barro– a favor de la tolerancia, por que si no, por medio de las discrepancias moriremos como tontos.
El humor, es un viejo refugio de la paz, el amor, la armonía y la felicidad, te ayuda a explorar palmo a palmo el universo, adquiriendo una visión panorámica de conjunto, en donde ¡yo, soy tu!, ¡tu, eres yo!, y ambos ¡somos uno con DIOS!
El buen sentido del humor, tiene la virtud de proveerte de un ilimitado número de oportunidades, para que tomes impulso y vayas más allá de tus límites, para que realices tus sueños.
En un mundo marcado por la prisa, la adrenalina propia de ir y venir entre duelos simultáneos, nos tensa, vivimos en la supervivencia; mientras por su parte el humor trasforma el fastidio en un actitud mental positiva, te detiene un instante, para que tomes conciencia de tu poder, haciendo una luna de miel con la vida, te lleva a recordar que la vida es una fiesta, en donde eres el invitado de honor, por ello, es transcendente que des rienda suelta al amor incondicional.
Cada nuevo amanecer, el universo conspira a tu favor y te da la oportunidad de acariciar la rica tersura de la vida, tu vista descubre paisajes que antes pasaban desapercibidos, te enseña que trabajar no es una carga, es un placer ilimitado, en donde pones a funcionar en reverencia al universo tus poderes vitales.
Para éste Filósofo, cuesta lo mismo andar de buenas que de malas, sólo que los resultados son opuestos, el buen sentido del humor te salva del infortunio; cambia lo grave por lo sencillo; te vuelve abierto y cálido; elimina los pensamientos obsesivos; abre tu corazón para que reinventes tu vida; te conecta con la capacidad de asombro; convierte lo irrealizable en éxito; equilibra tu energía vital, conectándote con la fuente de la vida.
A propósito del buen sentido del humor, el Filósofo de Güémez en esa fraseología llena de sentido común del que el mexicano goza, afirma:
“Hay mujeres que son como las llaves; nadie te las roba…
¡LAS PIERDES POR ‘ENDEJO!”
“El cerebro funciona las 24 horas, los 365 días del año, excepto cuando tu vieja te pregunta…
¡ON’TABAS ‘ABRÓN”